Página de inicio » Articulos » RUTILIO GRANDE Y LA HISTORIA QUE SE REPITE: De la Dictadura Militar a la Dictadura de Bukele

RUTILIO GRANDE Y LA HISTORIA QUE SE REPITE: De la Dictadura Militar a la Dictadura de Bukele

Por David Alfaro
13/03/2025

El 12 de marzo de 1977, un grupo de guardias nacionales interceptó el vehículo en el que viajaba el sacerdote jesuita Rutilio Grande, junto a Manuel Solórzano y Nelson Rutilio Lemus, dos campesinos que lo acompañaban. Sin mediar palabras, los acribillaron con fusiles G-3. La violencia con la que fueron asesinados respondía a un claro mensaje del régimen militar salvadoreño: todo aquel que defendiera a los pobres y denunciara las injusticias, sería considerado un terrorista subversivo enemigo del Estado.

El crimen de Rutilio Grande, más que un hecho aislado, representó un punto de quiebre en la historia del país. Su asesinato fue una advertencia a la Iglesia comprometida con los desposeídos, y en particular, sacudió profundamente la conciencia de Óscar Arnulfo Romero, quien hasta entonces había sido un obispo de perfil moderado. La muerte de Rutilio lo transformó en un férreo defensor de los derechos humanos, una lucha que le costaría la vida tres años después.

Pero, ¿qué enseñanzas nos deja el asesinato de Rutilio Grande y cómo se refleja su historia en la actualidad?

2025: Una Dictadura con Nuevas Máscaras

Durante los años 70, El Salvador estaba gobernado por regímenes militares que, bajo el pretexto de combatir la subversión, perseguían, encarcelaban y asesinaban a quienes cuestionaban el statu quo. La represión no hacía distinción entre trabajadores organizados y sacerdotes que simplemente predicaban el evangelio desde una perspectiva de justicia social. Para la oligarquía y los militares, hablar de derechos de los pobres era una amenaza al sistema.

Hoy, casi medio siglo después, El Salvador vuelve a estar bajo una dictadura, aunque con un rostro más sofisticado: el de Nayib Bukele. Su régimen no utiliza aún los escuadrones de la muerte como los de la década de 1970, pero sí ha perfeccionado otras formas de represión. El Estado de Excepción, la persecución política, la guerra jurídica, el encarcelamiento de opositores sin debido proceso y la persecución de la prensa crítica, han convertido al país en un Estado policial donde el miedo es la norma.

Bukele, al igual que los militares de antaño, ha impuesto un discurso en el que todo aquel que se atreve a cuestionar su poder es un enemigo del Estado. Su régimen, con la excusa de la «guerra contra las pandillas», ha llenado las cárceles de miles de personas sin pruebas, incluidos muchos inocentes, del mismo modo que en los años 70 se encarcelaba y asesinaba a cualquiera que fuera etiquetado como «comunista».

Los Nuevos Rutilios

Si en los años 70 la Iglesia y algunos sectores académicos eran vistos como amenazas para el régimen, hoy son los periodistas independientes, los activistas de derechos humanos y cualquier voz disidente quienes están en la mira de la dictadura de Bukele.

Los métodos han cambiado, pero la esencia es la misma. En lugar de sicarios que disparan desde un carro, hoy hay troles que difaman, amenazan y hacen llamadas anónimas; jueces serviles que dictan órdenes de captura; espionaje con software como Pegasus y un aparato estatal que vigila y persigue a quienes se atrevan a desafiar la narrativa oficial.

Si Rutilio Grande viviera en la actualidad, su destino no sería muy diferente. Su prédica en favor de los pobres, su denuncia contra las injusticias y su valentía al señalar los abusos del poder lo convertirían en blanco de la maquinaria propagandística de Bukele. Lo llamarían «enemigo del pueblo», «defensor de criminales», etc. Probablemente, lo acusarían de financiar el «terrorismo» y la FGR le armaría un caso, bajo los mismos pretextos que hoy utilizan contra los periodistas y líderes comunitarios que se atreven a cuestionar al régimen.

Conclusión: La Historia No Ha Terminado

El asesinato de Rutilio Grande marcó el inicio de una era de mayor violencia y represión en El Salvador, que culminó en una guerra civil de doce años. Su muerte fue un símbolo de la lucha por la justicia en un país donde el poder se sostenía a base de sangre y terror.

Hoy, bajo la dictadura de Bukele, la represión ha regresado con otras herramientas, pero con el mismo objetivo: silenciar a quienes denuncian las injusticias. La historia de Rutilio Grande no es un capítulo cerrado, sino un recordatorio de que los regímenes autoritarios, tarde o temprano, siempre se revelan por lo que son.

La pregunta es: ¿seremos capaces de aprender de la historia o dejaremos que se repita una vez más?

Ver también

La histórica “Casona” de la Universidad de El Salvador

Dr. Víctor Manuel Valle Monterrosa Enfrente al costado poniente de la Catedral Metropolitana y al …