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Redes de apoyo de mujeres para enfrentar el cáncer cérvico uterino y de mama

Gloria Silvia Orellana
@DiarioCoLatino

Ana Ruth González de Escobar es una mujer de 46 años de edad, originaria de un cantón de Chirilagua, San Miguel, ha vivido sus últimos meses un proceso acelerado para erradicar un cáncer cérvico uterino que amenazaba su vida. González de Escobar  ha superado múltiples obstáculos como los 168. 4 kilómetros de distancia para obtener atención del Tercer Nivel de la Atención de Salud Especializada.

“Claro, después de diagnosticada todo fue miedo para mí, esa preocupación en fin todo eso, -pero gracias a Dios- no he estado sola, me han acompañado de PRO-VIDA (Asociación Salvadoreña Ayuda Humanitaria), les tengo un gran aprecio, ese amor que surge entre las mujeres que ayudan a otras, junto a mi madre y Dios”, relató Ana Ruth.

Todo comenzó hace 6 años, dice Ana Ruth, que en su chequeo médico rutinario le realizaron una cirugía del cuello uterino, y luego su doctora, terminó con otros procedimientos y exámenes para su verificación.

“Recuerdo que le dije a la doctora (ginecológa) ¿Por qué mejor no me operaba de una vez? , porque ya no podía tener niños. Y me respondió -tú no estás en el nivel- me dijo, y pasaron esos casi 7 años después de ese procedimiento del congelado”, reseñó.

“Me da tristeza porque siempre me hice los exámenes de prevención en un centro médico de la capital. Y al final siempre me decían que todo estaba bien después del congelado. Y que solamente había una pequeñita infección, y me recetaban cremas y me decían que con eso iba a tener -pero no- eso no fue así”, expresó Ana Ruth.

Asidua a las redes sociales como Facebook, Ana Ruth se enteró que PRO-VIDA iba a realizar una campaña de citología en Chirilagua, por lo que decidió someterse a la citología, a manera de una segunda opinión médica, y recuerda que su intuición no le falló, llegó con su madre a la toma de su examen citológico.

“Me hicieron el examen y para la respuesta -dijeron- que iban avisar y luego, me dicen que ya estaba la respuesta -sólo pensé ojalá, esté bien, pero no-, al darme la respuesta me dicen que querían platicar conmigo y me informa que había como una pequeña infección que iban a investigar más y sólo dije no me esté afligiendo”, recordó.

“Me hicieron otros exámenes y biopsias, salía un poco más sospechoso y me hicieron un cono (cirugía para extraer una muestra de tejido) del cuello uterino y antes del mes llegué con la doctora y me dijo que tenía cáncer… Allí lloré y Morena (enfermera comunitaria de PRO-VIDA), me abrazó y me dijo, -niña Ruth- no se preocupe vamos a luchar juntas”, narró Ana Ruth.

La primera reacción al llegar a su hogar en Chiriliagua fue de encerrarse por un mes y en un estado de depresión, miedo por su vida, y cuestionó los 7 años que pasó consulta y controles médicos sin recibir orientación o una atención médica integral para cerciorarse que no tenía ninguna anomalía en su organismo. En la clínica sólo le dijeron que se trataba de una “pequeña infección”.

“Acepte mi realidad y me trajeron al Hospital Nacional de la Mujer, en San Salvador, donde la oncóloga vio todos los exámenes y chequeos y me confirmó el cáncer en la cérvix, -me dije- no me voy a perder ninguna cita, ya sea con miedo o aflicción no importa iré a todos los controles médicos, y me puse mal de los nervios cuando se acercaba más la fecha de operación, pero ellas (PRO-VIDA) me decían no se sienta mal, todo va a salir bien”, comentó.

“Esto no ha sido fácil, ha sido un martirio duro, le doy gracias a Dios porque me han estabilizado, me han apoyado ellas (PRO VIDA), no me han dejado sola, todas ellas me han dado la mano acompañándome, dándome transporte, exámenes. Me siento agradecida, primero con Dios, y luego con todas ellas y mi madre que ha estado conmigo en todo momento, y sabe esta historia que estoy pasando”, relató.

A manera de consejo para las mujeres rurales, Ana Ruth les hizo un llamado a no tener “pena o miedo para chequearse con el médico”, al señalar que si bien estaba viviendo un proceso nada fácil, pero estar pendientes de la salud individual era primordial.

“A veces, las mujeres no se chequean por el compañero de vida que es celoso y no quiere que las mire otra persona, pero eso no debe ser así, porque es su salud, su vida. Los celos del esposo de una tía mía, le impidió acudir y atenderse y falleció, eso no es justo para las mujeres que cuidamos tanto a la familia”, concluyó.

“¡Vivan las Mujeres pero Sanas!”, es el nombre de la campaña que realiza en zonas remotas de la ruralidad del país la Asociación Salvadoreña Ayuda Humanitaria (PRO-VIDA), junto a la Fundación SHARE, dijo Karen Ramírez, gerente de la organización PRO-VIDA.

“Para nosotros siempre es un reto dar acceso a servicios de calidad y de calidez en las áreas rurales. Y nuestra prioridad son las mujeres, ahora estamos en la tercera fase en donde encontramos a Ana Ruth, que fue atendida en nuestra campaña de “¡Vivan las Mujeres pero Sanas!”, indicó.

