Alfonso Velis Tobar
MA. Carleton University
Ottawa. Canadá.
Está muy visto y publicitado que la noticia del Descubrimiento de América el 12 de Octubre de 1492 por Cristóbal Colón (1451-1508), nos la han contado con regocijo, quizás con aires hasta románticos de una gran hazaña como hecho histórico en la mentalidad de nosotros los hispanos. Nos la han enseñado hasta en los programas escolares, sin comprender el verdadero significado histórico que encierra. Debemos saber que este choque violento, de sangre y muerte con los europeos, es el comienzo, de aquí en adelante, de una nueva historia y de una nueva sociedad para América. Una historia que se iba a prolongar, para otras conquistas para el sometimiento colonial español por más de tres siglos. Y según palabras del gran escritor uruguayo Eduardo Galeano, desde esta fecha comienza “el gran asalto al continente americano. Entonces debemos pensar, que a partir de ahí, comienza la mayor tragedia de “Nuestra América.
Desde el primer arribo de Colón a la isla de Guanahani, que llamó “San Salvador”, toma posesión a nombre de la Corona Española. Colón como diestro navegante, financiado por los Reyes Católicos Fernando e Isabel de Castilla, sabía que los soberanos verían con buenos ojos su hazaña y se alegrarían del triunfo “Nuestro Señor le había dejado hacer y le quiso alumbrar en él”, pues les comunicó que su hazaña fue hecha “Ad Maiorem Dei Gloriam”, lo que será la “mayor honra y gloria de la cristiandad”, pero Colón pensaba en posición social, riqueza y soñaba oro y plata para convertirse en Almirante. Colón murió creyendo que había llegado a las Indias y a otros exóticos países del oriente, de donde se llevaban las finas sedas, los perfumes y apetecidos productos, como las “especies”, privilegio del paladar, solo de la mesa de los Reyes y los Nobles de la época. Ese trascendental hecho trajo con el tiempo, para la mentalidad europea una percepción, bastante fantástica y utópica, de cómo los europeos pensaban de la realidad del Nuevo Mundo. Por ello Colón se apegaría desde el principio de su hazaña aventurera, a la ideología imperial dominante del conquistador que mas después vendría la cruz y la espada volando cabezas de las comunidades indígenas. Ya afirmada la Conquista, viene la organización, la colonización e implantación de una Cultura invasora con afán de despojar una cultura autóctona. En fin Colón expresa sus impresiones de las tierras tropicales americanas, se maravilla de ellas, de la fertilidad, los colores, las frutas, la fauna, la vegetación virgen, habla de la grandeza, habla como poeta, de los encantos de la exuberante belleza de una nueva tierra. Se dice que a Colón se debe el Descubrimiento de América, pero si analizamos, con detenimiento la realidad histórica de América. Veremos que Nuestra América (como la llamara el poeta José Martí) no fue nunca descubierta, sino mas bien invadida, pues ya estaba habitada por los nativos de América, desde mucho pero mucho antes de 1492, quienes eran sus legítimos dueños, antes de ser despojados de sus tierras. Este Nuevo Continente estaba a la vista de todos, pero nuestras tierras no estaban “escondidas”, ni tuvieron que ser desenterradas para descubrirlas, es pues esta aventura de Colón un “Des-encubrimiento” y no “Descubrimiento”, como diría el escritor José Roberto Cea. Y este fue el primer contacto entre dos extrañas civilizaciones, más bien “choque de dos distintas culturas”, entre sí. Colón crea de América, esa descripción de un ambiente con sentido de fantasía, magia, quimera, encantamientos y claro que lo era, pero los invasores la cambiaron, al posesionarse de ellas, para explotar sus recursos y riquezas. Y este hecho de del descubrimiento a la conquista de América por el imperio español, también hizo cambiar a Europa, por la ambición de los países hegemónicos de esa época del siglo XV al realizar esta empresa eclesiástica y militar de América. España lograba así la expansión económica, mercantil y política más importante de su historia. Colón que ignoraba que había chocado con un nuevo continente, con este hecho, inicia un proceso de “instrumentalización” y “destrucción masiva” de la nueva realidad americana.
Por ello, para nosotros los hispanos que algunos con aires épicos celebran con pompa festiva, ese acontecimiento, debe ser motivo de “concientización” y un significado de “mucha reflexión”, en vez de “celebración” y no con esa resonancia que hasta hoy se toma. Incluso desde los mismos medios publicitarios, la llamada “hispanidad”, debemos estar claros de tal “encontronazo”, pues nosotros los actuales habitantes somos producto de este continente “mestizo”. Se trata de asumir lo que somos con el choque de dos culturas, la “europea”, invasora, conquistadora y la “indígena”, la invadida y conquistada. Para convertirnos con el tiempo en una raza muy característica, genuina en la herencia de una cultura hispano latina. Aunque la cultura autóctona siempre se negó a ser instrumento de transculturación y desde el principio hubo resistencia, lucha histórica entre la sociedad invadida y sometida pero no a cabalidad, pues se mezcló física, lingüísticamente, cultura que no pudieron destruir o borrar a cabalidad, pues la nuestra impuso resistencia, ante la cultura invasora. Así que reflexiones, tomemos conciencia en la verdadera identidad cultural que nos da ese sello distintivo. Desde el supuesto descubrimiento, América se vuelve un parangón violento que cambió la vida original de las comunidades indígenas, explotadas y hasta hoy en día, marginados y reprimidos esperando la reivindicación social para una verdadera independencia.