Licda. Norma Guevara de Ramirios
@guevara_tuiter
Con mucha tristeza se recibió la noticia del fallecimiento del Comandante Fidel Castro Ruz, la noche del 25 de noviembre; tantas veces los enemigos de la revolución intentaron asesinarlo y dieron noticias falsas sobre su presunta muerte, que a la primera mención, uno se niega a creerlo; pero cuando se afirma que lo anunció el Presidente Raúl Castro en un programa de la televisión cubana, entonces es cierto, y llegó el real asombro. Pensé lo que diría Roque Dalton: “pero ni el lenguaje poético es suficiente para describir la sensación de vacío”, vacío de quien fue capaz de expresar con hechos y con palabras, el verdadero significado de lo que es Revolución.
El joven abogado que desafió dictaduras e imperios y supo estar siempre del lado de la justicia, del lado de los pueblos, no solo para revelarse ante lo injusto sino para edificar una sociedad más justa, más humana, en la que el saber sea para todos, la salud para todos, en la cual la cultura se levanta desde su propia historia e identidad martiana; una sociedad que sabe defenderse de los embates de los agresores, cualquiera sea la forma que estos asuman; una sociedad que sabe lo que es fraternidad, solidaridad y que eleva a sus miembros a los más altos niveles del conocimiento científico, para ponerlo al servicio de los demás.
Cuba es sinónimo de revolución, el pueblo cubano transformó sus estructuras todas, edificó la persona nueva; pero Cuba es la más grande aula para aprender que es revolución. Independiente del idioma que se hable, del continente al que se pertenezca, del origen social de las personas, de sus creencias, todos podemos aprender de Cuba; y es que en toda su inmensa obra humana, está y seguirá estando su indiscutible líder, el Comandante Fidel Castro. Estará en niños y niñas, en adolescentes y jóvenes, en hombres y mujeres, en ciudades y en el campo, en la fábrica, en la escuela, en la campiña, en el teatro o en la música; en todas las dimensiones y espacios vitales del pueblo que vio nacer a ese hombre realmente excepcional, allí está la obra de la revolución.
Los imperialistas y la reacción han intentado doblegar a un pueblo sin lograrlo, y sin duda lo seguirán intentando sin lograrlo, porque la principal transformación revolucionaria que expresa la obra de Fidel, de su ejército rebelde, de su Partido Comunista, es la transformación de los seres humanos, de las personas; su talento desplegado y cultivado, que cambió todos los indicadores sociales, científicos y culturales para expresar la forma de ser una sociedad mejor, una sociedad socialista. Por eso muchos jóvenes afirman hoy “Yo Soy Fidel Castro”.
Ese revolucionario que fue capaz de conducir un proceso de millones de personas, de incidir en los movimientos revolucionarios de todo el mundo, que toma de José Martí su visión de Cuba, de América Latina y de Estados Unidos; que inspiró a otros gigantes como Camilo y El Che, deja, al partir, algo más que una leyenda; deja un pueblo consciente y voluntariamente revolucionario, socialista, anti imperialista e internacionalista, que sin lugar a dudas, defenderá y profundizará su propia obra revolucionaria.
Ante la desaparición física del líder de la revolución cubana; las voces de las derechas se alzan pronosticando el fin de la Cuba Revolucionaria; esas ilusiones perecerán, como perecieron los planes de asesinar a Fidel; expresan el fracaso del bloqueo, del uso del terrorismo y de todas las prácticas contrarrevolucionarias utilizadas por más de seis décadas, desde cuando Fidel combatía en la sierra.
Como antes y más que antes, la solidaridad de los pueblos con el pueblo de Fidel reclama hoy elevar la voz contra el criminal bloqueo económico que mantiene Estados Unidos contra Cuba. La liberación de muchos pueblos africanos, el ponernos de pie los movimientos revolucionarios latinoamericanos, ha tenido en Cuba su revolución, la obra y el pensamiento de Fidel, de sus organizaciones, de una verdadera inspiración que jamás se apagará.
Para subrayar la hermandad, amistad y solidaridad, entre nuestros pueblos, que luchan por alcanzar transformaciones sociales y políticas con la cuna de la revolución profunda, el pensamiento de Fidel seguirá siendo vital, una verdadera herramienta para edificar los cambios que tanto necesitan nuestros pueblos latinoamericanos.
Revolución, Cuba y Fidel son tres palabras inseparables, sinónimos, luces que guían y nos ayudan a encontrar nuestros propios caminos. Fidel Castro Ruz, es de los muertos que nunca Mueren, como no morirá el proceso objetivo de los cambios revolucionarios.