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La Dirección Nacional de Museos y Salas de Exposición brindó la charla virtual “Salud y enfermedades en la época prehispánica”, a cargo de la arqueóloga Claudia Alfaro, de la Unidad de Investigaciones y Curaduría del Museo Nacional de Antropología Dr. David J. Guzmán (MUNA).
“Este 2021, el lema del Día Internacional de los Museos nos invita a recuperar y reimaginar, y es por ello que estamos hoy reunidos para recuperar nuestra comunicación con el público, y para seguir aprendiendo y adaptándonos a una nueva realidad”, dijo Saúl Cerritos, director del Museo Regional de Oriente.
Más de cincuenta personas participaron en el encuentro virtual a través del cual conocieron que los tratamientos de las enfermedades en la época prehispánica estaban mayormente asociados a las plantas, mediante procesos de extracción de ciertos componentes presentes en semillas, tallos y hojas que eran aplicados para sanar enfermedades, indicó la arqueóloga.
Alfaro destacó que “las culturas mesoamericanas desarrollaron complicados esquemas relacionados entre deidades y las enfermedades”.
Para los antiguos pipiles, las enfermedades estaban asociadas con los dioses, creían por ejemplo que la diosa de la fertilidad, Xochiquétzal, enviaba enfermedades venéreas y complicaciones del embarazo y parto; que Tlaloc, el Señor de la Lluvia, provocaba catarros, neumonías y reumatismos; o que Xipe Tótec, Nuestro Señor Desollado, provocaba enfermedades de la piel.
La académica comentó que condiciones como el albinismo en las personas eran interpretadas como un mal augurio que pronosticaba desastres, por lo que a algunas de esas personas se les sacrificaba o se les expulsada, tal y como se destaca en las cartas del Oydor García y Palacio. Por el contrario, malformaciones como el labio leporino o el enanismo eran consideradas como signo de haber sido tocado por los dioses.
Alfaro habló también que, gracias a estudios de restos óseos prehispánicos efectuados en el área maya de Yucatán, se han logrado determinar las condiciones de vida de la población, cuyo promedio se estimaba en 40 años para las mujeres y 50 los hombres.
Las osamentas de estos estudios indican que “las mujeres eran más vulnerables; la falta de consumo de proteínas animales no permitía que desarrollasen resistencia ante ciertas enfermedades y, debido a que las mujeres comenzaban su vida reproductiva a muy corta edad, cada embarazo implicaba pérdida de calcio, ocurría entre las mujeres nobles como las mujeres de la población común, por lo que durante cada embarazo se enfrentaban a potenciales infecciones”, afirmó Alfaro. La población infantil era otro segmento afectado con altas tasas de mortalidad, sobre todo durante el periodo de ablactación, cuando se le quitaba la leche materna y se le inducía a comer otros alimentos.
La arqueóloga basa sus afirmaciones en documentos arqueológicos, cartas de relación, crónicas y códice coloniales como el Florentino y el Badiano, además de estudios efectuados sobre la Colección Nacional de Arqueología que resguarda el MUNA.
La académica habló también sobre cómo algunos de los tratamientos con plantas sobreviven en la actualidad y de cómo los restos arqueológicos de temascales dan cuenta de los procedimientos usados para aliviar enfermedades, además de tener un componente ritual. “Tenían técnicas curativas como el baño de vapor para las mujeres que habían dado a luz o curar enfermedades de la piel; empleaban enemas, inoculaban preparaciones de compuestos extraídos de plantas, animales y minerales; se consumían las infusiones; uso de cauterizaciones para cerrar heridas; además, hay evidencia en América prehispánica de conocimientos de trepanación (operación a través de la cual se perfora el cráneo) en Perú”, detalló. El análisis de un cráneo y huesos encontrados en otro entierro en México fechado en la época colonial, presenta huellas de que la persona padecía sífilis. “Los análisis de restos óseos y de materiales culturales son importantes fuentes de datos para determinar por medio de diversos análisis la condiciones de salud de poblaciones prehispánicas, rompiendo de forma científica mitos y paradigmas”, apuntó Alfaro.