Madrid/dpa
El Real Madrid clasificó para la final de la Liga de Campeones a pesar de caer 2-1 ante un Atlético que hizo sudar al rey de Europa, pero no evitó que el vigente monarca se cite en la definición de Cardiff con la Juventus.
El conjunto blanco hizo bueno el 3-0 de la ida, pero lo cierto es que tuvo que sufrir su pase mucho más allá de lo que dice el resultado. Porque el Atlético lo tuvo contra las cuerdas con su huracanado arranque y dos goles en 15 minutos. Pero el campeón resistió agarrado al pie de un Isco imperial y el descuento en el momento clave, justo antes de la pausa.
El Atlético fue una apisonadora en el comienzo, un equipo completamente poseído ante un Real Madrid que vivió 15 minutos en el rincón. Oblak comenzó el sueño rojiblanco con una espectacular parada. Lo que llegó después fue el delirio.
A los 12 minutos se adelantó el Atlético con un gol de Saúl en un saque de esquina y tres minutos después llegó el segundo tanto con un penal cometido por Varane sobre Torres que Griezmann transformó. El Calderón se caía. Sus colores estaban a un gol del imposible, de igualar la eliminatoria.
El Atlético había llevado la serie a su terreno haciendo daño al Real Madrid con su presión y los lanzamientos en largo para buscar segundas y terceras jugadas. Todo lo que no hizo en la ida. Pero se paró.
No se sabe si por voluntad propia o porque el Real Madrid comenzó a leer mejor cómo encarar a su rival, lo cierto es que el conjunto blanco tomó aire en torno al balón. El equipo de Simeone retrocedió y el duelo mutó su escenario.
Fue el momento de Isco y Modric, los dos mejores jugadores visitantes hasta que llegó un tercero. Su nombre, Karim Benzema.
A tres minutos del final, el francés controló en la línea de fondo y en apenas una baldosa dejó en el camino a tres jugadores rivales. Cedió atrás, Kroos remató, Oblak repelió e Isco apareció para empujar a la red.
Un gol que cambiaba radicalmente la eliminatoria, que tan incierta se había puesto con el furioso arranque local. El Atlético había perdido su oportunidad cuando tenía a los blancos con las rodillas en el piso.
Todo fue diferente en la segunda parte. El gol del Real Madrid había tenido un efecto demoledor, tanto futbolístico como anímico. Isco era el dueño absoluto del duelo, un jugador muy por encima del resto. Más allá de su gol, su influencia en el partido fue brutal propiciando que el Real Madrid se encontrara muy cómodo en el Calderón después de pasar momentos de agonía.
Por supuesto, al Atlético le quedará siempre su espíritu indómito y a los 66 minutos tuvo una enorme oportunidad que contó con dos paradas tremendas de Keylor Navas en remates de Yannick Carrasco y Kevin Gameiro. El equipo rojiblanco ya solo luchaba por el triunfo. Con enorme dignidad.
Entre llegadas de uno y otro equipo se fue un partido memorable, ese tipo de noches que dignifican a una competición como la Liga de Campeones y que valoraron los dos entrenadores.
Fue un Atlético casi heroico ante un Real Madrid que demostró que también sabe sufrir. Y un jugador como Isco que firmó una actuación inolvidable.
El campeón de Europa defenderá el título en Cardiff el 3 de junio ante la Juventus. Será su tercera final en cuatro años y la oportunidad de convertirse en el primer equipo en ganar dos títulos consecutivos. También sabe sufrir.