Caralvá
Fundador
Suplemento Tres mil
Un 24 de noviembre de 1990, un grupo literario se incorporó al Suplemento Cultural 3000, su nombre era: Signo más que era firmado por Ramón Pacheco y Renán Alcides Orellana, acontecía en la nación la coincidencia de la explosión revolucionaria y literaria, dos eventos extraordinarios, en pocas naciones ocurren simultáneamente; recordemos que aún faltaban dos años para la firma de la paz, en esas circunstancia Diario Colatino fue y siguen siendo la ventana de divulgación de los intelectuales nacionales y algunos grupos: Abrapalabra, Códices, CES, Patriaexácta, Segunda Quincena, ASTAC, Tareya etc.
Conocí a Renán en la divulgación cultural, llegaba al periódico los sábados junto a otros jóvenes, ese día en particular era una pequeña fiesta de poetas y poetisas, celebrando la publicación del 3000; la improvisada sala de reunión eran unos escritorios metálicos junto a la rotativa, la producción del material impreso era febril, pero luego de entregar las planas diagramadas nos reuníamos en la Pizza Boon ubicada a una cuadra del periódico… que nostalgia de esos días.
Renán desde entonces ha sido un gran amigo literario, su primera publicación (en Suplemento 3000) lleva el título Panamá 1980 “poemas fuera de casa” en Patria alterna escribe: En el destierro/se alargan los caminos/duelen los pasos/crecen las uñas/el alma se rebela/ pero no decae nunca/ la razón. En esa publicación se menciona a su esposa Leticia: “estamos vos y yo /lejos de la Patria/ de los seres queridos/ los amigos-…/ sin embargo/como nos une más /este destierro… justamente en el libro Sonetos a media luz su esposa en el prefacio anota: “Los sonetos son una inspiración de afecto, alegría, nostalgia, amor, soledad, homenaje a personaje que dan testimonio de su vida: su padre, su madre, monseñor Romero, escritores como Miguel Hernández, García Lorca, Dimas Lidio Pitty”. Y finaliza: “Escudriñar los contenidos poéticos de estos sonetos de Renán Alcides Orellana es encaminarnos a leer y disfrutar profundamente la belleza del arte que encierra cada soneto, cuando sale del alma. Y lo expresa con vehemente amor, cuando, en la dedicatoria a mí como su esposa, hace entrega de “este desgarre de mi ser interior para que, juntos, sigamos construyendo la esperanza”. Celebro el libro y la perseverancia del amor de Renán y Leticia, como un soneto vital en la transparencia de la ternura de sus testimonios.
Debe estar conectado para enviar un comentario.