Washington / AFP
Una asociación de residentes de localidades estadounidenses cercanas al límite con México denunció este martes en Washington el «racismo» que sufren los latinos por parte de los agentes fronterizos y la «impunidad» con la que operan en la zona.
«Hay un patrón histórico de abusos en la frontera que nosotros consideramos que constituye una cultura de abuso y de impunidad», dijo Fernando García director de la Red Fronteriza para los Derechos Humanos (BNHR por sus siglas en inglés).
García denunció que su agrupación tiene documentados varios incidentes en los cuales la policía y los agentes de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) entran a domicilios sin órdenes de registro.
«Parece que la constitución no se aplica en la frontera», dijo García delante del Capitolio, tras una rueda de prensa con Veronica Escobar, congresista demócrata que representa a la ciudad de El Paso, en Texas, y al senador por Nuevo México, Tom Udall.
«Estas comunidades de la frontera merecen un compromiso real y una rendición de cuentas del Departamento de Seguridad Interior (DHS)», dijo el senador, que impulsa una ley para mejorar la situación que ya aprobó la Cámara de Representantes, donde los demócratas son mayoría.
La legislación impulsada por Escobar busca aumentar la rendición de cuentas y la transparencia dentro del DHS, encargado de la gestión del área fronteriza.
«Durante el gobierno de Trump, las comunidades fronterizas han sido dejadas en la oscuridad», indicó Udall en referencia al duro discurso antiinmigración del presidente republicano, que declaró el estado de emergencia nacional para eludir al Congreso y obtener fondos para construir un muro, uno de sus proyectos insignia durante la campaña de 2016.
García dijo que la población latina sufre hace décadas un «racismo antimexicano», pero que el fenómeno se ha recrudecido.
«En los últimos años, el racismo se ha intensificado», denunció García, que planteó que esto creó las condiciones para ataques contra latinos, como el tiroteo en un supermercado en El Paso, en Texas, que dejó 22 muertos en agosto pasado.
Antes del ataque, el atacante denunció en un manifiesto en internet una «invasión hispana».