Gloria Silvia Orellana
@DiarioCoLatino
El XIV Encuentro Regional “Centroamérica unida por la Sostenibilidad Ambiental, la Defensa del Territorio y la Resiliencia”, inició con un recuento de retrocesos en el cuido de la biodiversidad, medio ambiente y criminalización de los derechos humanos de los defensores ambientalistas.
Más de 200 delegaciones, aglutinadas en redes, organizaciones, movimientos sociales, Pueblos indígenas y personas defensoras de derechos humanos y en materia de medio ambiente, iniciaron un foro multicultural en busca de posicionar alternativas para la justicia ambiental y climática en la región centroamericana, con un enfoque hacia los grupos humanos de mujeres, juventudes y Pueblos Indígenas.
José Ramón Ávila, de ASONOG, recordó que casi 25 años después del Huracán Mitch, la devastación que dejó a su paso en el área centroamericana que sólo recuerda la necesidad de atender de manera “urgente” la crisis climática que impacta a diario las comunidades más vulnerables en el área.
“América Latina y el Caribe es especialmente vulnerable a los efectos del cambio climático debido a su situación geográfica y climática, su condición socioeconómica , demográfica y la alta sensibilidad al clima de sus activos naturales, como bosques y la biodiversidad”, afirmó.
Ávila retomó el informe de la Oficina de Naciones Unidas para la Reducción del Riesgo de Desastre (UNDRR), que señala, que 1 de cada 4 desastres en el mundo durante la última década ocurrió en América Latina y el Caribe, en donde se concentró un 53% de las pérdidas económicas mundiales debido a desastres climáticos (1998-2017), que promediaron pérdidas anuales superiores del 1,5% del PIB.
Un 23% de las pérdidas por desastres de estos 20 años, corresponden a la agricultura que ha venido generando inseguridad alimentaria, según las cifras del Centro de Coordinación para la Prevención de los Desastres en América Central y República Dominicana (CEPREDENAC).
“Los efectos del cambio climático violentan los derechos humanos. Actualmente, unos 8 millones de personas en Centroamérica sufren hambre de moderada a severa, primero debido a la pérdida del poder adquisitivo de la población, segundo por los elevados precios de los alimentos y la dependencia de los mercados en detrimento de la agricultura de subsistencia”, acotó Ávila.
Carolina Amaya, representante de la Unidad Ecológica Salvadoreña (UNES), indicó que los gobiernos del área le están dando largas a la crisis climática pese a las señales evidentes del impacto del cambio climático desde las altas temperaturas, la depredación del medio ambiente y la intervención de empresas extractivas en los territorios de la región.
“La migración es el reflejo de la crisis compleja que vive la región, originada entre otros aspectos el contexto político, económico y climático que genera hambre e inseguridad alimentaria en las comunidades más vulnerables de Centroamérica”, afirmó Amaya.
“Como organizaciones y movimientos sociales que formamos parte de este Foro Centroamérica Vulnerable, estamos demandando la adaptación climática desde lo local, que no es más que planes de adaptación nacionales desde los saberes, conocimientos y experiencias locales”, agregó.
Amaya también hizo énfasis en los Mecanismo de Pérdidas y Daños, y exigió a los responsables históricos del cambio climático a comprometerse en breve a implementar un mecanismo financiero de pérdidas y daños, que asegure la participación de las comunidades más vulnerables.
Amaya destacó la participación de las mujeres que se constituyen en estos movimientos ecofeministas, en una respuesta y lucha por los bienes naturales, y para cohesionar con sus comunidades la defensa de los derechos humanos como defensoras, en sus territorios.
“Además de ser la mayor población centroamericana, somos las que sostenemos a la sociedad, a la familia y al planeta; desde el planeta es la tarea de los cuidados y no es que nosotros hayamos asumido esta responsabilidad por si. Son estos patrones patriarcales nos han asignado estas tareas y por tanto proveemos alimentación, el acarreo del agua y la leña”, explicó.
Los miembros del Encuentro Regional “Centroamérica unida por la Sostenibilidad Ambiental, la Defensa del Territorio y la Resiliencia”, también plantearon el fortalecimiento de los sistemas nacionales de gestión integral del riesgo, ante los niveles de vulnerabilidad, indicó, Guido Calderón, de la Concertación Regional para la Gestión de Riesgos (CRGR) de Guatemala, quien también pidió “mecanismos de protección” para las personas que se movilizan por el cambio climático.
“Los principales países emisores de Gases de Efecto Invernadero (GEI) deben asumir compromisos climáticos reales de reducción de sus emisiones que se traduzcan en resultados que eviten alcanzar los puntos de no retorno del cambio climático, que están poniendo en riesgo la vida de los pueblos”, acotó.
“Sobre las políticas públicas de seguridad y soberanía alimentaria, los gobiernos deben considerar la creciente crisis climática e incluyan reservas nacionales de alimentos y santuarios de semillas nativas, garantizando la participación plena y efectivas de las plataformas y expresiones de mujeres”, añadió Calderón.
José Ramón Ávila, de ASONOG, reafirmó el llamado a eliminar toda forma de opresión de género, racial o social, para enfrentar esta crisis climática ante la explotación desmedida de la naturaleza.
“Es urgente la adhesión y ratificación del Acuerdo de Escazú, como un mecanismo que la región centroamericana está promoviendo, porque tiene que ver con el reconocimiento y protección de defensores y defensoras de derechos humanos, que defienden sus entornos, sus territorios”, puntualizó.
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