Río de Janeiro/Brasil/AFP
El exastro de fútbol Ronaldinho Gaúcho imprimió este martes la huella de sus pies en salón de la fama del estadio Maracaná de Rio de Janeiro, un año después de retirarse de las canchas.
«Este es uno de los mayores trofeos de mi carrera», afirmó el crack de 38 años, recibido por una escola de samba y aclamado por decenas de turistas que visitaban el estadio.
Sus huellas se exhibirán junto a las de leyendas como Pelé y Zico, que integran el acerbo del museo del mítico estadio.
Ronaldinho había recibido la primera invitación para inmortalizar su pisada en 2011, pero nunca llegó a hacerlo por motivos de agenda, según explicó.
Ídolo del Barcelona, pentacampeón con Brasil en 2002 y ganador del Balón de Oro en 2005, se retiró de las canchas en enero de 2018, siete años después de volver a Brasil.
De estar en la activa extraña «todo», afirmó este martes, pero «principalmente las amistades».
Durante el homenaje y la breve conferencia de prensa, Ronaldinho posó junto al nuevo gobernador de Río de Janeiro, Wilson Witzel, que lo consideró un «ejemplo de vida» para los jóvenes de origen humilde.
Descubierto por el Gremio de Porto Alegre, ciudad en el sur de Brasil donde nació, también pasó por el Paris Saint-Germain, el Milan y en su regreso a Brasil vistió las camisetas del Flamengo, del Atlético Mineiro y el Fluminense, además de pasar un año por el Querétaro de México.
Ronaldinho no respondió a las preguntas sobre cómo evalúa los primeros días en el poder del presidente ultraderechista Jair Bolsonaro, a quien apoyó durante la campaña electoral a través de una publicación en su cuenta de Instagram.
Tampoco se manifestó sobre la retención de su pasaporte, determinada por la justicia a fines del año pasado por el impago de unos 2,3 millones de dólares de multa por daño ambiental, por la construcción sin licencia de una propiedad a orillas de un lago en un área de preservación permanente en el sur del país.