Marlon Chicas
El Tecleño Memorioso
Un ambiente de espiritualidad se respira en Santa Tecla, con la llegada de la Semana Santa, el cantar de Chicharras, los ramos de palma, el olor a incienso, las velas, rezos y cantos expiatorios, rememoran la Vida, Pasión, Muerte y Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo. Trayendo reminiscencias en Carlos Roberto Alvarado Peña, Orlando Moran Castillo y un suscrito, en cuanto a las vivencias de esa época.
Viernes de Dolores, profundizando los sufrimientos de la Santísima Virgen María, por el martirio de su amado hijo. Sábado de Betania, recordando el encuentro de Jesús y Lázaro, acompañados de Marta, San Juan y Santa María Magdalena. Domingo de ramos, con palmas de flor de Coyol, a las puertas de los templos, honrando la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén entre vítores de pueblo ¡Hosanna al hijo de David, bendito el que viene en el nombre del Señor!
El lunes santo con la Procesión de Animas, simbolizado por un Crucifijo, en cuya base se encuentran Adán y Eva, recordándonos el pecado original de nuestros primeros padres y la promesa de Dios de redimir a la humanidad por medio de su preciado hijo, en cuyo cortejo no podían faltar las imágenes de la Santísima Madre, Santa María de Magdala y San Juan. El martes santo con Jesús en el huerto y en la cárcel, repitiendo durante la noche la siguiente meditación, “Jesús está en esta cárcel de pena, y no le queda más consuelo, que escuchar el ruido de sus propias cadenas”, dejando caer un eslabón sobre una lámina. Miércoles santo procesionando con los Intercesores, encabezados por San Pedro, Jesús atado a la columna, Jesús de la humildad, y Jesús Nazareno, resguardados por la Virgen de Dolores, Santa María Magdalena, y San Juan apóstol.
Jueves santo con el descendimiento de la cruz, iniciando el Triduo Pascual, prohibiendo a los adultos y niños el gritar, correr, escupir, proferir malas palabras entre otros, la misa vespertina de la Cena del Señor, seguida de la Procesión del Silencio exclusiva para hombres, cargando una enorme cruz de madera, entonando cantos penitenciales hasta quedar disfónicos, visitando los altares o monumentos en las principales parroquias e iglesias de la ciudad.
El viernes santo asistiendo al Vía Crucis, en la que Carlos Mauricio Hernández “Carlitos” (+), dirigía cantos de arrepentimiento durante el trayecto, los “Encuentros” de Jesús, con su Santísima Madre, la Verónica y San Juan el apóstol amado, culminando al mediodía con la crucifixión del Señor, la hora nona con la celebración litúrgica de la Pasión del Señor y la adoración a la cruz, la elaboración de alfombras, el Santo Entierro durante la noche y madrugada, dirigida por la Asociación de Caballeros del Santo Sepulcro, coordinados por don Juan Alvarado Portillo (+), ataviados con sus características prendas confeccionadas por doña María Hipólita Molina de Alvarado (+), responsable de las vestimentas de las imágenes y el palio de la Virgen de la Soledad. No puedo pasar por desapercibido la dedicación del señor Alvarado y su grupo de apoyo llamado los Nazarenos, preparando cada detalle de las representaciones anteriormente descritas.
El sábado santo dedicado a la Virgen de la Soledad, la solemne Vigilia Pascual con el canto del Gloria, el sonar de campanas, aprovechado por las madres para dar suaves golpes a las pantorrillas de sus hijos para hacerlos crecer. Domingo de resurrección con el anuncio del Ángel del Farolito a las cuatro de la mañana, comunicando alegremente que Jesús ¡Ha resucitado!, entre la algarabía del pueblo y el detonar de cuetes de vara. Sin lugar a duda, Santa Tecla del ayer eres única e irrepetible en tus tradiciones religiosas, vivamos con fe este tiempo de ayuno, oración y conversión.
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