Sobre Poemario de Ricardo Keni Bolaños «Euforia, ternura, y frío. Canto a la ternura»
Por Luis Antonio Chávez*
Escritor y periodista
Si hay algo que debemos procurar en el universo poético, es la forma y el estilo, lo cual identifica al autor de los hacedores del arte literario. Si bien todo verso necesita dedicársele el tiempo, la disciplina y la perseverancia para perfeccionar su estructura en cuanto a lo estético, ello será posible cuando se asuma un papel acorde al mundo que nos rodea: elemento imprescindible para hurgar en el trasfondo de una catarsis ese lado psicológico que en un momento dado incide en el bregar en que se incursiona.
De acuerdo a lo anterior, traemos a cuenta un escrito de uno de los grandes de la poética nicaragüense, Ernesto Cardenal, quien al referirse al bregar metafórico señalaba: “Para cantarle al amor y a la ternura, no es necesario hacerlo con frases rebuscadas; lo que importa es el mensaje y que éste reciba el trato debido de su interlocutor…”.
En este sentido, podemos señalar que el trabajo que nos entrega el joven poeta Ricardo Keni Bolaños, en su plaquete “Euforia, ternura y frío”, busca expresar en lenguaje sencillo, pero lleno de ternura, ese algo que lo deduce, sin cuantificar que aquello saldrá bien o no; lo importante -ya lo decía Cardenal- es darse a entender y que el público lo interprete.
Bolaños incursiona en la poética salvadoreña, con versos que hurgan la transmisión del mensaje y que éste se congele en lo creador llamado poesía:
“Cuando se acaba la magia,/
y se alejan del cielo/
la lluvia del corazón/
los latidos de la vida/
la vida del cielo/
los pájaros/
el amor…se ha ido…”.
En este verso se deja sentir la necesidad del canto, la sensación de que algo se nos está fugando de entre las manos, pero que tenemos la fuerza necesaria para aceptar tal como es la realidad.
Cardenal, en el prólogo al libro Poemas de su coterráneo Alfonso Cortés, expresa:
“Los disparates, los sueños, el amor, la angustia, los recuerdos… los vivía Cortés con la nostalgia, el vacío, la soledad del hombre…era cuando cogía por el lado del misterio cada cosa, y en todo encontraba profundidades secretas”.
No es de extrañar si observamos que en el trabajo poético que Bolaños nos entrega, encontramos una expresión que deja sentir la ausencia y la visión que el poeta impregna a su bregar, ya que el autor conoce a perfección esa nostalgia, la angustia a un mundo que le es dado y que se vuelve preocupación constante en él, lo que es aprovechado para dejarse atrapar por la magia de la poesía:
“se me erizó el alma/
mi ternura estalló en mariposas de luz/
mis ojos se estremecieron…”, nos confiesa.
En el trabajo poético de Bolaños, encontramos un lenguaje sensorial, con versos eminentemente humanos, allegados al viento y a la razón del ser que busca o intuye en la raigambre del canto, algo más que una simple observación a ese mundo que le rodea, pues él no pone parámetros en el verso libre, se deje influir por ese duende llamado poesía para manifestar:
“Hoy me ha nacido tan libre la palabra amor /
en un espacio propicio y preciso…”
La plaquette “Euforia, ternura y frío”, une en un sólo tiempo lo humano del poeta, los cuitas y los fantasmas que les acechan; en él encontrará al amor hecho poesía, un verso que denuncia la realidad que lo circunscribe, la incertidumbre o simplemente la espontaneidad, porque ese es Ricardo Keni Bolaños, el cantor que perfora con frases sencillas las rendijas del tiempo y nos lleva de la mano para decirnos: “Que no se aclare la noche/ que brille el erotismo sin sentido…”.
Ricardo Keni Bolaños inserta a su poesía ideas donde no sólo se capta el compromiso del poeta ante la vida, sino se instituye lo apremiante de ese momento, con esas materias atemporales que se enconchan en las entrañas del ser para dirigir la mirada por los riachuelos por donde va su trajinar.
Es aquí donde el bardo se desnuda y busca hacer sentir su fuerza creadora de escritor aproximando sus versos a la música y el ritmo, elementos que no son circunstanciales sino, al contrario, reflejan la necesidad que se tiene por decir algo en un momento dado.
La evocación hace mella a cada instante en él e invoca a su amada: luna, sol, lluvia, flor, campana, rocío, estrella. Todo está allí, a la vuelta del verso, para agregar un poco más que eso: la voz del poeta expresando la magia demoledora de su canto.
En Bolaños se da esa fusión de ideas super- puestas que se amalgaman en una sensación febril que trueca su catarsis para lograr efectos secundarios, sin caer en el rebuscamiento centrífugo de la imagen.
El autor de “Euforia, ternura y frío” no utiliza palabras amorfas, frases que no vayan con la intención pura del poeta, sino que reciban el trato que se merecen al compás de su lectura:
“Son tanto los sueños de amarte/
tantas mis guerras secretas /
entre buscarte lleno de esperanza …»
Hombre, abogado y poeta están allí, desnudándolo todo, y aun se dice, no lo han dado todo, porque caminan despacio hacia un mundo hostil pero cariñoso. Y he aquí el primer libro de Ricardo Keni Bolaños, un texto que esperábamos hace mucho.
Anhelamos que el poeta camine y nos deje sentir que el paso que ha dado no ha sido en falso, que sus versos encuentren el cauce esperado, porque su canto está lleno de ternura, de amor… y algo más.
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