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Washington / AFP
Las remesas a los país pobres y en desarrollo alcanzaron un nuevo récord en 2018 y se tornan la principal fuente de financiamiento externo de esas economías, informó el lunes el Banco Mundial (BM).
Los emigrados enviaron unos 529.000 millones de dólares hacia países de bajos y medianos ingresos el año pasado; lo que significa 9,6% más que en el año 2017 que también había marcado un récord.
Sin embargo, muchos bancos y servicios de transferencias cobran tasas demasiado altas y eso recorta las ganancias de la migración, indicó el banco en un comunicado.
Para este año se espera que las remesas totalicen 550.000 millones de dólares tornándolas en la mayor fuente de financiamiento externo de esos países, acotó.
Las transferencias de dinero subieron 12%, a 131.000 millones de dólares, en el sur de Asia y casi 7%, a 143.000 millones, en Asia del este. La región subsahariana de África registró un aumento de 10%, a 46.000 millones de dólares, según el informe.
Buena parte de esos aumentos se explica por la solidez de la economía de Estados Unidos. Los flujos también se incrementaron desde los países del Golfo y Rusia.
Excluyendo China, las remesas sumaron 462.000 millones de dólares; una cifra notoriamente más alta que las de la inversión extranjera directa en el periodo, que fue de 344.000 millones de dólares.
Entre las metas fijadas por la ONU en 2015 figura la de reducir a 3% el costo de las remesas.
No obstante los bancos cobraban 11% en el primer trimestre de este año y los servicios postales 7%.
«El elevado costo de las transferencias de dinero reduce los beneficios de la migración», sostuvo Dilip Ratha, autor del estudio.
«Renegociar asociaciones exclusivas y dejar que entren otros operadores en los servicios postales nacionales, bancos y telecomunicaciones aumentará la competencia y reducirá los precios de las remesas», agregó.
