Por Shatha Yaish/Hossam Ezzedine
Ramala/AFP
El rey Abdalá II de Jordania expresó «apoyo» a los palestinos e instó a Estados Unidos a intensificar sus esfuerzos en favor del proceso de paz bloqueado desde 2014.
Por primera vez tras una corta estadía en Ramala en diciembre de 2012, fue el soberano hachemí quien se desplazó a la cercana Cisjordania ocupada, y no los dirigentes palestinos quienes hicieron el trayecto de 70 km hasta Amán.
En su encuentro con Abas, que duró cerca de dos horas, expresó «el apoyo total de Jordania a los derechos legítimos» de los palestinos y a la creación de un Estado independiente con Jerusalén este como capital.
Menos de dos semanas después de un nuevo episodio de tensiones en torno a la Explanada de las Mezquitas en Jerusalén, Abdalá II reiteró «el compromiso jordano de seguir protegiendo los lugares sagrados (musulmanes en la ciudad santa) en cooperación con la comunidad internacional», indicó una comunicado del palacio real.
Jordania es la encargada de gestionar los lugares de culto musulmanes en Jerusalén.
El rey también incitó al presidente estadounidense Donald Trump a «trabajar por la paz entre palestinos e israelíes, recalcando la importancia de aumentar los esfuerzos» para trazar «verdaderas perspectivas políticas y de progreso».
Interlocutor de Estados Unidos
Las negociaciones de paz están en punto muerto desde el fracaso de una iniciativa estadounidense en 2014, y las perspectivas de crear un Estado palestino junto a Israel, la vía defendida por la comunidad internacional, parece alejarse día a día.
Abdalá II recordó que esa solución de dos Estados, con la que Trump no ha querido comprometerse, tiene que ser la base de una vuelta a las negociaciones.
Jordania es un actor ineludible en el conflicto israelo-palestino: apoyo de los palestinos, es el único país árabe junto a Egipto que hizo la paz con Israel y es un interlocutor respetado por Washington.
En julio, estuvo en primera fila diplomática durante los enfrentamientos casi diarios entre fieles palestinos y las fuerzas israelíes, a raíz de que Israel decidiera aumentar las medidas de seguridad en la Explanada de las Mezquitas.
Las tensiones provocadas por esa crisis se acentuaron entre Jordania e Israel por un incidente mortal ocurrido el 23 de julio en el recinto de la embajada israelí en Amán, donde un agente de seguridad mató a dos jordanos.
Resentimiento jordano
La violencia se calmó en Jerusalén cuando el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, dio marcha atrás y renunció a instalar nuevos dispositivos de seguridad en los accesos al recinto religioso. Para los palestinos estas medidas significaban otra usurpación israelí en el tercer lugar sagrado del islam.
La Explanada se encuentra en Jerusalén este, zona palestina de la ciudad ocupada y anexionada por Israel. Jordania controló el lugar hasta 1967 y conserva su gestión tras el acuerdo de paz de 1994 con Israel, que supervisa los accesos.
Como los jordanos, el rey «está furioso con los israelíes, que han llegado muy lejos en sus errores en las relaciones con palestinos y jordanos», dice Abdel Majid Sweilem, analista palestino.
Casi la mitad de la población jordana (9,5 millones de personas) es de origen palestino.
La presencia de Abdalá en Ramala junto a los palestinos, que reivindican haber defendido victoriosamente la Explanada, tendría por objetivo recordar el estatuto jordano de guardián del sitio.
Para Samir Awad, profesor de Ciencias Políticas palestino, «el mensaje de esta visita, también es que (el rey) quiere contribuir a los esfuerzos para sacar al presidente Abas de su aislamiento».
Éste, dice, está bloqueado en Cisjordania: durante la crisis de la Explanada, el presidente palestino suspendió la estratégica cooperación con Israel en el ámbito de la seguridad. Sin coordinación, Abas no puede salir de Cisjordania, que Israel ocupa desde 1967 y cuyas fronteras controla.
Abas enfrenta la parálisis del proceso de paz y el peligro, a sus 82 años, de ver alejarse el sueño de un Estado palestino independiente, el gran combate de su vida.
La llegada a la Casa Blanca de Donald Trump dio a algunos palestinos la esperanza de que un acuerdo no convencional desbloquearía la situación. Pero, Jared Kushner, consejero de Trump, dijo públicamente la semana pasada que «quizás no haya solución» al conflicto.
Para algunos dirigentes palestinos, Kushner, encargado estadounidense del asunto, se «descalificó» al hacer esas declaraciones.