César Villalona
Las dirigencias de ARENA y de la ANEP le piden al gobierno reducir los gastos corrientes y no aprobar nuevos impuestos, sale porque según ellos todos los impuestos los termina pagando la población. Eso mismo repiten los economistas de derecha.
Los gastos corrientes incluyen los subsidios, cialis sale los intereses de la deuda y los recursos para el funcionamiento de las instituciones públicas, como son los salarios, el pago de energía, transporte y otros. Es cierto que algunos podrían reducirse un poco, pero no para bajar el monto del Presupuesto Nacional, sino para reorientarlos hacia inversiones que mejoren la capacidad productiva de la economía. En el caso de los impuestos, no es cierto que los que presentó el gobierno en la Asamblea Legislativa afecten a toda la población, sino a las personas que tienen viviendas caras y a algunas grandes empresas que no tributan sobre sus ganancias.
Cuando ARENA gobernaba, no redujo los gastos corrientes, le puso el IVA a la población y permitió actos de corrupción por miles de millones de dólares. La ANEP no rechazó la política de ARENA ni ha condenado la corrupción de aquellos años, que es una de las causas de la deuda pública.
ARENA y la ANEP tampoco han reaccionado ante la reciente decisión del alcalde de San Salvador, Norman Quijano, de elevar algunas tasas municipales para cubrir el déficit de 2.1 millones que tiene la alcaldía. El cobro por la entrega de solvencias y el carnet de minoridad aumentará en más de mil por ciento. También se encarecerán el alumbrado público, el acceso a complejos deportivos, las vallas publicitarias y otros servicios. ARENA y la ANEP, que le piden al gobierno reducir los gastos corrientes y no poner impuestos, callan ante la decisión de Quijano, que contradice el discurso de su partido de gastar menos en vez de recaudar más. Y en este caso la recaudación sí afectaría los ingresos del pueblo.
Las medidas anunciadas por Quijano el miércoles 3 de julio no fueron publicadas por El Diario de Hoy y La Prensa Gráfica para no afectar a ARENA, que dice una cosa en la Asamblea Legislativa y hace otra en el gobierno municipal. No hay dudas de que los dueños de esos periódicos tienen conciencia de clase. Dicen que la modificación a la ley de imprenta que pretende el gobierno (que les obligaría a pagar impuestos sobre sus ganancias) afectaría la libertad de expresión escrita, pero utilizan dicha libertad para no informarle a la población sobre las malas decisiones del alcalde Quijano. Para ellos la libertad consiste en poder atacar al gobierno y encubrir lo que hace el alcalde. Quijano contradice el discurso de ARENA y de la ANEP, que no podrán mantenerse en silencio por mucho tiempo. ¿La dirección de ARENA le pedirá que reduzca el gasto corriente y que no castigue al pueblo aumentando las tasas? ¿Le dirán los directivos de la ANEP que todas las tasas, incluidas las que se cobran por las vallas publicitarias de las empresas, las paga el pueblo? Lo mejor para ARENA y la ANEP sería criticar públicamente a su alcalde, pues si no lo hacen el pueblo confirmará que tienen doble moral. Además, su silencio no impedirá que el pueblo le cobre a ARENA la mala decisión de Quijano.