Madrid/dpa
El Real Madrid se reconcilió hoy con su enojada hinchada con una contundente goleada por 7-1 al Celta y cuatro goles del portugués Cristiano Ronaldo, la mecha de los blancos en la vigésimo octava fecha de la Liga española de fútbol.
Descartado de la lucha por el campeonato después de caer el pasado sábado en el derbi madrileño frente al Atlético, el Real Madrid respondió a la crítica generalizada con una gran segunda parte ante los gallegos, inexistentes tras la reanudación, después de un primer tiempo muy igualado.
No fue hasta la segunda parte cuando, azuzado por los pitos de la grada, Cristiano Ronaldo desató su furia con cuatro goles en 30 minutos (50′, 58′, 64′ y 75′) y un festival ofensivo que completaron el español Jesé (77′) y el galés Gareth Bale (81), saliendo desde el banco tras 48 días de baja. El portugués Pepe había abierto el marcador para los blancos en el 41′ y Yago Aspas marcó el gol del honor para el Celta en el 62′.
Con su mejor partido en las últimas fechas, los dirigidos por Zinedine Zidane, terceros, recortaron a un punto su desventaja respecto al Atlético, que mañana visita al Valencia, y a nueve la diferencia que los separa del Barcelona, que también mañana se mide al Eibar.
Muy descontenta inicialmente con su equipo, la hinchada blanca abandonó el estadio Santiago Bernabéu satisfecha con una goleada que sobrevino tras una primera parte gris, plomiza y bastante plana, apenas agitada en el tramo final, cuando las jugadas de estrategia dieron vida al Real Madrid.
Con el francés Karim Benzema, el croata Luka Modric y el alemán Toni Kroos ausentes, Zidane optó por dar también descanso al cuestionado James Rodríguez y por dejar de entrada en el banco al recuperado Gareth Bale.
El técnico francés apostó de nuevo por Borja Mayoral y Lucas Pérez, pero, a diferencia de lo que sucedió ante el Levante, los canteranos no brillaron hoy.
Nadie lo hizo en el Real Madrid, que adoleció de falta de creación, continuidad e intensidad, y sólo el tanto de Pepe, de cabeza a la salida de un córner botado por el español Isco, aplacó los caldeados ánimos de la hinchada blanca.
El Celta, que había defendido bien las contras de los de Zidane, flaqueó de nuevo en su punto débil, defender las jugadas de estrategia ante un equipo que supera de largo su media de altura.
Antes de que Pepe abriera el marcador, Rubén Blanco había atajado bien un disparo de Cristiano Ronaldo y, en la jugada siguiente, otro de Isco que, tras un gran recorte en el área pequeña, tiró flojo.
La escasa victoria parcial a la media parte no contentó a los fans, que pitaron a Cristiano en la reanudación hasta que el portugués les hizo callar con un potentísimo disparo desde más allá de la media luna imposible para Blanco.
Desafiante, el astro del Real Madrid se fue hacia la grada con la mano en la oreja, preguntando por los silbidos que recién había recibido.
Y sin tiempo apenas a que la hinchada reaccionara, Cristiano anunció el vendabal blanco con su segundo gol, una falta desde el borde del área perfectamente lanzada.
A partir de entonces, el duelo fue una fiesta para los de Zidane, frente al peor Celta de la temporada.
Más allá del anecdótico y bello gol de Aspas, no hubo noticias de los dirigidos por el argentino Eduardo Berizzo, desconocidos y completamente desorientados en el coliseo blanco.
El astro portugués aumentó su cuenta goleadora hasta cuatro y, con 26 tantos en lo que va de Liga, le arrebató provisionalmente la primera plaza de la tabla de goleadores al azulgrana Luis Suárez.
Jesé y Bale, ambos saliendo desde el banco, completaron el marcador. Tras casi dos meses ausente por lesión, el galés se reencontró con su hinchada con una cabalgada en solitario que concluyó con un disparo pegado al palo, imposible para Rubén.
Los blancos cumplieron con lo que Zidane les había pedido para ganarse el cariño de la hinchada y hoy dormirán un poco más cerca de sus antecesores.