@arpassv
La Sala de lo Constitucional prepara una nuevo golpe institucional: los magistrados despedirán este año destituyendo a algunos miembros del Tribunal Supremo Electoral (TSE), por “sus vínculos con partidos políticos”. Vaya razón!, como si dicha instancia no se conformara con representantes de los tres partidos o coaliciones más votadas en elecciones presidenciales.
Con este mismo argumento declararon inconstitucional hace un par de semanas la elección del magistrado suplente Ricardo Iglesias, por sus relaciones laborales con el gobernante FMLN. Recordemos que por supuestos vínculos partidarios, la Sala ha destituido a magistrados y presidentes de la Corte de Cuentas, del Consejo de la Judicatura, del TSE y de la propia Corte Suprema de Justicia, incluidos dos presidentes de la misma.
Pero lo más criticable de este puritanismo antipartido es la hipocresía y doble moral de los magistrados Belarmino Jaime, Rodolfo González, Florentín Meléndez y Sidney Blanco, quienes lo aplican en unos casos y en otros no: la destitución procede cuando los supuestos vínculos son con el FMLN y no procede cuando la relación partidaria es con el oligárquico partido ARENA.
Y la inconstitucionalidad de la elección es todavía más improcedente cuando se trata de los mismos magistrados. Está documentado que Belarmino Jaime fue asesor legislativo y financista de ARENA, y para su elección fue propuesto por el ex presidente arenero Alfredo Cristiani en el reparto partidario realizado en Casa Presidencial en 2009; pero sus compadres magistrados lo blindan y no puede ser destituido, a pesar sus evidentes vínculos con el partido opositor.
Otro argumento recurrente de la Sala para anular elecciones de funcionarios de segundo grado es el “indebido proceso”. Y en esto la hipocresía y doble moral de los magistrados se ensancha porque la elección de dos de ellos, de Jaime y Rodolfo González, fue ilegal. Ambos no estaban en las listas de candidatos del gremio de abogados ni del Consejo de la Judicatura.
Así que la destitución del magistrado Iglesias y la inminente destitución de magistrados del TSE, entre éstos su presidente Julio Olivo Granadino, es la confirmación indiscutible de la hipocresía y doble moral de los magistrados Jaime, González, Meléndez y Blanco, que se consideran un súper poder que está por encima de los demás poderes estatales y se declaran exentos del cumplimiento de la ley, la contraloría ciudadana y de la obligación de rendir cuentas.