Proyecto Cultural Sur Montreal.
El poeta chileno Héctor Torres
Un anhelo desde los tiempos de Allende echo llama…
Juventud aún estamos en invierno, la próxima estación que se nos ha próxima, es la señorita primavera, es un gesto, un guiño a la Juventud atenta, un poco en silencio, un poco conteniendo las ganas de darse con euforia un grito, a engendrar un destino, reafirmando, nadando en la esperanza de ser fruto, y ese grito es para todos, los que logren abrir sus sentidos a la claridad, teniendo sin perder de vista en el horizonte las mejores metas, y quien está en mejores condiciones, es la juventud, que convertirá el agobio, las molestias en música, en frescura y armonía, que la alegría se descorche como un champagne Francés en la boda del compromiso, de todo un pueblo cabalgando en la energía joven, pero con la decisión de una experiencia madura, mirando el claro del futuro, que debemos elegir, la idea más decidida y colocarla en las manos con el pulso más maduro, sólido y sereno. Para oír la palabra que nos dejó escrita en la historia de su metálica voz del compañero Allende. Diciéndonos: superarán otros hombres este momento gris y amargo, en que la mezquina e hipócrita historia, ha querido imponerse por la fuerza. Escuchar en la voz más sincera, viajando en nuestros ríos primaverales de la sangre.
Ha llegado la hora de cambiar la historia, mejorar sus pasos, su ritmo y su andar, en el lado más esplendido del porvenir. Que ha llegado el momento de andar ahora por nuestros pies este recuerdo. Nos llama a levantarnos temprano con el compromiso vivo, emocionado de encender los motores y los nexos del porvenir. No levantemos mal humorados, que nada nos apague el sol, el espléndido relumbrar de un nuevo amanecer que soñamos, desde la víscera, desde ese mundo nuevo, que nos trajina en la necesidad en los sueños de un mundo, donde podamos abrazar la esperanza. cantarle escribir y recitarle un poema de amor de alegría, abrir los brazos al mundo y darle las gracias al universo por habernos encontrado con ese camino, con la meta en donde repartamos el pan, y no repartamos la “mierda” y si algunos se han acostumbrado a ella, que no permanezcan aquí, porque el suelo del nuevo chile no tendrá lugar para ese tipo de cultivos… levantémonos muchachos, todos, los afectados, los enojados, los frustrados, los decepcionados, los que se le ha oscurecido la esperanza. Nadie llegara con vagones plenos de frutos de esperanzas. Esos no llegan jamás…. Pero si llegará esa esperanza en nuestra voluntad de abrir el surco, de nuestro interior y depositar la nueva semilla en el buen surco.. que de allí vendrá el sol y el agua de nuestra futura cosecha, pero debemos apostar, levantarnos todos este 18 de julio contentos, con un lápiz en la manos firme, confiados, sin miedo, sin equivocarse, para que haya un noviembre florecido de promesas, para tener una cosecha de verano futuro, para los labios de nuestros anhelos, de una boca con posibilidades de gustar de reír y gritar al mundo una alabanza por los sueños colectivos, y que los abrazos se nos arranquen para abrazar al hermano al compañero.
Hector Miguel Torres