Por: Rolando Alvarenga
El mítico basquetbolista salvadoreño, Roque Castaneda, visitó El Salvador recientemente y, además de refrendar el amor eterno por su amada madre (“mamá Yolan”), aprovechó para disfrutar de la costa salvadoreña y saludar amistades.
Castaneda, quien figuró en equipos como Roberto, Cemento Maya y las diferentes selecciones mayores en la décadas 80-90, habló acerca del sentimiento que tuvo al circular por el Gimnasio Nacional, donde vivió sus mejores momentos deportivos.
“Pasé frente al Gimnasio Nacional y se me enchinó la piel al verlo rodeado de malla ciclón, causándome la sensación de ser un gran gallinero. Nada que ver con nuestro viejo gimnasio de los 70-80, con libre circulación para chicos y grandes”, expresó el exatleta.
Roque, quien contó con el apoyo fundamental de su padre (Jacinto Castaneda), ganó notoriedad en el baloncesto salvadoreño gracias a su talento, su garra y su efectividad a la hora de atacar. Incluso, el basquetbolista nacional brilló con luz propia a lado de jugadores del calibre de “Kike” Mónico, “Lico” Vilanova, Jeff Holman, Fabio Molina, Roberto Carrillo, “Chachama” Calderón, “Caburro” Alfaro, los hermanos Garay, “el poste engañoso Renderos” y otros pura sangre.
Siendo su más grato recuerdo la consagración en la final de 1979, jugando para el Cemento Maya-que piloteaba René “El Ave” Montalvo-contra el McDonald,s, de Neto Rusconi.