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RENDICIÓN DE CUENTAS Y FORMACIÓN COLECTIVA

 JOSÉ GUILLERMO MÁRTIR HIDALGO

El historiador y analista político mexicano, José Antonio Crespo, considera que un elemento esencial de la democracia es la rendición de cuentas1. La rendición de cuentas es la capacidad de las instituciones políticas, de hacer responsables a los gobernantes, de sus actos y decisiones en los distintos niveles del poder. La rendición de cuentas supone, que el gobernante podrá ser removido del cargo (responsabilidad política) y castigado penalmente (responsabilidad legal). Lo contrario de la rendición de cuentas es, la impunidad gubernamental. Y la impunidad, es el sello del autoritarismo.

Una democracia eficaz tiene tres condiciones: gobernantes sujetos a la rendición de cuentas, rendición de cuentas de abajo hacia arriba e instituciones, capaces de llamar a cuentas a gobernantes, de manera pacífica, es decir, removerlos del poder sin necesidad de derramar sangre. Crespo cavila que la mayoría de seres humanos buscamos satisfacer nuestros intereses y ambiciones personales, por encima de los intereses de los demás. Por eso es, que los hombres viven cuidándose unos a otros. De ahí la necesidad de un Estado con poderes coercitivos, para evitar que los ciudadanos se perjudiquen unos con otros. De esto surge la idea, de contener y limitar el poder del gobernante. Ya que el gobernante podría usar su poder, para su beneficio personal, por encima de los intereses colectivos.

La democracia, señala Crespo, con sus pesos y contra pesos tiene sentido, porque los hombres tendemos a la deshonestidad. Y la forma de evitar los abusos, está relacionada con la vigilancia, producto de la distribución del poder. El poder puede estar tan equitativamente distribuido, que se esfuma su acción (anarquía). Asimismo, puede estar totalmente concentrado, que permite tomar decisiones sin que nadie más otorgue su visto bueno, con la posibilidad de errar o equivocarse (absolutismo). Un punto intermedio es la democracia.

La democracia tiene suficiente poder congregado, para mantener el orden y tomar decisiones que sean acatadas por la comunidad. Frenando al mismo tiempo, la posibilidad de abuso de ese poder. El ejecutivo es supervisado y vigilado por el poder legislativo. Y el poder judicial, supervisa las decisiones emanadas de los otros dos poderes. La democracia es un sistema de equilibrios y contrapesos.

Las elecciones son un elemento esencial de la democracia política, es la forma como los gobernados, que disponen de un poco de poder, pueden contribuir a llamar a cuentas a los gobernantes y legisladores. Para que las elecciones funcionen deben existir condiciones para que los ciudadanos puedan emitir libremente su voto y, que este, se pueda contar puntualmente.

Los medios de comunicación y la prensa, juegan un papel político de primer orden. Son instrumentos para supervisar la acción, de gobernantes y políticos. Estos pueden caer en excesos, en su tarea informativa y fiscalizadora. Los medios, como cualquier otro actor político, deben refrenarse y rendir cuentas.

La participación política, según el sociólogo alemán, Max Weber, es la aspiración a participar en el poder o influir en su distribución, entre distintos Estados, dentro de un mismo Estado y entre distintos grupos de hombres. La política es una cuestión de élites, si la consideramos como una actividad de tiempo completo. Crespo habla que existe una selección natural del liderazgo político. Solo unos cuantos tienen aptitudes y una disposición emocional necesaria para gobernar. Pero, una baja participación ciudadana, facilita el abuso de poder de sus detentadores.

El único antídoto al abuso de poder es, el incremento de la participación ciudadana. Solo cuando el ciudadano ve alterada su situación, de modo que sus intereses básicos son amenazados de alguna forma, intensificará su presencia en la arena política. Las élites políticas enfrentadas por la competencia por el poder, divididas por convicciones ideológicas y programáticas diferentes, ejercerán vigilancia sobre si mismas.

SIN RENDICIÓN DE CUENTAS

Para el vicepresidente del Instituto Iberoamericano de Derecho Constitucional Sección El Salvador, Enrique Anaya, en El Salvador no hay Estado de Derecho2. A partir de la remoción de los Magistrados de la Sala de lo Constitucional, el primero de mayo de dos mil veintiuno y, la designación de operadores políticos en dichos cargos, estamos sujetos a los arbitrios y caprichos de las autoridades, sobre todo, a los caprichos, arbitrariedades y voluntad del presidente de la república.

