Desde Pc-sur Veracruz México, una contribución del compañero Jaime Velázquez
Hay fechas que recuerdan hechos ocurridos en diferentes años. Si contáramos con un calendario que revisara lo ocurrido los 11 de septiembre durante siglos, apenas cabría en una página de la electrónica actual. Entonces se va haciendo una pirámide. En la base se acumulan olvidos y arriba sólo caben unos pocos asuntos, que a eso se dedican los que escriben notas onomásticas cotidianas, lo cual hace que de pronto haya días en que parece que no ocurrió nada. Ahora, como ejercicio de memoria, agreguemos algo que nos haya ocurrido sólo a nosotros, ¿qué hicimos tal día de septiembre de hace un año, de hace diez años?
Sería de mucha ayuda llevar un diario. Lo hizo Adolfo Bioy Casares y en octubre de 2006 empezó a circular el libro “Borges”, de Ediciones Destino, que tiene mil 663 páginas, que el contertulio de Borges empezó en mayo de 1947 y que dio por terminado un lunes de mayo de 1987. Borges murió en 1986; Bioy, en 1999.
El día que murió Borges, un lunes 14 de junio, Bioy se encontró con un joven autor “con cara de pájaro”, quien le dijo, “como excusándose”: “Hoy es un día muy especial”. Bioy le preguntó ¿por qué?, el joven dijo: “porque falleció Borges. Esta tarde murió en Ginebra”. Y más tarde Bioy escribió en su diario que él dio sus “primeros pasos en un mundo sin Borges”.
Por fortuna no recibimos todos los días la noticia de la muerte de alguien y entre muchos días pacíficos hay algunos que duelen y no se olvidan, como el día 11 se septiembre de 1973 que murió Salvador Allende en Chile. Pero en el mundo revuelto que vivimos y conocedores de la mala memoria que tenemos los ciudadanos, hay gobernantes que mandan hacer estatuas, o declaran días de luto obligatorio que décadas después son algo incomprensible. Los gobernantes no siempre le atinan, porque es difícil compartir los mismos sentimientos con los demás. A mí, me produjo una gran impresión saber que el poeta José Gorostiza había muerto, en marzo de 1973. Y así, cuando murió una tía de mi madre, cuya fecha no anoté.
En los próximos días habrá cambio de gobernador en Veracruz, México, y el gobernante electo propició que la rectora de la Universidad Veracruzana organizara reuniones de análisis de la situación actual del estado que pudieran integrarse a un Plan de Gobierno. Hubo foros sobre cultura a los que asistieron artistas y escritores. Expusieron ideas que debían anotarse en una página de Internet para su estudio por un grupo de ayudantes del gobernador. Creo que debió darse un curso preliminar, porque al trasladarse a un lenguaje de gobierno, ideas muy importantes para los artistas pueden quedar marginadas por tratarse de ideas particulares.
Como sea, habrá el registro de propuestas y seguiremos contando los días que faltan para conocer los nombres de las personas que se encargarán del ámbito cultural en Veracruz.
Y así transcurren los días y no sabemos cómo lograr que todo lo que ocurre encuentre un espacio en nuestra memoria, a pesar de que ahora podemos guardar grandes cantidades de información en pequeños dispositivos electrónicos.
La gente ahora colecciona fotografías en sus teléfonos celulares y las muestra con facilidad a sus amistades. Tengo un amigo que colecciona ejemplares de un periódico. Los tiene en un cuarto de su casa, son varias columnas de más de un metro de altura. Sería de mal gusto preguntarle si ha vuelto a leer esos periódicos, si le sirven, si encuentra algo en ellos que podría auxiliarlo en su presente. Y se trata de algo que a todos nos pasa, hay algo que hoy consideramos lo mejor del día y al decirlo no consideramos que de esta forma estamos mandando al rincón del olvido lo de ayer, lo de antier. unidos en la diversidad
Por el Pc-surv
Lucy Ortiz