Madrid/dpa
El Real Madrid inició el descanso navideño más cerca del Barcelona, después de vapulear hoy al Rayo Vallecano con una humillante goleada 10-2 en la décimo sexta fecha de la Liga española de fútbol.
Pero el recorte respecto a los azulgrana y el apabullante resultado no fueron exactamente lo que pareció.
Los blancos destrozaron al Rayo con un festín de la BBC (Benzema, Bale y Cristiano), sólo después de que el equipo dirigido por Paco Jémez se quedara con nueve por expulsión de dos de sus jugadores.
Y el acercamiento al Barcelona se produjo justo el día en el que los dirigidos por el español Luis Enrique no comparecieron en la Liga y sucedieron a los blancos como campeones del Mundial de Clubes en Japón.
A la espera de lo que haga el Atlético de Madrid frente al Málaga más tarde -como el Barcelona, los rojiblancos cuentan ahora 35 puntos-, los progresos del Real Madrid son relativos.
Después de desaprovechar el tropiezo de los azulgrana en la pasada fecha con una caída ante el Villarreal, el equipo dirigido por Rafael Benítez selló hoy la victoria que se le exigía, pero en circunstancias tan extraordinarias que cualquier conclusión podría ser imprecisa.
Mientras jugó frente a once e incluso ante 10, el Real Madrid se vio superado en juego y acierto por el Rayo, que precisó apenas de un par de minutos para voltear con dos tantos de cabeza de Antonio Amaya (10′) y de Jozabed (12′) el gol inicial del brasileño Danilo (3′).
«Todos hemos visto que, durante unos minutos, hemos perdido la concentración, pero luego el equipo ha hecho lo que tenía que hacer, intentar jugar bien y marcar goles», afirmó Benítez tras el duelo.
Cansada de la irregularidad de su equipo, la hinchada blanca, sin embargo, se fijó sobre todo en esa falta de concentración y la reprobó con unos pitos que enojaron a Cristiano Ronaldo.
El astro portugués del Real Madrid recriminó a la afición su comportamiento y, visiblemente molesto, en un gesto inédito, ni siquiera celebró los dos goles que marcó.
Capaz de lo mejor y también de lo peor en una primera media hora de locura, el Rayo le echó un tremendo cable al Real Madrid justo después de ponerlo contra las cuerdas con dos expulsiones tan innecesarias como absurdas, cuando dominaba en el juego y en el marcador (2-1).
En el minuto 16, Tito vio la tarjeta roja directa por un claro planchazo sobre el alemán Toni Kroos.
Aun con diez, los de Jémez siguieron mandando hasta que, cuatro minutos después de que el galés Gareth Bale abriera su cuenta goleadora e igualara el choque 2-2, Raúl Baena tomara también el camino de los vestuarios al ver la segunda amarilla tras cometer penal sobre Sergio Ramos.
Sin festejarlo, Cristiano Ronaldo lo convirtió y, a partir de entonces, el duelo no tuvo otra historia que la de la infructuosa resistencia del Rayo frente al vendaval madridista.
«Hemos encajado los goles y luego hemos reaccionado; a partir de la expulsión, el equipo ha hecho lo que tenía que hacer, marcar goles», resumió Benítez, como intentando justificar la goleada después de que Jémez asegurara que sus hombres se sintieron «humillados y pisoteados», sin aclarar si el dardo iba dirigido hacia el árbitro o hacia el Real Madrid.
Aprovechando las circunstancias, la BBC del Real Madrid mejoró sus números antes de tomarse unos días de descanso para celebrar las Navidades.
Bale firmó cuatro de los diez goles del Real Madrid, además de su segundo «hat-trick» en la Liga, mientras que el francés Karim Benzema contribuyó con otro triplete. Cristiano Ronaldo, con su enojo, se quedó en dos.
La humillante goleada, en cualquier caso, no sirvió para despejar dudas sobre el juego de un equipo que lleva semanas en el ojo de huracán.
El desencuentro con la hinchada fue más que evidente, pese a una victoria que sirvió para reducir provisionalmente a dos la distancia respecto a Atlético de Madrid y Barcelona, el mismo día en que los azulgrana sucedían a los blancos como campeones del mundo.