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Redes sociales y las nuevas políticas de los insultos

Redes sociales y las nuevas políticas de los insultos

Por: Waldemar Romero

Las redes sociales se han convertido en el punto de partida para muchas conflictos sociales y culturales en el primer tercio del siglo XXI. Facebook, como canal de crítica social, política y sátira, ha tenido un serio protagonismo en la recién emergencia mundial. Twitter, como mensajería y consejería pública social, Tick Tock, como un escape de repercusión rutinaria a la cotidianidad mediante pistas de música, bailes y fonomímicas. Instagram, un recorrido fotográfico de videos para la misma cotidianeidad. Todos tienen un eje en común dentro del océano de los usuarios, tanto desconocidos y más desconocidos en un -mar de la fertilidad- como lo diría el escritor japonés Yukio Mishima.

Ahora bien, nos encontramos ante una existencia social y transcultural de la crítica deliberada, inoportuna, estéril, que de pronto raya y excede en el insulto.  De cómo muchas cuentas de Facebook, por poner un ejemplo, pueden ser simplemente un arma de escriba para insultar, calumniar, desmitificar de la manera más absurda.  Lo que podemos considerar cómo las políticas del “hate” o simplemente un término para insultar o parodiar, que la mayoría de los y las navegantes utilizan para disfrazar sus críticas, entre términos superficiales, hasta llegar a improperios desproporcionados y porque no decirlo, hasta amenazas.

 

Hablemos de los Trolles

La historia dentro del paradigma de las redes sociales comienza cuando comentas una publicación, (foto, video, estado, etc.) de esa forma, el comentario puede considerarse una parodia de la historia que se ha publicado. Comenzar a desmeritar lo que ha acontecido, poner entre dicho, sí es cierto o mentira, insistir y cruzar los lineamientos a los insultos. Algo que, dentro del océano de las redes sociales, sobre todo Facebook en los últimos ocho años a transmutado por completo el concepto original y primario con que se creó la plataforma de la red social más usada a nivel mundial, según el estudio, Digital in 2020 realizado por We Are Social en colaboración con Hootsuite.

Nos percatamos que hoy en día, hablar de redes sociales como canal de comunicación y marketing, se ha fundamentado en los últimos años, en deliberar las opiniones o preferencias de los cibernautas. A pesar de las controversias que se han suscitado en diversos temas de coyuntura, tanto los nuevos usuarios como los antiguos, están presentando mayores restricciones dentro de las múltiples plataformas. Así también los gobiernos, han tomado partido de este canal de comunicación con sus políticas de emergencia, lo han empleado para un control poblacional y desconsiderado en muchos casos.

Si hacemos retrospectiva, nos remontamos a principios del siglo XX, el cine se convertía en la nueva —Nove Vogue— con esa capacidad de capturar imágenes proyectadas a una tela extendida.  Un invento nuevo un medio de la comunicación visual. La radio, un aparato que se convirtió en precursor de noticias de los hogares en los primeros treinta años del siglo XX. También, un medio de comunicación que se utilizó para propaganda política y social, hacer crítica, parodiar, hasta insultar a sus opositores, claro, lo que sería ahora como —trolliar o hacer hate— se hacía de una forma diferente antes.

Es increíble la transcendencia de las comunicaciones que tienen las redes sociales. La posibilidad de convertirnos en protagonistas o antagonistas de nuestros propios ideales o conservar un grado de moral o de legitimidad en la palabra tanto escrita o publicada en un estado del Facebook o de cualquier otra red social, pocas palabras bastan.

 

Ver también

Ilustración de Iván Alvarenga. Sin título. Portada Suplemento Cultural Tres Mil, sábado 14 diciembre 2024