Por Ramon Sahmkov/Naciones Unidas/AFP
Los presidentes de Estados Unidos, sovaldi sale Barack Obama, physician y de Cuba, cialis Raúl Castro mantenían este martes un histórico encuentro bilateral al margen de la Asamblea General de la ONU, que continúa con los discursos de varios líderes latinoamericanos.
Los dos mandatarios se estrecharon la mano poco después de las 10:00 de la mañana, hora local, con un Obama muy sonriente y Castro con gesto serio. Es el primer cara a cara desde que Washington y La Habana restablecieran relaciones diplomáticas en julio y comenzaran el proceso de normalización plena.
El encuentro es el segundo entre los líderes desde la Cumbre de las Américas de Panamá en abril, que formalizó el descongelamiento de las relaciones iniciado hace casi un año y que rompió con más de medio siglo de desconfianza entre los dos países vecinos.
Obama llegó a la reunión tras haber pedido el lunes el fin de «un embargo que no debería estar más en vigor» y mostrarse confiado en que el Congreso estadounidense «inevitablemente» levantará las restricciones, en un aplaudido discurso durante la Asamblea General.
En un momento simbólico, la intervención de Obama fue presenciada en directo por el propio Castro, que hace su debut en la cita anual de la ONU y es el primer líder cubano presente desde su hermano Fidel en 2000.
Castro replicó destacando que la completa normalización de las relaciones entre los dos vecinos deberá esperar «un largo y complejo proceso» que contempla, entre otros puntos, «el fin del bloqueo» y la devolución del territorio ocupado ilegalmente en la base naval de Guantánamo».
Tras la apertura de embajadas, los dos países han comenzado las negociaciones hacia la normalización plena de relaciones.
Ahora, la ruta es más intrincada y posiblemente durará años, mientras los dos países resuelven complejos asuntos como el embargo estadounidense a la isla, los reclamos por compensaciones o la base naval de Guantánamo.
El Congreso es el único facultado para desmontar el embargo, un entramado legal vigente desde 1962 que está codificado en varias normativas, pero el partido Republicano que controla las dos cámaras es un férreo opositor a eliminar las sanciones contra la isla.
La paz bajo el brazo
Tras una jornada inaugural con un gran número de mandatarios latinoamericanos en el podio y el conflicto de Siria como eje de los debates, este martes tocará el turno de los líderes de Colombia y Venezuela, que acaban de superar un conflicto fronterizo y diplomático.
El nuevo episodio de confrontación entre los vecinos estalló en agosto cuando Caracas cerró varios puntos fronterizos y deportó a más de un millar de colombianos en respuesta a un ataque por desconocidos contra una patrulla militar. Miles más regresaron a Colombia por miedo a ser expulsados.
El lunes 21 los dos países acordaron la «progresiva normalización» de la frontera.
En otro episodio, Venezuela mantiene una disputa con su vecina Guyana por la región del Esequibo, aunque el domingo las partes acordaron el retorno de embajadores.
Con dos frentes internacionales abiertos, el presidente venezolano Nicolás Maduro arriba a la ONU criticado en su país por una aguda crisis económica acentuada por los controles gubernamentales y el desplome de los precios del petróleo y que se refleja en una elevada inflación y largas filas para conseguir alimentos.
Por su parte, el líder colombiano Juan Manuel Santos llega a la ONU con la paz bajo el brazo, luego que su gobierno alcanzó un pacto sobre justicia con la guerrilla FARC que pone la firma de un acuerdo definitivo en los próximos meses.
En el podio del hemiciclo de la Asamblea General hablará también el uruguayo Tabaré Vázquez, en su primera intervención ante la ONU luego de retornar al poder en marzo, tras presidir el país de 2005 a 2010.
Pocos avances sobre Siria
La Asamblea General seguía también concentrada en el conflicto en Siria, tras la reunión del lunes entre los presidentes de Estados Unidos y Rusia, Barack Obama y Vladimir Putin, que acaso culminó con un solo acuerdo: seguir conversando para llegar a un compromiso.
Putin aseguró después de la cita con Obama que el «trabajo común» entre Estados Unidos y Rusia debía ser reforzado.
Los países occidentales se abrían a la posibilidad de una mayor colaboración con Moscú para alcanzar salidas a una guerra que ya lleva más de cuatro años y ha dejado un saldo de mas de 240.000 muertos.
Pero la diferencias persisten, especialmente sobre el futuro del líder sirio Bashar al Asad