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«Rufina Amaya, sobreviviente de la masacre El Mozote. Donde te encuentres, que la paz sea contigo». Wilfredo Mármol

Por Wilfredo Mármol Amaya*

 

En fecha viernes 26 de julio de 2013, la Columna Trazos Culturales, que dirigía nuestro amigo Néstor Martínez en Diario Colatino, y posteriormente Suplemento Tres Mil, tuve la oportunidad que me publicaran el Artículo denominado “Rufina Amaya, una mujer sencilla que estuvo en los pasillos del Congreso de Los Estados Unidos, que entre cosas afirmaba: “Era un día de semana y aún era temprano. Me encontraba un tanto impaciente, pues tenía la impresión que se estaba demorando. Sin embargo, a la hora indicada se hizo presente; un señor, creo, llamado Carlos, la trasladó a la oficina, quien salió sin mayor intercambio de palabras.

Era la tercera ocasión que la veía, esta vez no se hacía acompañar de su hija, una niña de unos cinco años de edad. Como siempre, con su figura de mujer humilde y marcada sencillez, pero eso sí, de gran fortaleza física y carácter que expresaba un don especial de ser humano.

Esa mañana llevaba un vestido con paletones, color celeste y de una sola pieza, un cincho de la misma tela del vestido y en la parte delantera unos adornitos hilvanados de manera vertical, de mangas cortas que caían sobre sus brazos; en su cabeza un gancho que amarraba su pelo hacia atrás, dejando una mechitas sobre los lados de su cara, que le permitían ver un llano par de aretes; zapatos bajos y lisos color negros, una bolsa colgaba del lado derecho, su estampa de mujer campesina y extracción humilde eran evidente.

Felicita Carolina Chicas, también originaria de Morazán, le ofreció café, pan dulce y frijolitos fritos, que comió con tranquilidad. Era una persona de pocas palabras esa mañana. Noemí Rauda, nuestra Secretaria, le hizo entrega de unos documentos que amparaban la entrevista que se tendría en un par de horas, por si era necesario también le entregamos el boleto aéreo, previamente adquirido. Su mirada era de confianza, aunque perspicaz, su piel morena se notaba un poco pálida.

La Oficina del Debate Nacional por la Paz en El Salvador, CPDN, ubicada en el Edificio Girón, dos cuadras al sur del Arzobispado, de la cual era su Director Ejecutivo, fue el lugar del encuentro.

Puse sobre sus manos la carta de invitación de varios congresistas, que encabezaba la firma del líder demócrata Joe Moakley. Revisamos el pasaporte, un formato que ya estaba completado que estampó con su firma. La reunión y entrevista en la Embajada norteamericana estaba arreglada a las diez de la mañana. Nos habían advertido, que sería en un lugar diferente adonde las personas hacen cola para el trámite de visas, que sería unos metros adelante, en una oficina tipo VIP.

Llegamos de manera puntual y nos dirigimos a lugar indicado, al cual pude ingresar con ella, que por cierto estaba muy tranquila, creo yo me sentía más agitado. Ella parecía un roble, sereno e imponente, a pesar de la sencillez que marcaban sus pasos. En la sala grande nos esperaban dos jóvenes blancos de trajes y corbatas, no pasaban de los treinta, intercambiaron palabras en inglés, y uno de ellos sorprendido por la situación, creo haber entendido decir: ¡Es imposible que esto esté sucediendo!

Luego de hacerles la presentación debida, uno de los jóvenes tomó entre sus manos los documentos y el pasaporte, se perdieron entre las paredes elegantes, colores claros y de lámparas; la hicieron pasar a una oficina a la que ya no tuve acceso.

Fueron los únicos momentos en que la perdí de vista, pero no fue por mucho tiempo, a lo mejor la entrevista tuvo una duración de cinco a diez minutos. Ella regresó con un papel entre sus manos que depositó sobre las mías, al momento en que el joven que llevaba sus documentos se dirigió a mí y dijo: “regresen por la tarde, a las dos, a recoger la visa”, me señaló la salida, dio la vuelta y desapareció entre las paredes elegantes, colores claros y de grades lámparas.

Ella no mostró reacción alguna, no sé por qué razón, pero estaba segura de todo. Salimos de la embajada, buscamos el auto, subimos y en el trascurso del viaje no externó palabra alguna.

Más bien en el fondo yo sentía una inmensa alegría por el resultado anunciado. No era para menos. Al llegar al CPDN le dije: “Bueno, misión cumplida, vaya a Washington y dígales a los Congresistas lo que tiene que decirles”

Ella me volvió la mirada, sin inmutarse sólo asintió con la cabeza.

El Obispo Luterano Medardo Gómez, el Reverendo Edgar Palacios, Ramón Díaz Bach (QDDG), Héctor David Córdova, Guadalupe Ortiz (QEPD), Isabel López de Guevara y Celina de Monterrosa, miembros del Directorio del CPDN, la fundieron en un abrazo. Si no nos falla la memoria, eran meses del año 1992 o inicios de 1993.

Fue de esa manera como entró y salió de la embajada con la cabeza y mirada en alto, dispuesta a anunciar al mundo su testimonio de vida sobre la negada masacre del Mozote. Una mujer sencilla, que estuvo en los pasillos del Congreso de los Estados Unidos, su nombre Rufina Amaya” (Tomado de Suplemento Tres Mil, del Sábado 24 / agosto / 2013).

 

 

 Rufina Amaya, en El Mozote, 1982. Foto de Susan Meiselas / Magnum Photos.
Rufina Amaya, en El Mozote, 1982. Foto de Susan Meiselas / Magnum Photos.

A las presentes y futuras generaciones ¿Quién fue Rufina Amaya?

