Madrid/dpa
Liderazgo, for sale récords, thumb títulos, troche Balones de Oro, gloria: Lionel Messi cumple hoy diez años con la camiseta del Barcelona, un club que se agarró al inabarcable talento del argentino para vivir la mejor época de su historia.
Ocurrió un 16 de octubre de 2004. Frank Rijkaard, entonces entrenador del Barcelona, señaló a la figura más pequeña de su banquillo y le ordenó entrar en el campo para jugar los últimos ocho minutos del clásico catalán ante el Espanyol. Aquel fue el comienzo de la leyenda.
Con 17 años, 3 meses y 22 días, Messi se convirtió entonces en el segundo jugador más joven en debutar con la camiseta del primer equipo. Salvo por ese detalle, el debut no llamó demasiado la atención de la prensa. El argentino, lleno de orgullo, reservó la camiseta para su madre, Celia Cuccittini, quien presenció el partido desde Argentina.
Su debut fue el final de una travesía, dolorosa en muchos momentos para un Messi que con 13 años abandonó su Rosario natal para viajar a Barcelona e incorporarse a La Masía, la fábrica de talentos del club azulgrana. Dejó atrás el barrio, los amigos y las fotografías de su habitación con los ídolos del balón a quienes admiraba. Fue tan duro como puede ser la distancia para un niño.
Pero a Messi siempre le quedó el balón. Ahora, diez años después, todo ese esfuerzo mereció la pena. A sus 27 años, Messi no sólo es un astro, sino también una de las grandes figuras de la historia del fútbol, una leyenda cimentada en un enorme número de récords y títulos.
“Messi es Maradona todos los días”, lo definió el ex futbolista argentino Jorge Valdano, admirado por la capacidad del “10” azulgrana para encadenar partidos de gran calidad durante tantos años.
El argentino cuenta con cuatro Balones de Oro, tres Ligas de Campeones, seis Ligas españolas y tres “Pichichis” como máximo goleador del torneo español, entre otros muchos títulos colectivos e individuales. En total, cuenta 21 títulos con la camiseta del Barcelona, con la que celebró 361 goles.
Y los récords seguirán cayendo: está a tres goles de superar los 251 tantos de Telmo Zarra y convertirse en el máximo realizador de la historia de la Liga española. Podría lograrlo el 25 de octubre en el Santiago Bernabéu durante el superclásico ante el Real Madrid.
Diez años dan para muchos cambios, tanto futbolísticos como personales. El niño apocado, casi mudo, viste hoy con “Dolce & Gabanna”, se corta el pelo con cuidado, luce un tatuaje en su pierna izquierda, es padre de un niño, escribe en las redes sociales y opina -¿decide?- en varias de las cuestiones trascendentes de su club.
En el campo, Messi también es diferente a aquel que debutó. Si entonces actuaba prácticamente como un extremo, hoy es un “jugador total”, un delantero que abarca casi todas las posiciones de vanguardia, asiste y, por supuesto, sigue marcando.
“Es un extraterrestre”, aseguró en una ocasión su compañero Gerard Piqué.
El argentino debe buena parte de lo que es futbolísticamente a Josep Guardiola. El actual entrenador del Bayern Múnich revolucionó el mundo del fútbol no sólo gracias a su gestión del Barcelona entre 2007 y 2012, sino también a su “visión” sobre Messi.
Los hinchas del Barcelona todavía recuerdan aquel 27 de enero de 2008, cuando el equipo azulgrana humilló al Real Madrid con un triunfo 6-2 en el Santiago Bernabéu. Buena parte de ese histórico resultado se debió al tándem formado por Guardiola y Messi. El técnico propuso jugar al argentino como “falso delantero”, sin un hueco definido en el ataque, y el Real Madrid quedó paralizado.
Fue el partido que simbolizó no sólo un cambio de guardia en el fútbol español, sino también en el fútbol mundial. El Barcelona y Messi, convertido en “falso nueve”, pasaron a ser la referencia absoluta durante una larga época.
“No he visto nunca un jugador como él, ni creo que vaya a haber un jugador como él. Mi respeto o mi opinión seguirán siendo los mismos independientemente de los momentos que pueda tener un equipo de fútbol”, declaró Guardiola ya como técnico del Bayern Múnich.
Pero como cada historia de una vida, Messi también se enfrentó a diferentes frustraciones. Por ejemplo, tuvo que asumir el peaje de todo ídolo mundial. Ser una estrella mediática y publicitaria le obligó a someterse a un escrutinio público con más asiduidad de lo que le hubiera gustado a su personalidad tímida e introspectiva.
Más complejos aún son sus problemas con el fisco español. Investigado por la Hacienda española, su imagen sufrió un duro golpe por una presunta evasión millonaria entre 2007 y 2009.Además, en el último año y medio sufrió lesiones musculares, lució más apagado de lo normal sobre el campo, vio cómo Cristiano Ronaldo le “quitaba” el último Balón de Oro y se quedó a las puertas del título mundial con Argentina al perder la final de Brasil 2014 ante Alemania.
“Mientras la gente quiera, seguiré con esta camiseta.
Mi intención es retirarme en el Barça. Aquí soy feliz”, aseguró no obstante Messi.
Si sigue jugando como en el inicio de temporada, nada indica que el club y los fans vayan a pedirle que se vaya. Parece en plenitud física de nuevo y otra vez motivado. Y, dado que el talento sigue ahí, vuelve a tener el futuro en sus pies.