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Reforma insuficiente y perjudicial

@arpassv

La reforma de pensiones aprobada recientemente por la Asamblea Legislativa no solo es insuficiente desde la perspectiva de la necesaria reforma previsional integral, sino que es perjudicial para los intereses de los trabajadores y trabajadoras.

Dicha reforma mantiene intacto el negocio redondo de las administradoras privadas de fondos de pensiones (AFP) y su aprobación es el resultado de una conspiración en la que también participaron directamente las llamadas “calificadoras de riesgo” y la derecha parlamentaria.

Por tanto, ASAFONDOS celebró su aprobación, las mentadas “calificadoras” subieron inmediatamente la calificación del país y los partidos de derecha -especialmente la oligárquica ARENA- la presentaron como un logro suyo.

La reforma también beneficia momentáneamente al gobierno, pues le evitó caer en “impago”, con la creación de un “fondo solidario” que permitirá pagar a los jubilados que se quedaron en el antiguo sistema público. Por eso personeros del Ejecutivo celebraron la reforma y una pieza de la propaganda efemelenista hasta la presentó como un “triunfo popular”.

La reforma avalada por todas las fracciones legislativas incrementó la cotización de los trabajadores, aumenta -en la práctica- la edad de jubilación y perpetúa el “robo del siglo”, que fue la privatización de las pensiones aprobada en el gobierno del fallecido ex presidente arenero Armando Calderón Sol.

Por eso es necesario continuar la lucha por una reforma de pensiones integral, demandando la creación de un sistema previsional público y exigiendo la eliminación de las AFP.

La campaña “No Más AFP” -impulsada por la Alianza por la Gobernabilidad y la Justicia (ASGOJU)- puede ser el germen de una movilización social que acabe con el obsceno sistema de pensiones que genera ganancias exorbitantes para las AFP, a costa de pensiones indignas para los jubilados, futuro incierto para los cotizantes y deudas millonarias para el Estado.

Y esta lucha no debe ser únicamente de las organizaciones sindicales y sociales, sino de toda la población trabajadora que quiere (y merece) una jubilación digna.

La batalla por la desprivatización de las pensiones y la creación de un sistema previsional público es profundamente anti-neoliberal. Por tanto, debe ser asumida por todas las organizaciones revolucionarias, movimientos progresistas y sectores democráticos.

Y, en esta lucha, no hay tiempo que perder.

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