Barcelona/Madrid/dpa
Con un presupuesto cercano a los 600 millones de euros y una de las más caras y mejores plantillas del mundo, troche el Real Madrid se jugará, store de nuevo, la temporada a una sola carta.
Tras cerrar la temporada pasada en blanco y luego de nueve meses de competición, sólo la ansiada conquista de la Liga de Campeones el próximo 28 de mayo ante el Atlético de Madrid podría redimir a un equipo que hizo el ridículo en la Copa del Rey y que tampoco pudo entronarse en la Liga.
Y es que, a pesar de dar batalla hasta la fecha final luego de protagonizar una encomiable remontada en el torneo local, los blancos asistieron impotentes a la nueva coronación del Barcelona.
Ni siquiera el denominado “efecto Zidane” logró impedir que los azulgrana prolongaran su dominio del fútbol español con su vigésimo cuarta liga, la segunda consecutiva, la sexta en las últimas ocho ediciones.
Con su carácter afable y su “laissez faire”, el técnico francés puso fin al enrarecido ambiente que reinó en el vestuario madridista bajo la dirección de Rafael Benítez y, luego, recondujo el rumbo de un equipo que, en sus momentos más críticos, llegó a estar a doce puntos de distancia del Barcelona.
Para entonces, Zinedine Zidane ya dirigía a un Real Madrid que había sido eliminado de la Copa por alineación indebida del ruso Denis Cheryshev -luego traspasado- y que, en la Liga, se mantuvo a flote como pudo en el período que fue desde la goleada del Barcelona (4-0 en el estadio Santiago Bernabéu en noviembre de 2015) hasta la derrota frente al Atlético (1-0, también en Chamartín, en febrero de 2016).
Aquella caída frente a su rival de ciudad supuso un punto de inflexión para los blancos que, animados también por su plácida marcha en la “Champions”, protagonizaron un extraordinario tramo final de temporada en lo que a resultados se refiere.
Desde entonces, y gracias principalmente al poder goleador del portugués Cristiano Ronaldo y a la seguridad bajo el arco del costarricense Keylor Navas, los de Zidane contaron sus 12 partidos de Liga por victorias, desbancaron al Atlético de la segunda posición del campeonato y redujeron de 12 a un punto su desventaja respecto al Barcelona, que tuvo que ganar su último partido del torneo para no dejarse robar la Liga por el Real Madrid.
El esfuerzo mayúsculo le sirvió de poco hasta ahora a los blancos ya que están obligados a conquistar la Liga de Campeones para evitar un nuevo fracaso absoluto.
“Es difícil cuando el Madrid no gana un título porque siempre tiene que ganar alguno. Pero cambiamos entrenador a mitad de temporada y ahora aún tenemos una final que podemos ganar”, asumió el brasileño Marcelo tras despedirse definitivamente de la Liga.
Pero lo cierto es que, desde que Florentino Pérez regresó a la presidencia del club blanco en 2009, el Real Madrid sólo ha conquistado una Liga (2011-12) y una Copa del Rey en 2010-11 con el portugués José Mourinho como entrenador; y una Champions y una Copa del Rey, ambas en la temporada 2013-14, con el italiano Carlo Ancelotti, al margen de algún otro título como el Mundial de clubes en 2014.
En ese mismo período, el Barcelona se alzó con tres Champions (2009, 2011 y 2015), seis Ligas (2009, 2010, 2011, 2013, 2015 y 2016) y tres Copas del Rey (2009, 2012 y 2015), que podrían ser cuatro si los azulgrana logran imponerse al Sevilla el próximo domingo en la final de esta temporada.
Por ello, los blancos se agarran ahora a la Champions como única opción para intentar matizar la evidente hegemonía azulgrana.
“Tal día como hoy, se ganó la novena Copa de Europa”, recordó el club blanco en su cuenta de Twitter el mismo día en que el Barcelona revalidó su título de Liga.
“El Real Madrid, líder del ranking UEFA antes de la final de Champions”, añadió el equipo balnco en redes sociales a falta de otros logros que publicitar.
El club es el primero en saber que enlazar una segunda temporada en blanco supondría un fracaso monumental. Y más si la caída en el torneo continental se produce ante el otro gran rival de la ciudad.