En oportunidades anteriores, cialis here en este espacio cultural, medicine hospital se ha establecido la diferencia entre verdad y certeza. Sobre ambos términos aterrizamos que es un tema que le compete a la epistemología. No olvidemos que todas y todos epistemologizamos sobre temas diversos. En lo particular, una persona puede tener la certeza sobre algo pero no necesariamente ese “algo” es verdadero. Por verdad se entenderá aquel juicio o proposición que no se puede negar racionalmente y que es aceptado de forma general por una colectividad; por certeza como el conocimiento seguro y evidente de que algo es cierto. Esto es lo que sucede con las verdades y certezas sobre la fiebre chikungunya, conocida y reconocida popularmente como chik.
La fiebre chikungunya es una enfermedad ya anunciada en la región por la Organización Panamericana de la Salud –OPS- desde el 2012. Para junio del presente año aparecen en el país los primeros casos de esta enfermedad, con variaciones en los signos y síntomas que la bibliografía refiere, por tal razón en un primer momento los clínicos y epidemiólogos nacionales la clasificaron como fiebre exantémica aguda (exantémica viene del término exantema que se refiere a la erupción o irritación rojiza de la piel -tipo sarampión o sarpullido- y aguda que está relacionada con la sensación viva e intensa, acompañada con dolor grave y de corta duración).
El término chikungunya proviene del dilecto makonde (Tanzania, África) que significa aquel que se encorva, porque precisamente son los dolores en las articulaciones del cuerpo humano y la fiebre las que caracterizan la enfermedad.
En términos socioculturales las situaciones de riesgo son conceptos intangibles y abstractos. En nuestro país muchas personas no reconocen el concepto de riesgo relativo a los que están sometidos, así que sus decisiones pueden estar basadas en razonamientos erróneos. Respecto al chik se dice que es una patología que se transmite por contacto directo (hablando, compartiendo objetos personales, el acercarse unas personas con otras, entre otras), situación que NO ES VERDADERA porque la única manera de enfermar o morir es a través de la picada de un zancudo infectado e infectante de la especie Aedes aegypty.
Coyunturalmente las comunidades tienen otras prioridades. En muchas ocasiones, la población percibe que los temas de la vida cotidiana (violencia social, situación económica, social, entre otras) son más importantes que otras situaciones de riesgo, como el mismo dengue y la fiebre chikungunya.
Sobre esto último muchas personas no suelen reconocer su propia vulnerabilidad ya que le dan vida y cabida en sus hogares y comunidades al mosquito transmisor de ambas enfermedades. Consideran que las situaciones de emergencias, epidemias y desastres por fenómenos naturales o provocados por el ser humano no pueden evitarse, cuando se sabe que en el caso del dengue y chik, ambas enfermedades pueden prevenirse a través de prácticas sencillas y de bajo costo [lavado de pilas y barriles aplicando lejía en las paredes de los recipientes cada cinco días (conocida como la untadita); el tapado hermético; el poner bajo techo recipientes que pueden acumular agua; la eliminación de inservibles; patio limpio; uso de peces, entre otras prácticas].
Es típico que las y los salvadoreños tengamos la tendencia de responsabilizar a otros de sus propias decisiones, en ese sentido la población considera que el alza de casos de dengue y chikungunya es un problema exclusivo y de competencia del Ministerio de Salud, exonerándose de todo tipo de responsabilidad en el control del vector transmisor.
Todo lo anterior explica o da cuenta de la poca participación intersectorial en las jornadas y campañas de prevención y control para el manejo integral del vector a nivel personal, familiar, institucional y comunitario convocadas por la Dirección Nacional de Protección Civil y con rectoría del Ministerio de Salud no hayan tenido el impacto que se esperaba.
Este escenario puede cambiarse si cada persona asume como propio el problema de dengue y chikungunya; no es fumigando todo el país como resolveremos este problema, sino más bien responsabilizándonos de la búsqueda, identificación, eliminación y destrucción de criaderos de zancudos en nuestras casas, centros de estudio, lugares de trabajo y comunidad.
Respecto a esto último una nueva oportunidad se nos presenta y está relacionada con la participación activa y consciente en la cuarta jornada nacional de prevención y control del dengue y chikungunya programada para los días 14, 15, 16 y 19 de octubre de 2014; para mayor información sobre esta jornada y otros temas de salud consulte la página web del Ministerio de Salud http://www.salud.gob.sv/
Sólo atacando al zancudo en su etapa de huevecillo y acuática (y no adulto volador) es la manera más racional para la prevención y control del dengue y chik.
Óscar Sánchez
Intelectual e investigador