En opinión del juez salvadoreño, Juan Antonio Guzmán, la ley de la carrera judicial, permite sancionar a los jueces por su conducta, no por si un fallo le gustó o no le gustó al ejecutivo. Y precisamente, eso fue lo que ocurrió con la destitución de los magistrados de la sala de lo constitucional.

Además, las reformas a dicha ley afectó a la tercera parte de la judicatura, los jueces de más de sesenta años o con treinta años de servicio, cesaron automáticamente en sus cargos. La reforma buscó afectar la independencia judicial, habilitando a jueces que no tienen la garantía del juez natural que prevé la constitución: aparecieron de la nada, no siguieron el procedimiento, no estaban en ninguna lista y no eran candidatos de nada. Sin estado de derecho es imposible la rendición de cuentas. Efectivamente, el primero de junio de dos mil veintidós, el presidente Nayib Bukele acudió a la Asamblea Legislativa para dar un informe3. Algunos esperaban que sirviera para rendir cuentas, no obstante, no ocurrió. Bukele hablo, por una hora, únicamente sobre la “guerra” que su gobierno ha decidido librar contra las violentas pandillas. El espacio fue utilizado para un tema de propaganda cuasi electoral. A pesar de su negativa a rendir cuentas, el presidente Bukele sigue teniendo el favor de la población.

FORMACIÓN COLECTIVA

Lo que ocurre en El Salvador es una “Formación Colectiva”. La “formación de masas” “formación colectiva” es la explicación que encontró el psicólogo belga Mattias Desmet, ante el absurdo e irracional comportamiento, respecto a la pandemia del COVID y sus contramedidas4. El problema es, que la “formación colectiva” da lugar al totalitarismo.

El médico estadounidense, Joseph Mercola, estima que cuando alguien está en las garras de un proceso de “formación colectiva”, está dispuesto a sacrificar todo su interés individual. Simultáneamente, la gente en garras de un proceso de “formación colectiva” tenderá a la crueldad, hacía gente que no se ha tragado la narrativa o que no la sigue.

Desmet dice que la “Formación Colectiva” puede traducirse en una especie de hipnosis colectiva. Cuando uno está siendo hipnotizado, el hipnotizador separará la realidad o entorno que lo rodea, a través de su sugestión hipnótica, normalmente una narración o una frase sencilla, pronunciada en voz alta. Para la persona hipnotizada, la realidad ha desaparecido y centra toda su atención a un único punto, la narrativa o la frase. La dinámica psicológica de la hipnosis, explica el comportamiento irracional e incomprensible de personas cautivas de la “formación colectiva”.

Desmet señala que para que surja la “formación colectiva” tienen que darse cuatro condiciones: aislamiento social, experimentar la vida como algo sin propósito, ansiedad y descontento generalizados y frustración y agresividad. En otras palabras, personas que se sienten solas, sin sentido, ansiosas y frustradas, participaran en estrategias para afrontar el objeto de ansiedad. Esto produce una ventaja psicológica, da la impresión que puede controlar su ansiedad. Surge un nuevo vínculo social y la agresividad subyacente, se dirigirá a la población que no está hipnotizada. Para que la “formación colectiva” siga, debe haber un enemigo externo.

Por consiguiente, el totalitarismo se basa en la “formación colectiva” y esta es una especie de hipnosis provocada por la voz del líder, que mantiene a la población en un proceso de hipnosis. Pero si las voces disonantes siguen hablando, perturbarán el proceso de “formación colectiva”, ya que interferirán en la hipnosis. Cuando la oposición deja de hablar en público, el sistema totalitario empieza a volverse cruel, como ocurrió en la Unión Soviética y en la Alemania Nazi. La única arma contra la destrucción es oponerse, hablar y resistir de forma no violenta.

(Endnotes)

1.Crespo, José Antonio. Fundamentos políticos de la rendición de cuentas. En: asf.gob.mx/uploads/63_Serie_de_Rendicion_de_Cuentas/Rc1.pdf

2.“En El Salvador no hay Estado de Derecho”, según jueces. En: https://www.dw.com/en-el-salvador-ya-no-hay-estado-de-derecho-segun-jueces/a-59324327

3.Arévalo, Karla. Académicos consideran que Bukele evito rendir cuentas en su discurso. En: https://www.vozdeamerica.com/a/el-salvador-discurso-bukele/6601011.html

4.Mercola, Joseph. La psicología del totalitarismo: la “ciencia de la ingeniería social” de la tecnocracia. En: https//es.sott.net/article/83363-La-psicologia-del-totalitarismo-La-ciencia-de-la-ingenieria-social-de-la-tecnocracia

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