Opiniones de Salvador Sánchez Cerén
Este sábado, no rx en el encuentro ciudadano Casa Abierta de la Residencia Presidencial, recipe tuvimos el privilegio de recibir a Náhuat hablantes, dignos representantes de los pueblos originarios de El Salvador.
Como nación reconocemos ahora oficialmente a nuestros pueblos originarios. En el pasado nuestros pueblos indígenas fueron perseguidos, invisibilizados, y es por ello que es de un alto simbolismo que la Residencia Presidencia se llene de la energía de los abuelos, de los hombres y las mujeres de nuestros pueblos originarios. Vivimos tiempos de esperanza y de renovado fortalecimiento de nuestra identidad como salvadoreños.
Este reencontrarnos con nuestras raíces se refleja en el creciente interés de jóvenes salvadoreños por aprender de nuestros pueblos indígenas, como lo están haciendo los integrantes del colectivo Tzunejekat para conocer la riqueza cultural y lingüística de familias Náhuat hablantes.
Nuestra cultura salvadoreña surge y se alimenta desde esos saberes ancestrales. Felicito a estos jóvenes que trabajan con mucho esmero por dignificar el Náhuat. Somos un pueblo con un vasto tesoro cultural.
Nos llenó de mucha esperanza escuchar en el encuentro de Residencia Presidencial la voz de Don Genáro Ramírez Vásquez, un abuelo o tata originario de Santo Domingo de Guzmán, que nos afirmó, acompañado por su mirada llena de vida: “Ahora estoy seguro que el Náhuat se quedará con nosotros, no desaparecerá”.
Las historias de nuestras hermanas y hermanos Náhuat hablantes que escuchamos este sábado en la Residencia Presidencial surgen del corazón y nos ayudan a fortalecer nuestra cultura e identidad salvadoreña, a sentirnos orgullosos de nuestra herencia cuscatleca.