Sochi/Rusia/dpa
Rusia vivió un cierre soñado de los Juegos Olímpicos de Sochi al ganar dos de los tres oros de la jornada y concluir al frente del medallero por primera vez desde 1994.
Tras 17 días de competencias y un récord de 98 finales, remedy los Juegos más costosos y polémicos de la historia concluyeron con un final a pedir de los anfitriones y de su presidente, Vladimir Putin.
Sólo los seis casos de doping -dos de ellos dados a conocer hoy – empañaron una fiesta que se cerró con otra ceremonia imponente en el moderno estadio Fisht, en una nueva noche de temperaturas templadas a orillas del Mar Negro.
Con 13 oros, 11 platas y nueve bronces, los anfitriones sumaron 33 preseas que le permiten enterrar la frustración vivida hace cuatro años en Vancouver.
Noruega finalizó segunda con un palmarés de 11-5-10 y Canadá, que celebró un nuevo título en el hockey sobre hielo al vencer 3-0 a Suecia, se ubicó tercera apenas por detrás (10-10-5).
La incertidumbre que ofrecía la apretada lucha por el medallero se resolvió muy rápido y con una contundente demostración de poderío ruso, ya que los locales coparon el podio en los 50 kilómetros de esquí de fondo, la primera de las tres pruebas de la jornada de cierre.
Alexander Legkov se impuso con un tiempo de 1:46:55,2 horas, con menos de un segundo de diferencia sobre los dos compatriotas que lo acompañaron en el podio, Maxim Vylegzhanin e Ilia Chernousov. El noruego Martin Johnsrud Sundby quedó cuarto a un suspiro de la medalla.
La fiesta rusa no concluyó allí, porque poco después llegó un oro en el bobsleigh.
Alexander Zubkov, Alexei Negodaylo, Dmitri Trunenkov y Alexei Voevoda se llevaron el triunfo bajo la mirada del primer ministro ruso, Dmitri Medvedev, con un tiempo combinado de 3:40,69 minutos. El cuarteto letón se ubicó segundo a nueve centésimas y celebró su primera medalla olímpica en el bob. Estados Unidos logró el bronce a 0,39 segundos de los ganadores.
Gran parte del triunfo ruso fue obra, sin embargo, de dos atletas nacidos muy lejos de Sochi. El patinador de velocidad de origen surcoreano Victor An, con tres oros y un bronce, se coronó como la máxima figura de los Juegos. Y el estadounidense nacionalizado ruso Vic Wild colaboró con otros dos primeros puestos en snowboard.
Con el medallero ya definido, la última gran final de los Juegos perdió algo de emoción. Y Canadá se encargó de quitarle toda incertidumbre, porque dominó la final ante Suecia de principio a fin y defendió con autoridad su trono olímpico.
Liderada por el astro Sidney Crosby, autor del segundo gol del duelo, Canadá se convirtió en la primera selección de hockey masculino que gana dos oros consecutivos desde la Unión Soviética en 1988.
Fue el noveno oro olímpico para los jugadores de hockey canadienses, que ganaron tres de los último cuatro. Suecia, campeona del mundo, conquistó su segundo y último metal dorado en Turín 2006.
La jornada se cerró poco después con un espectáculo lumínico y coreográfico en el estadio Fisht.
“Declaro cerrados los XXII Juegos Olímpicos de invierno de Sochi y, como marca la tradición, llamo a la juventud del mundo a reunirse dentro de cuatro años en Pyeongchang”, dijo el presidente del Comité Olímpico Internacional (COI), el alemán Thomas Bach, antes de darle lugar a una de las sorpresas de la noche: un gigante oso polar de peluche que extinguió la llama olímpica al soplar con todas sus fuerzas.
Rusia cerró así 17 días de competencias que hicieron olvidar la mayor parte de las polémicas que pendían sobre la cita: amenazas terroristas, la cuestionada ley “antigay”, denuncias de corrupción y problemas organizativos.
Con el pasar de los días se fue esfumando cualquier atisbo de complicación, algo posible en gran medida gracias a los más de 50.000 millones de dólares que se invirtieron en la cita olímpica más cara de la historia.
Sólo los casos de doping, que implicaron hoy al esquiador de fondo austríaco Johannes Dürr y el jugador sueco de hockey sobre hielo Nicklas Bäckström, empañaron la fiesta perfecta de los anfitriones.
Los seis positivos superan ampliamente el único caso ocurrido en Vancouver 2010 y se ubican apenas por debajo del récord de siete de Turín 2006 y Salt Lake City 2002.
“El número de casos no es muy relevante, lo importante es que el sistema funciona”, dijo Bach, que no tuvo ninguna duda al dar su veredicto sobre los Juegos: “Fueron tremendamente positivos”.