“Para nosotros, es prioridad que las mujeres tengan un papel protagónico en sus territorios y en las comunidades -así entre ellas- puedan tenderse redes de apoyo, esto es importante porque muchas veces las mujeres requieren de servicios básicos para su salud y acercarles estos servicios básicos, que -si bien es difícil- lo realizamos actualmente”, acotó Ramírez.

Para esta campaña de salud básica para las mujeres, Ramírez aclaró que esta iniciativa también debe contar con mayor presupuesto para los medicamentos que entregan; la búsqueda de más profesionales de la salud con un enfoque más social que estén convencidos del enfoque de dejar los hospitales o clínicas y llegar a las comunidades remotas, que no cuentan con acceso al Primer Nivel de Salud.

“En las comunidades, cuando realizamos la campaña de citologías, las mismas mujeres generan las condiciones para su atención. Son ellas mismas quienes buscan esa casa, ese espacio adecuado para hacer los exámenes. Muchas veces, el gobierno local, como el de Chirilagua, desde la Unidad de Género, ha promovido estos espacios de acercamiento de grupos de mujeres y tener estas jornadas”, explicó.

“Claro, no son totalmente espacios adecuados o reúnen mínimamente las condiciones de seguridad, pero, todo el material que se utiliza en esta campaña son descartables y contamos con profesionales que tratan a las mujeres con mucha consideración, y son personas bien comprometidas socialmente, es un enfoque de medicina más social, más cercana a la gente”, añadió Ramírez.

Entre los logros de la campaña ¡Vivan las Mujeres pero Sanas!, Ramírez agregó que está el hecho que las mujeres rurales tomen su decisión individual e informada para realizarse sus exámenes y que comprendan que esto debe ser un hábito de “control de salud”, y de prevención de enfermedades año con año.

“Sabemos de antemano que deben luchar contra estas violencias sistemáticas que tiene el patriarcado en el área rural que es específicamente negar el derecho que tienen las mujeres de decidir y que se quiere hacer su examen, y si es necesario ponerse en tratamiento. Y que la oposición es porque son médicos quienes las atienden y cuando todos sabemos que en el sistema de salud el mayor porcentaje de empleados son hombres”, reafirmó.

“Nos sentimos satisfechas de haber logrado en estas tres fases de la campaña, de haber atendido a más de mil mujeres desde diferentes exámenes como citologías, radiografías, mamografías, charlas, escuelas de promotoras de salud sexual y reproductiva de mujeres y encuentros. Tenemos ese compromiso y creemos que esa solidaridad y sororidad de la Fundación SHARE ha sido importante en estos procesos con las mujeres”, dijo Ramírez.

El registro oficial del Ministerio de Salud (MINSAL), para el 2023 reportó 6 mil 98 nuevos casos cáncer, de los cuales 3 mil 612 corresponden a cáncer de cérvix y de mama. Desglosados, en 1 mil 522 casos de cáncer cérvico uterino y 2 mil 090 casos de cáncer de mama. No obstante que el MINSAL informó de una “reducción del 3,4%” en comparación al año 2021, integrantes de organizaciones sociales de salud consideran que podría incidir en la cifra la “reducción de servicios en el sistema de salud”.

Ambos cánceres son prevenibles, afirmó Morena Martínez, con una Licenciatura en Enfermería Técnica, y que funge como enfermera comunitaria. Se debe poner atención a síntomas como la dificultad o dolor para evacuar, dolor en el abdomen o sangre en la orina para el cáncer cérvico uterino. Y para el cáncer de mama, un bulto en la mama o axila, aumento de grosor o hinchazón en una parte de la mama, eran señales de alerta.

“Los dos cánceres son sumamente comunes, y son los que sufren más las mujeres, pero también son prevenibles a través de los métodos de diagnóstico, que los pueden detectar, pero son sumamente mortales por las zonas en donde están localizados”, expresó.

“En el seno este cáncer está cerca de zonas vitales, como los pulmones, el corazón, y al tener un tumor puede ser posible que se hagan metástasis, por esto es sumamente importante hacerse exámenes rutinarios cada año para prevenirlos”, indicó.

En cuanto al contexto de las mujeres rurales, Martínez, señaló que factores como la falta de dinero para hacerse exámenes o pagar el transporte, así como el retardo de atención médica en el Sistema Público de Salud, que se refleja en el limitado cupo para la consulta, minimiza la oportunidad de estas mujeres de obtener una atención integral.

“Aquí también influye la falta de conocimiento. Hay muchas mujeres que nunca se han tomado una mamografía, y cuando vamos a las comunidades y les informamos del riesgo que están viviendo día a día, que esos exámenes pueden salvarles la vida al ser diagnosticados por los médicos en su fase primaria, aún dudan o no les gusta el examen por ser sus partes íntimas y se eleva cuando es un médico, quien hará el exámen”, sostuvo.

 

“Es por esto que cuando atendemos a diferentes mujeres y nos van conociendo, creamos un lazo de confianza y ellas a la vez comparten con mujeres de otras comunidades, y pasan la información sobre las citologías, y esa es la diferencia de la campaña que impulsamos como PRO-VIDA, pero enfrentamos las limitantes de mujeres rurales con sistemas de salud centralizados y desligados de la realidad de la zona rural, y eso no debería ser así, por el derecho de todas y todos a la salud”, puntualizó Martínez.

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