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Revictimizar, costumbre de los medios de comunicación

Ciudadana reflexiva
@DiarioCo Latino

Adiario los grandes medios de comunicación, viagra sale ya sea impresos o televisivos, hacen de un suceso doloroso, un hecho sensacionalista, que venda el producto, sin tomar en cuenta la dignidad de las víctimas.

Hace unos días ocurrió el rapto, violación y asesinato  de una niña de 6 años,  que vivía junto a sus padres en una pequeña comunidad de Tecoluca, San Vicente; lo que atrajo de inmediato el repudio generalizado de la sociedad que supo de la noticia vertida en todos los medios de comunicación.

Lamentablemente, la información a la que se ha dado seguimiento se realiza, desde una perspectiva que revictimiza a la niña y ahora a su familia, que enfrenta el dolor de la pérdida de su niña, pero también el acoso de los medios de comunicación.

El enfoque trasgrede los ámbitos familiares de la víctima, ya que los medios relatan morbosamente el hecho de la violación, y no lo enfocan a las causas del mismo, al hechor, ni tampoco a las soluciones que podrían prevenir tales situaciones.

Ubicar el lugar de los hechos, los  nombres de afectados y fotografías; así como, los testimonios de vecinos que, más allá de proporcionar datos importantes del delito, no ayudan a esclarecer nada, ni tampoco a prevenir.

Los medios levantan una ola de morbosidad, por saber hasta los ínfimos detalles sórdidos del hecho.

El hecho de querer divulgar el delito y bajo la justificación de apegarse a la realidad o de advertir a  las personas sobre este tipo de caso, vuelve la información simplemente en algo mercantil.

Y  por qué no destacar ¿Qué ocurrió con el perpetrador? , ¿Por qué no se escribe de él?.

El Salvador  es un país con una sociedad altamente tolerante ante la violencia y más la de género.

Muchos sabemos por información de las ong´s de mujeres feministas, funcionarios y profesionales en las ciencias sociales y médicas, que los depredadores de las niñas, adolescentes y mujeres, casi siempre mantienen un vínculo familiar, de amistad o de trabajo con las víctimas.

Porque, no, entonces, escribir desde esa perspectiva cubriendo la responsabilidad social de informar y con el fin de cultivar o provocar procesos de análisis críticos de las audiencias que alimentan con la información.

A esta noticia se le debe vincular la herencia de un sistema político y modelo económico excluyente, explotador, que ha mantenido en pobreza extrema, sin oportunidades laborales y un constante flujo migratorio a  los salvadoreños y salvadoreñas.

Con el correr de los años poco o nada ha cambiado por establecer seguridad a la imagen, al dolor e integridad de las víctimas, en redes sociales se puede ya apreciar a muchos periodistas, que sin ningún pudor, atinan tomando una fotografía tipo “selfie”, con el cuerpo ensangrentado de un ser humano.

Los números, las sumas y las cantidades diarias de homicidios ya no se cuentan solo por llevar un dato estadístico, sino que representan una debilidad y el dolor enmarcado de un pueblo que lucha día con día por el miedo a salir a las calles.

Los periodistas “contamos las historias que nadie quiere contar”, pero aquellas en las que controlamos a la población, al lector, al televidente… y sembramos en  ellos la zozobra, el temor, el odio y repudio, esas no deberían formar parte de la agenda noticiosa o por lo menos profundizar en los datos”.

Siempre, se ha dicho que una sobreinformación de algún  hecho por un tiempo sostenido termina desinformando y distorsionando la realidad de los sucesos,  ¿y eso adónde nos lleva?… somos los periodistas conscientes de nuestro trabajo o estamos sumergidos en las  fuerzas de las líneas editoriales?. O caso tenemos el derecho de revictimizar a la víctimas.

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