Marlon Chicas
El Tecleño Memorioso
Con cariño a los papás…
La misión de un verdadero padre no es tarea fácil, siempre y cuando este se realice de forma responsable, asumiendo con entereza tal legación, debe verse como un apostolado de vida el cual supera día con día las adversidades presentes, descubriendo que esta no se limita al acto de engendrar un nuevo ser o dotarlo de bienes materiales, es más que eso, es brindar tiempo de calidad, ser amigo, confidente y mentor, guiando los pasos del hijo por la senda del bien, contribuyendo con ello a su normal desarrollo en el mundo.
En lo personal agradezco al Creador el haber experimentado lo anteriormente descrito en la persona de mi padre Salomón (+), así como de otras personas que no siéndolo carnalmente supieron orientarme en momentos difíciles, los cuales guardo en lo profundo de mi alma, forjando con ello las bases de lo que hoy soy.
De mí padre aprendí el amor al arte, especialmente su habilidad para la declamación, la pasión al trabajo, al que nunca hizo mala cara como muchos otros padres tecleños, a quienes dedico esta crónica, presente está en mis recuerdos las temporadas de cortas de café, a la que más de alguna vez le acompañé junto a mi familia, proveyéndonos de ricas viandas que la abuelita Simona (+), preparaba con mucho esmero para tal efecto.
Cómo olvidar el cariño de mi padre cuando enfermé de los oídos, cargándome entre sus brazos, dándome palabras de consuelo, acompañándome segundo a segundo en mi recuperación, velando mis sueños con su simpática sonrisa. Sin olvidar las interminables tardes de juego mostrándome mundos mágicos de príncipes y princesas, inculcándome valores para la vida, enseñándome a luchar por mis sueños, a fin de forjarme un futuro mejor, siendo solidario con el necesitado, amando a Dios y a mis semejantes, enseñándome que en la vida todos somos iguales.
Los años pasan inmisericordemente, pero siempre agradeceré tú noble labor papá, a pesar del tiempo te extraño tanto, seguro estoy que, desde el cielo me cuidas con una tierna sonrisa, animándome alcanzar mis metas, teniendo siempre en cuenta que lo que más cuesta en la vida es lo que más se disfruta.
Mi historia es la de muchos que al igual que el suscrito, extrañamos en lo más profundo de nuestro corazón, la presencia física de nuestro progenitor a pesar del tiempo, con la fe que un día nos reencontraremos en la eternidad; sirva esta crónica como un llamado a todos aquellos hombres que por alguna razón justificada o no olvidan su rol de padres, antes de que sea demasiado tarde.
Un enorme reconocimiento a las dignas mujeres en su doble rol de padre y madre, que día a día se esfuerzan por la superación de sus hijos, un abrazo hasta el cielo a los padres, abuelos y madres que supieron hacer de ellos gente de bien ¡Felicidades, padres salvadoreños!