Madrid/dpa
Lejos de mostrar la fiabilidad que se le presupone a dos planteles tan millonarios, Real Madrid y Barcelona parecen en estos días dos gigantes con pies de barro, equipos con defectos visibles que auguran emoción en la Liga española y sufrimiento en la Liga de Campeones.
Lo ocurrido el pasado sábado parece un perfecto resumen de lo que está siendo la temporada para ambos colosos.
Mientras el Real Madrid acabó hundido para empatar 1-1 en su estadio ante el Atlético, el Barcelona desaprovechó la oportunidad de situarse líder al caer 2-0 contra todo pronóstico ante el modesto Málaga.
La prensa fue demoledora en sus análisis y el diagnóstico es el mismo para los dos protagonistas: no juegan bien. Pero las causas son diferentes. Y en ambas ciudades se mira hacia el mismo lugar: el banquillo.
Hace tiempo que el técnico del Real Madrid, Zinedine Zidane, se mantiene bajo sospecha por dos motivos: su declarada y demostrada devoción por la “BBC” -la delantera formada por Karim Benzema, Gareth Bale y Cristiano Ronaldo- y sus problemas para leer los partidos, algo que se manifiesta especialmente en los cambios.
Ambas circunstancias quedaron expuestas plenamente en el choque ante el Atlético. Diego Simeone, el técnico del equipo rojiblanco, consiguió acorralar a su rival quitando al delantero Fernando Torres para meter al volante Ángel Correa.
Un cambio aparentemente defensivo, pero que resultó lo contrario. El Atlético propuso una línea de cinco centrocampistas para generar superioridad sobre su rival, quitarle el balón, dominar y finalmente empatar.
La respuesta de Zidane fue extraña para el Bernabéu. Quitó a Toni Kroos y puso a Isco, dejando a la “BBC” sobre el campo. “Nocivo cambio”, opinó “Marca”. “Resulta complicado de entender el cambio de Kroos, el mejor de la medular (95% de precisión en el pase y seis recuperaciones), por Isco”, amplió “As”.
El público le pedía cambiar un delantero por un centrocampista.
La hinchada del Real Madrid se está acostumbrando a no vivir un partido tranquilo porque su equipo no gobierna los encuentros.
Y no lo hace porque su centrocampista Luka Modric está en baja forma y a sus tres delanteros les cuesta hacer goles y “sufrir juntos”, como declaró el sábado el central Sergio Ramos.
Lo curioso es que cuando Zidane rota con teóricos suplentes, el equipo se muestra más solvente. Por eso, la alineación está en debate.
El Barcelona también es insolvente, pero por diferentes circunstancias. Principalmente porque sus “actores secundarios” -André Gomes, Lucas Digne, Denis Suárez, Jeremy Mathieu o Paco Alcácer- no están respondiendo cuando su técnico, Luis Enrique, decide refrescar el equipo.
No siempre está la “MSN” -Lionel Messi, Luis Suárez y Neymar- para salvar los partidos.
La derrota en Málaga trajo un aluvión de críticas. Y el dedo acusador señala a Luis Enrique por introducir rotaciones masivamente.
“La maniobra de Luis Enrique en Málaga fue desconcertante, puesto que llegó justo en el momento que había logrado tener a punto el equipo titular en su momento de forma óptimo”, analizó “Sport”.
Otra circunstancia cobró especial relevancia tras la derrota en Málaga: Ivan Rakitic y Gerard Piqué forzaron en la anterior jornada la quinta amarilla y borrar su ciclo de amonestaciones con el fin de llegar sin riesgo el clásico ante el Real Madrid del 23 de abril. Quizá cometieron un error de cálculo.
El Barcelona perdió ya 24 puntos en esta edición de la Liga española, en la que cayó ante equipos modestos como Alavés, Celta de Vigo, Deportivo de La Coruña o el propio Málaga.
La irregularidad mostrada por Real Madrid y Barcelona permite pensar en un final de la Liga española muy emocionante, pues todo puede pasar.
Los “regalos” que hace uno los devuelve el otro en cuestión de horas, como ocurrió el sábado. El 23 de abril se enfrentarán en el Santiago Bernabéu con media Liga en juego.
Sin embargo, esa emoción para el torneo nacional se transforma en peligrosa incertidumbre en vísperas de la apertura de los cuartos de final de la Liga de Campeones.
El Barcelona jugará el martes en el campo de la Juventus de Turín y el Real Madrid visitará el miércoles al Bayern Múnich. Dos rivales que tienen sobrados recursos para penalizar cualquier debilidad.