Por Kelly Velásquez
Roma/AFP
El primer ministro italiano, Matteo Renzi, confirmó que presentará su dimisión formal este lunes tras su estrepitosa derrota en el referéndum, lo que abre un periodo de incertidumbre política y se barajan posibles sucesores.
«Mi experiencia como jefe de gobierno llega hasta aquí», anunció el domingo Renzi, poco antes de que se anunciara oficialmente que el no a «su» reforma constitucional había conseguido el 59,95% de los votos.
«Asumo la responsabilidad de la derrota», admitió.
Después del último consejo de ministros, Renzi, de 41 años, acudirá al palacio del Quirinal para presentar su renuncia al presidente de la República Sergio Mattarella, un discreto jefe de Estado que tendrá que gestionar la transición.
Renzi mantuvo este lunes una reunión informal de más de una hora con el presidente Mattarella para intercambiar opiniones sobre la delicada crisis.
Según un comunicado oficial, el presidente elogió la alta participación, del 65% según las cifras definitivas si se suma el voto en el exterior, donde la participación también fue elevada (30%) con respecto a las anteriores.
«Este es una democracia sólida, un país con pasiones, capaz de participar activamente en sus decisiones», comentó el jefe de Estado, quien instó a la clase política a mantener «la serenidad y el respeto recíproco» para salir de la crisis.
No se excluye que Mattarella convoque elecciones anticipadas, pero lo más probable es que nombre a una personalidad por encima de los partidos para que dirija «un gobierno técnico» encargado de reformar la actual ley electoral.
El partido populista y antisistema Movimiento 5 estrellas (M5S) y la formación de extrema derecha Liga Norte reclamaron sin embargo la disolución inmediata del Parlamento y elecciones anticipadas aprovechando la ola de malcontento expresada con el voto.
«Los italianos tienen que ser llamados a votar lo más rápidamente posible», insistió Beppe Grillo, jefe del M5S, en su blog. «Lo más rápido, realista y concreto para ir enseguida a votar es hacerlo con una ley que ya existe, el Italicum», añadió.
Esa ley electoral, adoptada en mayo de 2015, prevé que el partido que consigue más del 40% de los votos en la primera vuelta o gana la segunda vuelta se beneficie de una prima de gobernabilidad, supuestamente para asegurar la estabilidad del gobierno.
Según los últimos sondeos, el M5S saldría ganador de las elecciones, un resultado que los editorialistas comparan con lo ocurrido en Gran Bretaña con el Brexit y en Estados Unidos con el triunfo de Donald Trump.
‘Frustración y descontento’
Otras formaciones políticas parecen estar de acuerdo en la necesidad de un gobierno técnico que reforme la actual ley electoral y apruebe también la ley de presupuesto.
La prensa baraja varios nombres para ocupar la jefatura de gobierno, entre ellos el ministro de Finanzas, Pier Carlo Padoan, 66 años, quien anuló su participación en el Eurogrupo de Bruselas para quedarse en Roma.
Igualmente sonaba el presidente del Senado, el ex magistrado antimafia Pietro Grasso, de 71 años, una figura institucional.
Nombramientos que podrían servir para tranquilizar a los mercados, que temen una nueva fase de inestabilidad política en la tercera economía de la zona euro.
El lunes por la mañana, la Bolsa de Milán abrió a la baja de 1,29%, con la mayoría de los bancos en rojo, pero se enderezó rápidamente. Pese a ello las tasas de interés de los títulos de deuda con vencimiento a 10 años subieron aunque no se dispararon.
En Europa, esta victoria del no es motivo de preocupación.
El ministro alemán de Relaciones Exteriores, Franck-Walter Steinmeier, estimó el lunes que «podemos alegrarnos de que los electores austriacos no votaran por el candidato de las fuerzas populistas, pero vemos el resultado en Italia con inquietud».
«No es un mensaje positivo para Europa, en tiempos difíciles», prosiguió Steinmeier.
Tras poco más de 1.000 días como primer ministro, sólo superado por Bettino Craxi y Silvio Berlusconi, Matteo Renzi, deja detrás de él una Italia que consiguió recuperar el crecimiento pero no lo suficiente para cambiar la situación del país.
Llegó al poder en febrero de 2014 con un programa repleto de reformas. Pero, a pesar de su empeño y energía, su perseverancia no convenció a sus conciudadanos.
La mayoría de la clase política, desde la extrema izquierda hasta la extrema derecha, e incluso críticos de la propia formación de Renzi, el Partido Democrático (PD), estaba a favor del no a la reforma que, según ellos, otorgaba demasiado poder al jefe de gobierno.
«La victoria del no tiene muchos padres», comentó en una editorial Mario Calabresi, director de La Repubblica, quien considera que se trató ante todo de un voto de protesta contra la gestión de la crisis económica por parte de¡ los desempleados, de los precarios, de una clase media empobrecida que teme la llegada de los emigrantes.
«Es el mismo pueblo rebelde que estuvo a favor en Gran Bretaña del Brexit, que votó por Trump en Estados Unidos y que ahora puso en crisis a uno de los países fundadores de la Unión Europea», asegura el director del diario La Stampa Maurizio Molinari.