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Religiosas mártires del pueblo y presentes en la memoria de El Salvador

Gloria Silvia Orellana
@Diario CoLatino

Las redes sociales fueron el medio para la conmemoración del 41 aniversario luctuoso para honrar a las cuatro religiosas que fueron secuestradas y asesinadas por miembros de la Guardia Nacional, por órdenes directas de altas autoridades militares y seguridad, a principios de la década de los ochenta, a inicios de la guerra civil que duró de 12 años en El Salvador.

Share El Salvador y Diócesis de Chalatenango honraron este 4 de diciembre, en la redes sociales, la memoria de las religiosas estadounidenses Ita Ford y Maura Clark, de la orden Mariknoll, así como a Dorothy Kazel, de la orden ursulina, y la misionera laica Jean Donovan.

En el Informe de la Comisión de la Verdad, se encuentra documentado que la tarde del 2 de diciembre de 1980 las religiosas Ita Ford y Maura Clark, venían de Nicaragua para seguir trabajando en Chalatenango. Y que fueron a recogerlas al aeropuerto internacional (Comalapa) Dorothy Kazel y Jean Donovan, cuando miembros de la Guardia Nacional, a cargo del subsargento Luis Antonio Colindres Alemán, quienes las desaparecieron alrededor de las siete de la noche.

El Informe de la Comisión de la Verdad estableció que la detención de las religiosas estuvo “planeado de antemano”, casi dos horas antes que ellas arribaran al país.

“Colindres se dirigió al puesto en San Luis Talpa para avisar al comandante que hiciera caso omiso si escuchaba algunos ruidos pertubadores , por cuanto sería el resultado de una acción que Colindres y su gente estarían cumpliendo” (pág 75/Informe de la Comisión de la Verdad).

Y describen que una vez secuestraron y tenían capturadas a las cuatro religiosas las llevaron a un lugar solitario donde fueron violadas y asesinadas.

Robert White, embajador de Estados Unidos en El Salvador, se enteró del paradero de las religiosas el 4 de diciembre, quien luego de algunas peticiones al gobierno lograron sacar los cadáveres y llevarlos a San Salvador.

La Junta de Gobierno en ese momento, y en especial el ministro de la Defensa José Guillermo García, negaron enfáticamente que cuerpos militares o de seguridad secuestraran y asesinaran a las cuatro religiosas.

La Junta de Gobierno nombró una comisión que fue llevada por el coronel Roberto Monterrosa y la segunda fue designada por el entonces director de la Guardia Nacional, coronel Carlos Eugenio Vides Casanova, a través del mayor Lizandro Zepeda.

Los integrantes de la Comisión de la Verdad concluyeron que ninguna de las investigaciones fue seria para esclarecer y resolver los hechos, alegando que no habían pruebas y rechazando la posibilidad de la participación de fuerzas de seguridad en ese hecho de violencia.

El juez Harold R. Ryler jr. , quien fue nombrado por el secretario de Estado en los Estados Unidos, llevó adelante una tercera investigación, concluyendo que las primeras dos investigaciones fueron para “dejar por escrito un precedente que fundara la inocencia de las fuerzas de seguridad salvadoreña”, (pág. 76 Inf.Com.Verdad).

Fue en 1981, que la embajada de Estados Unidos, proporcionó las evidencias que incriminaban a Colindres, pero no recibió castigo, ni el grupo involucrado. El 10 de febrero el presidente José Napoleón Duarte, informó que se hizo una segunda investigación que señalaban a los involucrados, pero afirmó que estos actuaron por cuenta propia.

Del proceso judicial los señalados fueron: el subsargento Luis Antonio Colindres Alemán y los agentes Daniel Canales Ramírez Carlos Joaquín Contreras Palacios, Francisco Orlando Contreras Recinos, quienes fueron condenados a 30 años de prisión, luego del juicio realizado el 23 y 24 de mayo de 1984.

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