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¿Quién me amenaza de muerte? Caralvá

Caralvá

Intimissimun

Es una respuesta que espero encontrar algún día, ese miserable sicario es un cobarde oculto en las redes sociales, ese despojo humano me amenazó de muerte… Bien, que así sea; su proclama ha llegado a oídos que esperaba.

También debo agregar que esa bravata incluía al Diario Co Latino, una acción nada original puesto que el siglo pasado el periódico fue incendiado y su trayectoria le ha valido no pocas amenazas del autoritarismo, de tal forma que su bulo es parte de la época que vivimos…  la dictadura.

De alguna manera es un privilegio conocer cómo será el fin de mis días, tiene un sello de poesía clásica como la de Pedro Geoffroy Rivas anotado en: Vida, pasión y muerte del anti-hombre… sus versos reflejan parte de nuestra acción en el quehacer literario, pero como pueden comprender estas letras solo les duelen a los incondicionales anónimos de las redes sociales:

“Vivíamos sobre una base falsa,

Cabalgando en el vértice de un asqueroso mundo de mentiras,

Trepados en andamios,

Fabricando castillos en el aire,

Inflando vanas pompas de jabón,

Desarticulando sueños.

Y mientras

Otros amasaban con sangre nuestro pan,

Otros tendían con manos dolorosas

Nuestro lecho engreído

Y sudaban para nosotros la leche que

sus hijos no tuvieron nunca.

Ah, mi vida de antes sin mayor objeto

que cantar, cantar, cantar,

como cualquier canario de solterona

beata.

Ah, mis veinticinco años tirados a la

Calle.

Veinticinco años podridos que a nadie

le sirvieron de nada.

Pobrecito poeta que era yo, burgués y bueno” …

Así fue durante muchos años en sangrienta guerra civil, luego el conflicto, el exilio, el retorno fatigado y ahora la dictadura… parece que el tiempo nos hace jóvenes, porque retornamos a ese evento de historia juvenil, pero debo anotar que rechazo la idea de ser “inmortal”, ni deseo ser el primero de este tipo, uno no debe ser tan vanidoso al desafiar las estadísticas.

Acá agradecemos la llegada del sol cada día, la generosidad de amigos y amigas en los peores días del desempleo, conocemos los sueños, el pan nuestro de las calles, la memoria oral con leyendas de personas salvadas por respirar bajo el agua por medio de cañas de bambú, también el sabor amargo que provocan los compañeros sedientos de dinero traicionan sus propios pasos, reniegan de sus amigos, no escuchan reclamos y abrazados al becerro de oro se declaran fieles apóstoles de la represión contra sus ex amigos… Ni vale la pena mencionar a personajes que fueron desleales, allá ellos con sus nombres impronunciables, mientras nosotros aún podemos trazar un signo de esperanza que acompaña los desgastados zapatos, pero lustrados con la inocencia que mañana será mejor.

Sabemos que un cambio social es cuestión de uno o dos lustros, las amenazas cumplidas las conocemos por centenares, lo mismo el infortunio de los desaparecidos, las llamadas anónimas contra inocentes, es una realidad desgraciada y terrible, hasta parece ser una imposición para los pobres, a pesar de todo continuamos en ese sendero vital, plagado de pequeños triunfos, esos humildes regalos que otorga un jardín de rosas al florecer o la felicidad de no estar solos.

Y bien… un día sucederá el fin, como el ocaso con estrellas luminosas y después el alba que nos encontrará en paz, con el mar en su inmensa frontera azul.

Al sicario que me amenazó y que vendió su alma al diablo, le pedimos dé la cara como los valientes o le teme a la poesía. amazon.com/author/csarcaralv

 

 

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