Diario Co Latino 134 años comprometido con usted
Artículos relacionados
Oscar López
@OscarCoLatino
El sacerdote Alejandro Marina instó a la feligresía católica congregada en la Cripta de Catedral Metropolitana a “vivir una vida de comunidad” en la que se ponga en practica la inclusión de todas las personas.
“Como comunidades es importante estar atentos a la necesidad del hermano. Como hombres y mujeres cristianos debemos estar atentos a aquel que necesita nuestra ayuda”, dijo Marina.
El sacerdote explicó a los feligreses que la disposición de ayudar no implica únicamente un aporte monetario. “No solo ayuda monetaria o de alimento, también es importante el afecto, apoyarnos, querernos, debemos ser cuidadores de la otra persona”. De igual forma, el sacerdote explicó a los feligreses que es necesario fomentar la paz, convivencia, hermandad y una vida comunitaria en la que todos los ciudadanos tengan la oportunidad de buscar su desarrollo personal y contribuir al desarrollo de la sociedad.
“El gran problema del mundo es que por problemas económicos, por acciones de distintos tipos, muy pocos tienen posibilidades en muchos ámbitos de la vida, pero el gran sueño de Dios es que todos tengamos posibilidad de vida plena”, afirmó el religioso.
Marina comparó algunas fiestas que se celebran en la iglesia y por las cuales hay alegría, el sacerdote explicó que así como esas fiestas, Dios prepara un banquete el cual debe ser disfrutado día a día.
“Cada vez que logramos hacer conciencia de la presencia de Dios en nuestra vida y hacemos que nuestra vida sea una al estilo de comunidad, de familia, de pueblo, donde todos tengan oportunidades, donde todos tengan acceso a aquello que necesitan para vivir”, externó Marina a los feligreses.
El religioso explicó a los feligreses que la Iglesia Católica es “una iglesia en salida” que sale al encuentro de todos, “es una iglesia que no tiene miramientos de exclusividad, al contrario, es una iglesia inclusiva”.
San Ireneo decía que la “gloria de Dios es que el hombre viva”; monseñor Romero lo tradujo a que “la gloria de Dios es que el pobre viva”. Monseñor Romero en un homilía de noviembre de 1977 comentó: “se me horrorizó el corazón cuando vi a la esposa con sus nueve niñitos pequeños, que venía a informarme. Según ella lo encontraron [al esposo] con señales de tortura y muerte. Ahí está esa esposa con esos niños desamparados. Es necesario que tantos hogares que han quedado desamparados como este reciban la ayuda. El criminal que desampara un hogar tiene obligación en conciencia de ayudar a sostener ese hogar”.
Por lo que su mensaje es actual y coincide con lo expresado por Marina, quien instó a los feligreses a ayudar a los que lo necesitan.
