Por Thomas Körbel/Maren Hennemuth
Moscú/dpa/AFP
En la disputa con Estados Unidos por una serie de nuevas sanciones aprobadas por el Congreso, Rusia salió hoy a la ofensiva y anunció la expulsión de diplomáticos estadounidenses como represalia.
Washington deberá reducir su personal de la embajada y los consulados a 455 personas hasta el 1 de septiembre, informó el Ministerio de Relaciones Exteriores. Se trata de la misma cifra de diplomáticos rusos que hay en la actualidad en Estados Unidos, después de que el entonces presidente Barack Obama expulsara a 35 a finales de diciembre.
El ministerio también anunció que hasta el 1 de agosto cerrará dos casas cercanas a Moscú que utiliza el personal estadounidense. Y el Gobierno ruso se reserva el derecho a tomar más represalias.
Las medidas son la respuesta de Moscú a las nuevas sanciones que aprobó con amplia mayoría el Senado estadounidense el jueves, que en opinión de los rusos demuestran la política agresiva de Estados Unidos respecto de Rusia.
«Nosotros somos siempre muy contenidos y pacientes, pero alguna vez tenemos que responder», había dicho el jueves desde Finlandia el presidente ruso, Vladimir Putin, en su primera reacción pública a las sanciones previstas. «Es insoportable seguir tolerando interminablemente estas maldades contra nuestro país».
Putin dio su visto bueno a la decisión, dijo hoy el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, citado por la agencia Tass. «Naturalmente que estas medidas no son posibles si el presidente no las aprueba». Las sanciones estadounidenses aún no han entrado en vigor, pero Rusia no quiere esperar a la firma del presidente Donald Trump, ya que técnicamente ya están aseguradas.
Las dos medidas rusas se consideran una respuesta largamente preparada a anteriores sanciones por parte de Estados Unidos. La de reducción de personal se remonta seguramente a la expulsión de diplomáticos por parte de Obama. Putin había renunciado a tomar represalias en ese momento.
Y Moscú y Washington llevan meses enzarzados en una disputa por dos propiedades rusas en Estados Unidos. Las autoridades norteamericanas creen que desde allí se llevaban a cabo operaciones de inteligencia y ataques de hackers, algo que Rusia niega. Los edificios, situados en Nueva York y Maryland, fueron cerrados.
El Congreso estadounidense aprobó esta semana sanciones más duras contra Rusia. Tras la luz verde de la Cámara de Representantes, también el Senado las apoyó por 98 votos de un total de 100.
Las medidas apuntan a los principales sectores económicos, entre ellos el energético, fundamental para Rusia. Los legisladores castigan así el papel ruso en el conflicto en Ucrania, así como la presunta intervención de Moscú en las elecciones estadounidenses. Las sanciones ya existentes desde 2014 serán ampliadas y se aplicarán nuevas por el apoyo ruso al Gobierno sirio. El Congreso aprobó también sanciones contra Irán y Corea del Norte.
Los legisladores pusieron asimismo barreras a la política de Trump hacia Rusia, pues se aseguraron de que el presidente no pueda levantar las sanciones sin aprobación del Congreso. Los demócratas, pero también los republicanos, ven con suspicacia la cercanía entre su Gobierno y Moscú.
El jefe de Comunicación de la Casa Blanca, Anthony Scaramucci, dio a entender que Trump podría vetar la ley, pero en ese caso podría considerarse que hace concesiones al Kremlin, algo que jugaría en favor de sus enemigos.
Trump ya está bajo sospecha de haber colaborado en la campaña electoral con los rusos para ganar.
Sin embargo, las medidas no solamente empeoran las relaciones con Rusia, sino con la Unión Europea (UE), porque las sanciones se aplican también a las compañías europeas que colaboren con Rusia. El presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, amenazó el martes con represalias.
Los críticos acusan a Estados Unidos se perseguir sus propios intereses económicos con las sanciones al castigar a los europeos que colaboran en proyectos energéticos con compañías rusas.
El viceministro ruso de Exteriores, Serguei Ryabkov, afirmó que si Estados Unidos aplica más sanciones, Rusia tomará «medidas, tanto equivalentes como asimétricas».
Washington tiene que parar la espiral de sanciones, afirmó citado por Interfax. Las medidas rusas contra los diplomáticos estadounidenses son la respuesta a las actuaciones ilegales de Estados Unidos, «sobre todo la orgía antirrusa del Congreso americano».
En teoría, el mandatario estadounidense, quien intenta mejorar las relaciones con Rusia -para pesar de muchos legisladores- puede vetar el proyecto del Congreso. Pero sería una decisión poco duradera.
El Congreso solo tendría que volver a votar el texto, con una mayoría de dos tercios, para superar el rechazo de Trump. En general, los presidentes intentan evitar tal humillación.
El texto también prevé un mecanismo inédito que no gusta a la Casa Blanca: los congresistas podrían interponerse si Trump decidiera suspender las sanciones existentes contra Rusia.
El presidente Putin lamentó el jueves la «insolencia» de Estados Unidos.
«Vemos simplemente un crecimiento de la histeria antirrusa», subrayó. «Es muy triste que las relaciones ruso-estadounidenses sean sacrificadas» por fines políticos internos, añadió.
La Comisión Europea dijo este viernes que permanece «vigilante» ante las medidas estadounidenses, que podrían afectar al sector de la energía en el Viejo Continente.
«Estamos observando este proceso de muy cerca, con gran atención. Examinamos cuál es la evolución y seguiremos de cerca la aplicación práctica de esta ley, cuando entre en vigor y si lo hace», dijo en rueda de prensa el portavoz comunitario Alexander Winterstein.
A varios países europeos les preocupa que esta ley permitiría a Trump sancionar a empresas que trabajan en oleoductos procedentes de Rusia.
Además, la medida fisura también la unidad acordada entre Washington y Bruselas frente a Rusia desde la anexión de Crimea, en 2014. Hasta ahora, las sanciones se coordinaban entre los dos lados del Atlántico.