SABOTAJE

(Dedicado a los maestros de ANDES 21 de Junio)

Francisco Tomás Orellana Calles
Maestro

Eran tiempos de lucha y esperanza…también de falsedad y perfidia y de ganancia para los turbios y los sucios.
– ¿Se da cuenta usted? Hoy todo está raro… todo está perturbado, ailment search hasta los maestros que deberían dar el ejemplo, view cialis ahora andan protestando por las calles.
– Es verdad, seek y créame, en todos los años que he lustrado zapatos en este parque nunca había visto manifestaciones tan grandes como éstas de los maestros.
Aquella asamblea era decisiva, además de emblemática para el movimiento magisterial, por tanto, había sido cuidadosamente organizada considerando todo posible imprevisto. Objetivo: Aprobación de acuerdos para brindar solidaridad y apoyo económico a maestros en paro.
Con asistencia impresionante y disciplina ejemplar, se iniciaba la asamblea a la hora señalada. Entre las figuras más destacadas estaba él, Lucio Turcio, líder indiscutible, persuasivo e intrépido, siempre dispuesto a asumir riesgos por grandes que éstos fueran. Eso a nadie extrañaba, por algo su misma consigna de lucha era: “Lo que otros no se atreven a intentar, para mí ya es desafío.”
Las propuestas eran simples y concretas: Donar un día de sueldo “per cápita” o aplicar un descuento porcentual al salario de un mes; no obstante, las intervenciones eran numerosas y a veces hasta redundantes. Entonces fue cuando con voz enérgica y fulminante, Lucio pronunció su discurso, en el que en alguna de sus partes decía: “Sí, compañeros, es una infamante vergüenza que mientras unos valientes se exponen a todo lo peor, nosotros estemos aquí regateando en forma infinitamente mezquina una modesta… modestísima ayuda económica para impulsar tan noble como grandiosa lucha que nuestros hermanos han iniciado ya. ¿Qué pueden significar unos cuantos centavos ante la magnitud de esta justa causa? ¿Cómo esperamos ser juzgados por la posteridad, como mezquinos e inconsecuentes o como magnánimos y solidarios?”
Para cerrar su amplia y exaltada intervención expresó: “Mi propuesta es sencillamente que cada uno done un mes completo de salario”.
Silencio absoluto… El auditorio quedó perplejo y anonadado. Ante discurso tan encendido y tan generosa propuesta, nadie se atrevió a exponer algo en contra, sin embargo súbitamente surgieron rechiflas, protestas y gritos de rechazo e inconformidad.
Alguien lleno de entereza y valentía se atrevió a hacer un llamado a la cordura, pero todo fue inútil, la situación estaba fuera de control y el desorden era total ¡SABOTAJE PERFECTO!
El ardid de proponer algo imposible con retórica desbordante y astucia maquiavélica había funcionado admirablemente.
Luego en ambiente de “altas esferas”:
– Felicitaciones, Turcio, misión cumplida. Supe que te luciste y de paso debés saber que ya tenés mi aprobación para tu beca.
-Gracias, jefe.
-Es que te lo merecés.
Por su parte, un colega honesto y perspicaz me comentó: “Esta asamblea me ha hecho reflexionar sobredos cosas: Primera, que el enemigo interno y críptico es el mayor peligro para nuestra superación y segunda, que a Lucio Turcio le vendría bien cambiar la “c” de su apellido por una “b”.”
-¿Y qué tal si la “L” inicial de su nombre Lucio, la cambiara por una “S”? – insinúe yo.

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