César Ramírez
@caralvasalvador
El fenómeno de la organización para el delito tiene diversas acepciones, puede denominarse mafia, cosa nostra, camorra, banda, maras, pandillas, la familia, clan, tribu, secta etc., el resultado es el mismo “crimen organizado” en sus diversas expresiones, que puede actuar con armas o sin ellas, denominados de “cuello blanco” como el fraude, peculado, estafas, hurtos, robos, falsedad material, testigo falsos, suplantación de identidad, etc. el resultado es daño a la sociedad y personas afectadas por estas estructuras dedicadas a las mentiras legales e ilegales.
Hemos repetido en diversos artículos que se necesita un cambio cultural en la visión social y estructural sobre el tratamiento represivo y educativo hacia las organizaciones del crimen como las pandillas, ese tratamiento debe poseer el componente re-educativo a las familias junto a los privados de libertad, a sus hijos, parientes, amigos, socios, etc. que son influenciados por ese fenómeno social y cultural.
Se trata de un enfoque de intervención de todos los aparatos educativos, culturales y religiosos en la nación, junto al Estado y la sociedad.
Se debe comunicar contra esa realidad delictiva, se debe involucrar a Centros Culturales, Universidades, Medios de Comunicación, Educación del Estado, Iglesias, Centros Urbanos y sus directivas, centros deportivos, artísticos, organizaciones sociales, partidos políticos etc., para divulgar un programa que promueva valores como: trabajo, educación, constitución, derecho, Historia, inclusión social etc. hacia el siglo XXI, lo cual significa oportunidad de movilidad social y tiempo de realización generacional transparente, con una inclusión del Estado, las empresas privadas, las jerarquías económicas, productores agrícolas y todas las fuerzas vivas en esta gran asociación hacia un modelo viable junto a los excluidos.
La educación para un cambio cultural deberá iniciarse en las prisiones del Estado, ahí donde residen ahora los 43,000 arrestados durante Régimen de Excepción (28JUN022 MISEG) y los anteriores 40,000 acumulando 83,000 reos, una cifra impresionante que incluye a muchos inocentes.
Los testimonios de crueldad de algunos ciudadanos liberados son desgarradores, pero tienen en común la denuncia que dentro de los penales quienes “mandan” son los pandilleros, ahí relatan golpizas, violaciones, torturas y muertes hacia otros cautivos, de tal forma que no es correcto afirmar que se tiene control al capturar a los terroristas, puesto no existe vigilancia al interior de las mazmorras.
Las prisiones son violencia legal contra privados de libertad para su reincorporación a la sociedad, en consecuencia, la reeducación con valores se ejercerá desde ese sitio, existen modelos de re-educación exitosa conocidos a nivel internacional.