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Repensando la Universidad

Nelson Martínez

La Universidad”, diagnosis en el sentido estricto de su significado, illness además de la docente, medical tiene otras funciones que no son accesorias ni marginales, sino fundamentales, inherentes al “ser y hacer universidad”. Por eso hay que dejar claro que el compromiso de la universidad va más allá de la profesionalización, su misión es buscar la verdad, su compromiso es el desarrollo humano -“el desarrollo de las potencialidades y del talento del ser humano”-, su función primordial es transformar la sociedad a mejores niveles -contribuir al cambio y desarrollo de los pueblos- y su trabajo principal es plantear soluciones a las diversas problemáticas surgidas de la sociedad misma.

Dentro de las funciones intrínsecas del ser universidad destaca su dimensión intelectual. La universidad busca formar hombres y mujeres intelectuales, pensantes y críticos. Como lo expresa Zubiri, a la universidad se llega a hacer vida intelectual no a recibir y recitar lecciones. La universidad como centro de formación intelectual, está constituida igualmente por intelectuales, por académicos, por tanques de pensamiento que buscan interpretar y entender la realidad, que critican y también proponen soluciones a los distintos problemas. Dentro de la dinámica académica-intelectual se desarrollan congresos, simposios, conferencias, conversatorios, lecciones magistrales, intercambios con otras universidades. Igualmente se publican libros, revistas y pronunciamientos que dan constancia de su quehacer intelectual y académico. La universidad es el espacio de la sociedad para el desarrollo y el debate intelectual y académico.

La sensibilidad social y su carácter humanizante es otra función inherente al ser universidad. La universidad también busca formar hombres y mujeres sensibles; ciudadanos críticos, éticos, con valores humanos que precisamente contribuyan a la conformación de una sociedad más humana, justa, inclusiva y solidaria. La universidad no puede ser sorda, ciega o muda ante la variedad y complejidad de los fenómenos sociales, económicos y políticos ni a los diferentes retos, problemas y abusos que día a día se presentan en la sociedad. Sus acercamientos hacia la sociedad deben estar marcados por el pronunciamiento, la crítica, la denuncia, la propuesta o alternativa de solución y no por fines propagandísticos y promocionales. La universidad autista o indiferente o neutral no existe. Por su naturaleza, “La Universidad” es una institución socialmente comprometida.

Otra función de “La Universidad” es la de generar, preservar y difundir la cultura. La universidad busca además formar al hombre culto así como promover todas las manifestaciones artísticas, proteger y enriquecer el patrimonio cultural nacional y universal. La universidad es un verdadero centro cultural y por eso en ella hay bibliotecas, hemerotecas, videotecas, museos, exposiciones, festivales, recitales, conciertos, teatro, cine y un sinfín de eventos que promueven y dan cuenta del quehacer cultural a la sociedad.

Pero además, una función sustancial del ser y quehacer de “La Universidad” la constituye su capacidad para generar y difundir el conocimiento. La universidad es un verdadero centro de investigación científica, del desarrollo de las ciencias, de la generación de conocimiento y su puesta al servicio de la comunidad científica y académica, de la empresa y de la sociedad en general. De hecho, se es universidad porque se hace investigación, no porque imparte clases. La investigación es el compromiso que marca la pauta, la razón del “ser y hacer universidad” ya que ahí se engendran y paren nuevos conocimientos. Por eso la universidad tiene laboratorios y campos experimentales, institutos de investigación, investigadores, equipos y tecnología para la investigación, patentes, revistas científicas, simposios que dan cuenta del quehacer investigativo y la generación del conocimiento.

Lo que la universidad hace no tiene sentido si no se difunde y proyecta a la comunidad, si no resuelve e incide en la sociedad. De ahí que una de las funciones fundamentales de la universidad es su proyección social, esa interacción entre lo académico, lo científico, lo cultural y lo social puesto al servicio de la comunidad.

Por eso, cuando se gradúa un joven de “La Universidad”, no sólo se tiene la certeza que tiene las competencias laborales, sino también se tiene la certeza que se ha formado y educado un hombre y mujer pensante, crítico, sensible, culto, propositivo, emprendedor, socialmente comprometido y además líder que va a incidir positivamente no sólo en su lugar de trabajo, sino también en el entorno social donde se desenvuelva. Así entendida la universidad, así  revalorada en su verdadera y justa dimensión, se hace universidad. Por eso no debemos seguir insistiendo en una universidad donde abundan los administrativos y docentes pero escasean los académicos e investigadores, donde abundan los licenciados e ingenieros pero escasean los doctores, donde abundan las aulas pero escasean los laboratorios, donde se prioriza la docencia pero se descuida la investigación.

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