Rufina Amaya, nació en 1943 en el cantón La Guacamaya del caserío El Mozote, en Morazán. Casada con Domingo Claros, a quien vio morir asesinado durante la masacre, al igual que a cuatro de sus hijos, Cristino, María Dolores, María Lilian, y María Isabel. No se encontraban en el lugar de los hechos sus dos hijos Fidelia y Félix. Falleció un 6 de marzo de 2007, fue la única sobreviviente de la Masacre del Mozote, perpetrada por las Fuerzas Armadas entre el 11 y 13 de diciembre de 1981, en el Departamento de Morazán, República de El Salvador, durante la Guerra Civil Salvadoreña. Su testimonio de los ataques fue reportado brevemente después por dos medios norteamericanos, The New York Times y The Washington Post el 27 de enero de 1982. (1)

Sin embargo, el suceso fue desvirtuado por su misma comunidad periodística, así como por los EEUU que acusó a Raymond Bonner y Alma Guillermoprieto, autores respectivos de los reportajes de mentir.

También el gobierno de El Salvador negó los hechos. No obstante, el testimonio de Rufina, narrado también en Luciérnagas de El Mozote (1996), fue un instrumento importante para la investigación hecha por la Comisión de la Verdad para El Salvador, de las Naciones Unidas después del final de la guerra. La investigación apunta a la exhumación de cadáveres sepultados en noviembre de 1992 en el lugar, concluyendo que el testimonio de Rufina ha sido exactamente representado en los eventos.  Tras los hechos, Rufina tuvo que abandonar el país para salvaguardar su vida y escapar a un campo de refugiados en Honduras, cerca de la frontera con El Salvador, regresando posteriormente al país. Cocinó para la guerrilla y después del fin de la guerra (1992), fue una fundadora de la Ciudad, Segundo Montes, donde sus restos mortales descansan.

SU TESTIMONIO: » …Un día antes de la llegada de los militares, Marcos Díaz, el dueño de la única tienda del lugar y el hombre más rico de El Mozote, había convocado a la mayoría de los pobladores del caserío para comunicarles que había tenido un encuentro con un oficial del ejército. Según Díaz, el oficial le confió que lanzarían un gran operativo militar para despejar de guerrilleros la zona norte de Morazán y que, además, le había prometido que los habitantes de El Mozote no tenían nada que temer mientras se encontrara en su casa.

Un montón de gente quería dejar el caserío, es que había un gran miedo… pero la mayoría de gente aceptó lo que él les aseguraba, porque, si dejaban el caserío, caían en el riesgo de ser atrapados durante el operativo.

Los soldados del Batallón Atlacatl llegaron el 10 de diciembre al caserío y obligaron a todos los habitantes a que salieran de sus casas y que se formaran en filas en la pequeña plaza del lugar. A la medianoche, se le ordenó a todos que regresaran a sus casas… (2)

La Comisión de cultura de la Asamblea emitió dictamen favorable para que la Asamblea declare “Hija Meritísima” post mortem a Rufina Amaya, sobreviviente de la masacre de El Mozote, fallecida en 2007, como reconocimiento a su lucha por intentar llevar justicia a las víctimas de la masacre. La iniciativa fue propuesta por el partido Nuevas Ideas en la última sesión plenaria y se aprobó en comisión con votación unánime de todos los partidos políticos que participan en la comisión, los cuales reconocieron el esfuerzo de Amaya por buscar la justicia tras sobrevivir a la masacre y luego hacer la denuncia respectiva, pese a la negativa del Estado salvadoreño por reconocer que la misma había ocurrido.

Marta Amaya, nacida en 1985, hija de la única sobreviviente de la masacre de El Mozote en El Salvador, quien conservó su memoria creando, junto a otros familiares, el Museo Rufina Amaya en Joacatique.  Tres décadas más tarde de su nacimiento recibió asilo en Estados Unidos al seguir recibiendo amenazas y extorsiones en El Salvador, teniendo que cerrar el museo que fundó. (3 y 4)

Fue una experiencia única y oceánica haber acompañado a Rufina Amaya en su responsabilidad de llevar su testimonio al pueblo norteamericano a través de sus Congresistas, quienes al conocer la verdad sobre el uso de sus impuestos tomaron conciencia sobre la ética en la temática de la pacificación de los pueblos por alcanzar mejores condiciones de vida.

Recuerdo un documental en esos días llamado “Denial” sobre los intentos gubernamentales en los EEUU por negar la masacre en personas ancianas, mujeres y niñez sin armas en El Mozote, pero que el testimonio de Rufina Amaya, a través de Raymond Bonner y Alma Guillermoprieto, del The New York Times y The Washington Post, además de Carlos Consalvi, “Santiago” llevaron luz de la verdad de la sangre salvadoreña. Desde entonces la historia habla por sí misma.

Donde te encuentres Rufina Amaya, que la paz sea contigo. Así sea.

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Referencias.

  1. BBC Mundo. 3 de octubre de 2016. Consultado el 7 de marzo de 2021.
  2. Dalton, Juan José (9 de marzo de 2007). «Rufina Amaya, campesina salvadoreña»El País. Consultado el 7 de marzo de 2021.
  3. Bermúdez, Ángel (1 de septiembre de 2018). «Quién es Marta Amaya, la hija de la única sobreviviente de la masacre de El Mozote en El Salvador»BBC Mundo. Consultado el 7 de marzo de 2021.
  4. Rauda, Nelson (31 de agosto de 2018). «La estirpe de Rufina Amaya continúa huyendo de El Salvador». Consultado el 7 de marzo de 2021.

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*Psicólogo y escritor salvadoreño.

 

Ver también

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