RENÁN ALCIDES ORELLANA
Escritor y Poeta
Sabía de Roberto Armijo, view pero no le conocía personalmente. Le conocí a mediados de 1959. Yo recién había llegado de mi pueblo natal, drugstore Villa El Rosario, thumb al norte de Morazán, para ingresar a la Facultad de Humanidades de la Universidad de El Salvador (UES), a estudiar Periodismo. Y fue en una de sus aulas, ubicadas entonces frente a la Central de Telégrafos, zona céntrica de San Salvador, que le vi por primera vez. La ciudad universitaria comenzaba a construirse con algunas facultades, mientras las otras, como Economía y Humanidades, esperaban su turno funcionando en edificios particulares.
Ya radicado en San Salvador, comencé a frecuentar peñas literarias y a poetas reconocidos, con quienes entablé preciada amistad. Entre ellos, estaban los integrantes de un grupo que para entonces era quizás lo más significativo, o tal vez lo más organizado y sostenido: Tirso Canales, Roberto Armijo, José Roberto Cea, Alfonso Quijada Urías y Manlio Argueta. Eran el Grupo “Los Cinco” quienes, con los días y producto de su trabajo y perseverancia, con fondos propios publicaron el libro “De aquí en adelante”, una especie de despegue suyo con intentos de ruptura, aunque no quedaba claro para entonces, de qué ruptura se estaba hablando. Como miembro del Grupo, Roberto Armijo recalcaba que también objetivo del Grupo era sentar las bases de una editorial, para promover y facilitar la auto publicación de sus obras, ante la mezquindad e indiferencia de las esferas oficiales.
Un día, en la Dirección de Extensión Universitaria/UES, lugar de trabajo del Grupo, expuse a Roberto mi intención de “entrarle de lleno” al Periodismo, puesto que con esa idea había llegado yo a la capital y, además, quería terminar con la práctica frecuente de mis publicaciones de artículos aislados, sin remuneración. “Roberto -le dije- quiero comenzar a hacer en serio a lo que vine, Periodismo…” Y Roberto, muy interesado en mi solicitud, me sugirió visitar a Pedro Geoffroy Rivas, poeta, periodista, abogado, historiador, lingüista… para entonces director del Periódico “Tribuna Libre”. “Andá donde Pedro. Decíle que yo te recomiendo…” Y fui al periódico…
Sin saber yo que existía un distanciamiento entre ambos poetas, me vi ante el director. Estampa de un hombre serio, gruesa barba y ojos inquisidores, así le vi por primera vez. Todavía con timidez provinciana, pero seguro de que por ser recomendación de poeta a poeta obtendría fácilmente el trabajo de Reportero, después de un temeroso saludo, lo abordé. “Me manda Roberto Armijo…”, comencé a balbucir. Y por toda respuesta, me interrumpe un vozarrón: “A la gran p…, mire quien lo recomienda”. Sentí que me hundía en el sillón. “Disculpe,…”, comencé a decir. “Nada, hombre… la oportunidad es suya. Ya he oído su nombre…”. José Roberto Cea, otro de “Los Cinco”, había hecho una presentación mía y de algunos de mis poemas, una semana anterior, en la Sección Poetas Jóvenes de El Salvador, de la página literaria sabatina del periódico a cargo de Miguel Ángel Chacón. Poemas breves, con sabor provinciano (que todavía conservo), de los que, para mi asombro, el poeta-director mencionó un par de versos. Me quedé en el periódico…
Y ahí comenzó la cosa. Traté de averiguar con terceros la razón de aquel enredo de que un poeta me recomendaba, el otro rechazaba la recomendación, pero me daba el trabajo. Supe que se trataba de una amigable enemistad, después de que ambos habían sostenido una polémica en la Revista “Gallo Gris”, que dirigía el poeta Oswaldo Escobar Velado. Una aparente enemistad entre poetas que para mí, en el fondo, significaba mucho aprecio y respeto mutuos, entre Pedro Geoffroy Rivas y Roberto Armijo, tal como lo confirmé algún tiempo después…
Todo lo anterior, es mínima parte de las múltiples vivencias/anécdotas del poeta, producto de una vida intensa e inmensa. Roberto Armijo nació en Dulce Nombre de María, Chalatenango, el 13 de diciembre de 1937 y falleció el 23 de marzo de 1997, en Paris Francia. Pese a una dolencia asmática, que le venía desde niño, Roberto fue trabajador incansable de la cultura y la política. Integrante del Círculo Cultural “Oswaldo Escobar Velado” contribuyó con
importantes publicaciones literarias; y otras, con “Los Cinco”, como “La Pájara Pinta”, desde Extensión Universitaria/UES. A nivel nacional e internacional, obtuvo varios premios, entre ellos: en 1961, el Premio “Oswaldo Escobar Velado” de la Facultad de Humanidades/UES, por su trabajo “Donde se apaga el alba” y muchos otros nacionales; a nivel internacional, destacan: “Jugando a la gallina ciega” y “El príncipe no debe morir”, ambos en Quezaltenango, Guatemala, en 1969 y otros. En abril de 1983 fue declarado “Poeta Meritísimo de El Salvador”, por la Asamblea Legislativa.
Debido a las convulsiones políticas, que generaban persecución, cárcel, destierro y hasta muerte para los intelectuales de izquierda, en 1972 Roberto emigró a Europa y se radicó en Paris, donde por sus dotes de intelectual, fue catedrático en varias universidades. En Paris había enfermado gravemente y en 1996, como si premonizara su despedida, vino al país dentro de sus gestiones para legalizar su retiro en Francia. Muchos de nosotros, sus amigos, compartimos momentos agradables de recuerdos literarios, hasta la hora de su regreso a Paris, donde falleció en marzo de 1997. Sus restos fueron traídos al país y recibidos aquí, en medio de verdadero sentimiento popular. Por espacio y tiempo, corta es esta semblanza de Roberto Armijo, eterno poeta, amigo y compañero…
Finalmente, entre poesía, ensayo, teatro y novela, la siguiente es una síntesis de su abundante producción literaria: “El libro de los sonetos”, “Odas” “Homenajes y otros poemas”, “Los parajes de la luna y la sangre”, “Cuando se enciendan las lámparas”, “Poemas de ninguna parte”, “El asma del Leviatán”, Jugando a la gallina ciega”, “Teatro inédito”, “Rubén Darío y su intuición del mundo” y “Enajenación en la poesía contemporánea”, entre muchas otras… (RAO).
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