Moscú/PL
Antonio Rondón García
Pese a sus diferencias religiosas y geopolíticas, Rusia, Irán y Turquía vuelven a demostrar su intención de completar un boceto para la futura paz Siria, muy a pesar de Occidente.
Mientras en esta capital, los cancilleres de Rusia, Irán y Turquía analizan fórmulas para llevar a la práctica decisiones del proceso de negociaciones de Astaná para la paz en Siria, en Occidente se escuchan planteamientos totalmente injerencistas.
Así, el presidente francés, Emmanuel Macron, habla de la necesidad de macronntener las fuerzas de su país, Estados Unidos y el Reino Unido en Siria, cuando nadie en la ONU dio autorización para la entrada de tales fuerzas al conflicto.
En tiempos cuando todo parece indicar que Estados Unidos puja por eliminar el sistema internacional de la posguerra, vigente desde 1945, y con ello la ONU, este se une a París y Londres para demostrar un total irrespeto por la Carta de ese órgano.
A diferencia del trío reunido en esta capital, garante del cese de hostilidades en Siria, la alianza occidental para nada acata lo previsto en la resolución 2254 del Consejo de Seguridad (CS) de la ONU sobre la solución del conflicto en el estado levantino.
La resolución recalca la necesidad de una lucha sin cuartel contra el terrorismo, el fin de hostilidades y creación de zonas de paz, la necesidad de conservar la integridad territorial siria, el acceso de ayuda humanitaria y un proceso político inclusivo.
Pero en esa resolución se evitó mencionar, en aras del consenso en el CS de la ONU, la ilegal presencia militar estadounidense, sobre todo, en el norte de Siria y en específico en la orilla oriental del río Éufrates.
Durante una conferencia de prensa conjunta, al concluir la cita tripartita, el ministro ruso de Asuntos Exteriores, Serguei Lavrov, opinó que el proceso de Astaná se mantiene firme, a pesar de las acciones de Occidente para anularlo.
Tenemos varios aspectos cruciales, declaró Lavrov, para resolver el diferendo sirio.
El primero, afirmó, está relacionado con las zonas de distensión, una creación neta de las rondas de conversaciones en la capital kazaja, que se iniciaron en enero de 2017. Hasta el momento, se crearon cuatro de esas zonas.
Para el jefe de la diplomacia rusa, en ese caso es importante señalar que de ello se exceptúan a los grupos terroristas y formaciones asociadas. Por ello, es necesario que los grupos armados opositores se deslinden de los terroristas, recalcó.
Un segundo punto está relacionado con el aspecto humanitario del proceso de paz, en el cual, estima Lavrov, será necesaria una mayor participación de la ONU, para permitir una regreso más acelerado a la vida pacífica en el sufrido estado levantino.
Naciones Unidas es responsable por el regreso de civiles a los lugares de origen de la población siria, en un proceso, en el cual, afirmó, Rusia está involucrada plenamente, aunque casi en solitario.
Un tercer aspecto está vinculado a la importancia de la aplicación de 12 conceptos incluidos en la Declaración de Sochi, al término del Congreso de Diálogo Nacional Sirio, celebrado en ese sureño balneario ruso, el 29 de enero pasado.
Pero contrario a tales esfuerzos está la actitud de Occidente. Primero de reducir con todo el arsenal de sus medios de prensa la importancia y avances del proceso de Astaná, donde conversan jefes de grupos armados y representantes del gobierno sirio.
Además, Washington y sus aliados occidentales crean nuevas formaciones armadas contra el gobierno sirio, mientras declaran que su presencia es necesaria para combatir al movimiento terrorista Estado Islámico (EI).
Otro aspecto es la creación de situaciones como el montaje de un supuesto ataque químico en la ciudad de Duma, en la región de Ghouta Oriental, para justificar agresiones como la del pasado día 14, antes de llegar allí inspectores internacionales.
Occidente reaccionó de forma brusca a la presentación en la Organización para la Prohibición de Armas Químicas (OPAQ), donde quedó en evidencia la falsedad de sus argumentos sobre un presunto ataque químico en Duma.
Los inspectores de la OPAQ, tras una revisión preliminar, debieron reconocer que no hallaron evidencia alguna del uso de sustancias tóxicas en las zonas inspeccionadas.
Aún, así los titulares de la prensa occidental insistían en su teoría de que Rusia intentó incidir sobre la pesquisa de la OPAQ o que la presentación de los testigos era una farsa.
Es la misma prensa que apoyó la agresión de Washington, París y Londres contra el estado levantino, sin mandato de la ONU, ni evidencia alguna de ese hecho y antes de que llegaran allí los especialistas de la OPAQ.
Crece la tensión de los medios de prensa rusos para romper la barrera mediática occidental en el tema sirio, del supuesto envenenamiento del doble agente Serguei Skripal o de las acusaciones de injerencia en procesos políticos occidentales.
Aún así, Damasco cada vez agrega más zonas bajo su control, dominadas hasta hace poco por grupos armados, y se piensa en serio en una etapa de reconstrucción. Por ello, la reunión tripartita de los garantes de la paz siria parece está más cercana al mundo real, en lugar del que, a menudo, crea Occidente para prolongar el sufrimiento del pueblo sirio.