Salvador Ventura
El director de El Diario de Hoy no oculta su racismo y lo expresa de diversas formas, ambulance cialis dando calificativos como “Evo, el emplumado”, o “Evo suéter”, al referirse al presidente de Bolivia, o bien ingresando a temas culturales o religiosos, como al cuestionar los textos literarios utilizados por el sistema educativo nacional.
En diccionario define el racismo como una forma de discriminación centrada en diferencias biológicas, reales o imaginarias, pero siempre partiendo de relaciones jerarquizadas de desigualdad entre grupos humanos o mediante expresiones denigrantes emitidas por una persona contra una etnia determinada.
De acuerdo con el editorialista el no utilizar “clásicos españoles del Siglo de Oro, ninguna novela de los clásicos franceses, fragmentos de obras griegas, nada de Dante, de premios Nobel como Juan Ramón Jiménez, cuentos de los grandes narradores rusos u obra poética de hispanoamericanos”, es atentar contra su formación.
El señor director califica de “pobres a los alumnos de kindergarten” por cantar el Himno Nacional en náhuatl, como si fuera un delito o un irrespeto a los métodos de enseñanza o una conspiración contra la pedagogía , por lo demás es un desconocimiento de nuestra historia y de los mismos contenidos de los textos educativos.
En primer lugar, nosotros somos descendientes de los pueblos originarios y las presentes y futuras generaciones tienen el pleno derecho de conocer la historia, no sólo de la invasión y conquista de los españoles, sino del despojo y el etnocidio cometido contra los nativos en el siglo XV y posteriores años.
El castellano es un idioma legado por los conquistadores, el náhuatl es el idioma originario de los pueblos nativos y debería hacerse ley de la república el incluir su enseñanza en los textos escolares, como lo hacen en otros países como en Paraguay, donde el guaraní, es la segunda lengua oficial y hablada por más de ocho millones de personas en América del Sur. Los textos escolares ya incluyen la lectura de libros clásicos y lo mismo se estudia a los grandes novelistas rusos, los franceses, los norteamericanos, como los latinoamericanos, hemos participado de círculos estudiantiles donde se analiza y se hacen resúmenes de las obras de Gabriel García Márquez, de Roque Dalton y de Alejandro Dumas. El editorialista de El Diario de Hoy está desfasado, peca por omisión o ignora los actuales contenidos de los textos educativos sobre todo en los años superiores de primaria, secundaria o bachillerato. Por lo demás, hay muchas palabras y frases coloquiales ya aceptadas por la Real Academia de la Lengua. Los salvadoreños utilizan con frecuencia palabras como “volado”, “chunche”, “desparpajo”, “babosada”, “nomasito, incluso uno de los dos libros de poesía escritos por Salarrué lleva como título Mundo nomasito. ¿Cuál entonces el problema o el delito cometido por los salvadoreños al utilizar estas “muletillas”, como las califica el señor director?
Es, además, atrevido hablar de “multas y problemas para acreditarse” a los colegios privados si se niegan a estudiar determinados textos literarios o enseñarle a sus alumnos (no obligatorio) a cantar el Himno Nacional en náhuatl. No se trata de “gratificar” a confundidos, pero sí ayuda al conocimiento de alumnos de primaria, secundaria e, inclusive, universitarios. Es más, los estudiantes deben estudiar a fondo la historia de nuestro país, conocer el origen del despojo de las tierras a los pueblos originarios, la extinción de los ejidos y la promulgación de la Ley de Vagancia para convertir a los legítimos propietarios de las tierras comunales en jornaleros y empleados de los terratenientes. El leer, coincidimos con usted, señor director, “contribuye muchísimo a desarrollar la inteligencia”, pero no sólo las obras literarias del gusto de unos pocos, porque no sólo lo clásicos de la literatura universal logran tal propósito, sino también libros de historia y sociología donde se narra el origen de nuestra nacionalidad. Los autores salvadoreños como Claribel Alegría, Roque Dalton, Manlio Argueta, Salarrué, Hugo Lindo, Alfredo y Miguel Ángel Espino, Raúl Contreras, Alberto Masferrer, Arturo Ambrogi, Claudia Lars y muchos más, deben ser leídos y analizados sin censura de ninguna naturaleza, mucho menos haciendo distinciones particulares de quiénes son buenos o malos.
Los panfletos son dañinos, pero entendemos no forman parte del conjunto de obras incluidas en el sistema educativo nacional, como parece dar a entender el director de El Diario de Hoy en su editorial “Pésimas lecturas para estudiantes que dejan mala huella”, publicado el viernes 13 de marzo del año en curso.
Lo que debe ser desterrado para siempre de toda manifestación cultural es el racismo, la injuria y la difamación. Lo mismo la apología del crimen, el narcotráfico, la violencia sexual o de género o las prácticas reñidas con la moral y las buenas costumbres.