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Lima/dpa
El argentino Ricardo Gareca se ha reivindicado ante el fútbol peruano: pasó de ser el verdugo que impidió a la selección blanquirroja clasificarse al Mundial de México 1986 a ser, como técnico, el héroe que la llevó de su mano al de Rusia 2018.
El 30 de junio de 1985 Gareca dejó en el suelo las esperanzas de los peruanos tras emparejar, a los 81 minutos, el partido en el que el Perú iba ganando 2-1 ante Argentina. Gracias a ese gol, la “albiceleste” logró la clasificación al Mundial de México y mandó a los peruanos a la repesca, donde cayeron contra Chile.
Treinta y dos años después de ese duelo sigue en discusión que previo al gol de Gareca hubo una falta contra el defensa “inca” Javier Chirinos. Por esos motivos, el empate genera hasta ahora impotencia e ingratitud en el sentir de los peruanos.
Pese al gol, Gareca no fue incluido por el seleccionador Carlos Salvador Bilardo en el plantel que ganaría la copa en México. El “Tigre” terminó su carrera sin sentirse campeón, se hizo técnico y después de dirigir a varios equipos, llegó al Perú, donde dejó una buena impresión como seleccionador de Universitario.
En 2015, la Federación Peruana de Fútbol presentaba al nuevo técnico de la selección: el “Tigre” Gareca, sobre quien recaían las esperanzas truncadas de regresar a un Mundial y de romper una maldición de más de tres décadas. Y el argentino cumplió el objetivo la noche del miércoles. Perú se impuso 2-0 en el último partido del repechaje ante Nueva Zelanda y consiguió su tan ansiado cupo al Mundial.
Gareca, de 59 años, es reconocido ahora como el gran y silencioso artífice del éxito peruano no porque se haya mostrado como un genio de la estrategia sino por la habilidad que tuvo para venderles a los jugadores la idea de que la clasificación era posible y ahora están en Rusia 2018.
