César Ramírez
@carlvasalvador
Hace 17 años (19ENE006) publicamos el artículo titulado: “una omisión histórica, ausencia del indígena en la Constitución de El Salvador” en el cual anotamos: “Esta ausencia de reconocimiento, denota el no reconocimiento de nuestra composición pluricultural, con base fundamental en nuestra etnia. Esta ausencia del sentido de etnia, provoca la desprotección del desarrollo de la lengua, usos, costumbres, recursos, formas de organización social y por lo tanto, no existen garantías que sus integrantes logren un efectivo acceso a la jurisdicción del Estado.
Parece que vivimos en una nación que posee una sola cultura “española”, que la etnia no existe, ni nunca existió, que “desapareció” o fue simplemente exterminada un 25 de enero de 1932, como ya hemos hablado.
Es tiempo que nuestras leyes protejan a nuestros indígenas, es tiempo de reconocer “legalmente” el aporte étnico como fundador de pueblos, como miembros legítimos de nuestra República y que tienen un gran aporte en la participación de toda nuestra historia y son parte de nuestros días en el siglo XXI.
Es notoria la ausencia del concepto étnico, se trata con ello de unificar a la República con una sola clase de cultura, como si Las Ruinas del Tazumal o Joyas del Cerén hubiesen sido importadas de España. El legado indígena no se reduce al pasado. En cambio, este aporte vivo posee una actualidad sin precedente. Su herencia es concederle a nuestro país su verdadero legado pluricultural, plurireligioso y plurilingüistico… de otra manera es avergonzarnos de la existencia del indio, de su tipicidad social y concepción del universo” y en otro párrafo: “Otras grandes naciones del continente han reconocido este concepto y lo incluyen en sus constituciones: México a partir de 1992, Bolivia 1947, Perú 1933 ¿no existe etnia en nuestra nación para reconocerla?.
El reconocimiento étnico al final nos conducirá al encuentro de nuestra sociedad con la historia, al reconocimiento de nuestra sociedad pluriétnica … y no tenemos vergüenza de ello, como otros pueblos, somos productos de muchas culturas y que somos parte de la humanidad”.
Parece que el tiempo no ha pasado, que aún no se cumple la inclusión constitucional, más parece que tiende a destruir todo el pasado bajo la nueva administración municipal (2023), donde muchas alcaldías son absorbidas por otra en función administrativa, no de historia y su cultura y negando su identidad.
El reconocimiento constitucional significa derechos a su lengua, tradiciones, tierras, autonomía, desarrollo, identidad, así como otras naciones, su ausencia es negación de nuestra propia historia.
Existe un año fatal que determina el trágico acontecimiento del olvido es 1932, en el libro Del Dictado Miguel Mármol, Roque Dalton y 1932, del cuaderno (1966) a la “novela-verdad”(1972) / Rafael Lara : il. Melisa Beatriz Méndez Moreno –San Salvador, El Salvador: Editorial Universidad Don Bosco 2007. 157 p. encontramos: “De las palabras contundentes de (Miguel) Mármol heredamos tanto la dimensión insospechada de 1932, al igual que un proyecto poscolonial truncado. Las repetimos: La expropiación de la tierra. El arrebato del gobierno a los indios por los ladinos. Barrio indio, barrio ladino, con las consignas de devolución de tierra y de autoridades propias…” pág. 108, estos son parte de los argumentos históricos que aún no se resuelven y mientras eso suceda este evento, arrastraremos esa deuda como antecedente moral hacia nuestra etnia.
En 1999 aún no se fundaban los estudios de Antropología e Historia en las universidades nacionales, entonces fui invitado junto al Dr. Ramón Rivas por el Centro Cultural El Salvador Estados Unidos por intermedio de la Maestra Martivon Galindo a una conferencia sobre el tema; mi ponencia se tituló: La ausencia de la Escuela de Antropología e Historia es causa del subdesarrollo nacional, en la cual abordé los temas que hasta el momento continúan sin tratamiento adecuado, ello implica el conjunto de políticas nacionales hacia los pueblos étnicos, las áreas arqueológicas, el legado patrimonial colonial, el colonialismo, la descolonización, integración económica étnica etc. hace 24 años pronunciamos esas palabras, quizás porque mi formación en México y el estudio de Antropología y Sociología me permitían esas licencia, ahí resalté el resultado de comprobar la acción del Instituto Indigenista, la Escuela Nacional de Antropología e Historia, Centro de Estudios Mayas etc. así como relación con las políticas nacionales junto a sus relaciones comerciales, turísticas e internacionales etc.
No soy optimista sobre esta situación, de tal forma que aún por insignificante que parezca, continuaré con el esfuerzo individual que merece nuestra etnia y su extraordinaria historia.