Rolando Alvarenga
@DiarioCoLatino
En sus años estudiantiles de bachillerato y en la ruta a los Juegos Olímpicos de Londres 2012, Ronald Hernández despuntaba con todo su potencial a constituirse en un nadador de élite y una realidad para el deporte salvadoreño en la alta competencia, incluso, del ciclo olímpico. No obstante, intereses mezquinos federativos de aquellos años, lo empujaron al naufragio y ahogaron sus sueños. Con solvente rendimiento físico-técnico y quebrando constantemente las marcas acuáticas locales federadas, Ronald era el amo y señor de las pruebas cortas, medianas y de gran fondo disputadas en la piscina olímpica del Polideportivo. Uno de sus récords impuestos en aquellos años, el de los 200 Metros Mariposa Juvenil, categoría 15-17 años, con 2 minutos, 9 segundos y 28 décimas, aún se mantiene vigente desde 2008, porque el fin de semana anterior el registro logrado por Diego Pérez para esta prueba fue de 2:09:69.
“Preferencias e intereses federativos con sus hijos, falta de apoyo y una beca que le ofreció la Pontificia Universidad de Ponce, Puerto Rico, forzaron a Ronald a aceptar la beca y viajar a la isla del encanto en 2008. Tras su partida, su madre le cubría los gastos para que viniera a seguir nadando y los hizo hasta el 2012”, relató una madre de familia allegada a la familia Hernández Maldonado, a la que pertenece el arquero mundialista del Tiro con Arco Compuesto, Roberto Hernández.
Siempre con resonante éxito, Ronald nadó dos años para el equipo de la citada universidad y luego se dedicó a tiempo completo a los estudios financieros habiéndose graduado con todos los honores en la Licenciatura en Administración de Empresas; sacó maestría, doctorado, post doctorado, sigue estudiando y durante los últimos años ha sobresalido como prestigioso conferencista internacional sobre los temas económicos en su esencia profunda.
Y cada vez que es presentado y galardonado en ceremonias protocolares, el nombre de El Salvador y su bandera salen a relucir, arrancando ovaciones y aplausos, constituyéndolo en un orgullo patrio. En resumen, lo perdió el deporte, pero lo ganó la economía.