Por Rosie Scammell/Edouard Guihaire
Mánchester/AFP
La primera ministra británica, Theresa May, anunció el martes por la noche que el nivel de alerta antiterrorista fue subido al máximo, tras el atentado suicida cometido por un joven de origen libio en Mánchester el lunes por la noche y que dejó 22 muertos.
«No podemos ignorar la posibilidad de que un grupo de individuos mayor esté vinculado al atentado de Mánchester», subrayó Theresa May, que también anunció el despliegue de militares para apoyar a la policía.
El nivel «crítico» significa que un ataque se considera inminente.
De acuerdo al plan, la policía será asistida por el ejército, que patrullará en las calles.
La policía avanzó en la su investigación. «El sospechoso de la atrocidad de la pasada noche fue identificado como Salman Abedi, de 22 años», dijo a la prensa Ian Hopkins, comandante de la policía de Mánchester. El diario Daily Telegraph añadió que Abedi nació en Reino Unido de padres libios.
El sospechoso hizo estallar su carga explosiva la noche del lunes en el vestíbulo del Manchester Arena, al término de un concierto de la estrella juvenil estadounidense Ariana Grande, dejando al menos 22 muertos y 59 heridos.
El autor del atentado, el más mortífero en suelo británico en 12 años, «deliberadamente apuntó contra niños y jóvenes que deberían haber estado disfrutando de una de las mejores noches de sus vidas», lamentó la primera ministra británica Theresa May.
El comandante de la policía de Mánchester dijo a la prensa que «la prioridad es establecer si (el atacante) actuó solo o como parte de un grupo», añadió, tras confirmar la detención de un hombre de 23 años y el registro de dos viviendas.
Un miembro de la comunidad libia de Mánchester dijo al diario The Guardian que el padre de Abedi «debe estar desconsolado. Siempre fue muy beligerante con la ideología yihadista, y estos del Estado Islámico no son ni siquiera yihad, son delincuentes».
De acuerdo con Daily Telegraph, Abedi nació en la ciudad donde supuestamente cometió la matanza, de padres libios que escaparon del gobierno de Muamar Gadafi.
Víctimas jóvenes
Hasta la tarde del martes solamente se había anunciado la identidad de dos víctimas: la niña de 8 años Saffie Rose Roussos y la adolescente Georgina Callander, de 18, ambas del vecino condado de Lancashire.
En un comunicado publicado en uno de sus canales habituales en las redes sociales, el grupo yihadista Estado Islámico (EI) afirmó que «uno de los soldados del califato colocó unas bombas entre la muchedumbre» durante el concierto.
La agencia de propaganda del EI afirmó por su parte que hay un «equipo» de combatientes detrás del atentado.
El ataque es el más grave en suelo británico desde julio de 2005 cuando una serie de atentados suicidas dejó 52 muertos, además de cuatro kamikazes, y 700 heridos en el metro y un autobús de Londres.
Pedidos de ayuda
Las redes sociales hervían con mensajes pidiendo ayuda para encontrar a allegados.
Charlotte Campbell explicó apesadumbrada en varias televisiones que no lograba encontrar a su hija Olivia, de 15 años.
«Todo lo que sé es que estaba en el Mánchester Arena con su amiga viendo a Ariana Grande y todavía no ha aparecido», dijo, en declaraciones al programa de televisión Good Morning Britain.
Una pareja de adolescentes, Liam Curry y su novia Chloe, seguían desaparecidos.
El primo del chico explicó a radio Heart que «Liam perdió a su padre hace un par de meses, así que andaban haciendo cosas para sobrellevar el duelo, entre ellas ir al concierto».
‘Barbarie’, ‘cínico e inhumano’, ‘perdedores’
«El pabellón se quedó pavorosamente en silencio durante cinco o seis segundos, que parecieron más largos, y luego todo el mundo corrió en todas direcciones», explicó a la AFP Kennedy Hill, una adolescente que asistió al concierto.
«Había padres que llevaban en brazos a sus hijas entre lágrimas», explicó a la AFP Sebastian Díaz, un muchacho de 19 años de Newcastle, que vestía una camisa tejana y pantalón oscuro.
«Destrozada. Desde el fondo de mi corazón, lo siento mucho. No tengo palabras», escribió la cantante en Twitter, tras el atentado.
El atentado provocó reacciones de repulsa en todo el mundo.
La reina Isabel II de Inglaterra lo describió como un «acto de barbarie» y «Su Santidad, el papa Francisco, quedó profundamente entristecido», afirmó el Vaticano.
La primera ministra alemana Angela Merkel expresó su «tristeza y horror», y el presidente ruso Vladimir Putin habló de atentado «cínico e inhumano».
El presidente de Estados Unidos Donald Trump condenó enérgicamente en Belén el atentado, perpetrado, según él, por «perdedores maléficos».
El atentado ocurrió exactamente dos meses después del que dejó 5 muertos en Londres, cerca del Parlamento.