Por Layal Abou Rahal
Ginebra/AFP
Las difíciles negociaciones de paz en Siria fueron reanudadas este jueves en Ginebra bajo la égida de la ONU, con representantes de Damasco y de la oposición, incapaces hasta ahora de alcanzar una solución al conflicto que afronta su séptimo año.
En ausencia del enviado especial de la ONU para Siria, Staffan De Mistura, de gira por varias capitales, su adjunto, Ramzy Ezzeldin Ramzy, ha sido el¡ encargado de recibir a las delegaciones llegadas el miércoles.
«Hoy hemos emprendido discusiones preliminares con el gobierno (sirio), pero vamos a hablar con otros participantes durante la jornada para preparar las conversaciones de mañana», dijo Ramzy tras su encuentro con la delegación gubernamental en un hotel cercano al aeropuerto ginebrino.
La delegación oficial está dirigida por Bashar al Jaafari, embajador sirio ante la ONU en Nueva York.
Después, Ramzy se encontrará en otro hotel de Ginebra con delegados del Alto Comité de Negociaciones (HCN), integrado por grupos opositores claves y dirigida por Nasr al Hariri.
De Mistura, que estará el viernes en el Palacio de las Naciones, también sede de la ONU, estuvo en Moscú el miércoles y en Ankara este jueves. Rusia, que apoya a Damasco, y Turquía, cercana a la oposición, patrocinan el actual alto el fuego.
Cuatro rounds sin resultados
Cuatro series de negociaciones han sido organizadas desde 2016 por De Mistura en Ginebra, sin resultados.
Durante la última ronda en febrero, este diplomático ítalo-sueco logró por primera vez que las partes en conflicto aceptaran una agenda con cuatro puntos claves de discusión: la gobernancia (término impreciso referido a una transición política), una nueva Constitución, convocatoria a elecciones y la lucha contra el terrorismo a pedido de Damasco.
Como en las precedentes negociaciones, las discusiones serán indirectas con De Mistura como intermediario y moderador.
Pero Salem al Meslet, portavoz del HCN, reclamó el miércoles de tarde negociaciones directas.
«Vinimos a Ginebra para tener discusiones reales, no para perder nuestro tiempo», dijo ante periodistas. «Queremos ver interlocutores serios del otro lado de la mesa y continuamos insistiendo en negociaciones directas», añadió.
La oposición no cesa de reclamar como condición previa a cualquier acuerdo la partida del presidente Bashar al Asad, lo que Damasco rechaza. El gobierno sirio quiere por su parte discutir prioritariamente sobre «la lucha contra el terrorismo». El poder designa a todos sus adversarios como «terroristas».
Analistas pesimistas
Los analistas son pesimistas sobre el resultado de estas conversaciones, puesto que el régimen sirio se encuentra en posición de fuerza desde la intervención militar de su poderoso aliado ruso a fines de 2015, lo que le ha permitido cosechar importantes victorias frente a rebeldes y yihadistas, en particular con la recuperación de la ciudad de Alepo (norte).
«En mi opinión, no habrá un arreglo político como tal, o bien solamente un acuerdo sirio-sirio meramente formal», dijo a la AFP Yezid Sayigh, del Centro Carnegie sobre Oriente Medio. «Los progresos del régimen hacen de este escenario una cuasi certeza», manifestándose en cambio convencido de que un verdadero «acuerdo» sólo podrá obtenerse «con una mediación rusa».
En cuanto a la oposición, prevalecen las tensiones internas, en tanto el apoyo crucial de Estados Unidos se ha difuminado con la llegada de Donald Trump al poder.
El frágil alto el fuego, en vigor desde diciembre, se encuentra amenazado desde hace varios días por ofensivas de rebeldes y yihadistas en el este de Damasco y en el centro del país.
«Estos ataques (…) demuestran claramente que estos grupos y los países que los apoyan quieren seguir recurriendo al terrorismo como arma política y sabotear cualquier chance de encontrar una solución a la guerra y al baño de sangre», comentaba este jueves el diario progubernamental Al Watan.